Destacado

    Lorena Piñón Rivera

    Consummatum Est
    En el librero de la casa, había un estante reservado para los libros de consulta que utilizábamos mis hermanos y yo. Los tomos rojos de la enciclopedia Quillet se fueron despegando de su parte superior, porque el benjamín de la familia se esforzaba para sustraer cada uno de los pesados ejemplares.
    Los libros de texto gratuito de pasta elaborada con cartulina se fueron perdiendo en la dimensión desconocida con el avance de cada año escolar; sin embargo esa fantástica colección de los Quillet cumplió con su mandato hasta el último año de bachillerato de mi hermano menor. Debo admitir que mi querida enciclopedia infantil se encuentra estoica hasta la actualidad, completa en todas sus páginas, refugiada en una caja y a la espera de ser restaurada en su empastado.
    Esta pandemia me ha permitido reencontrarme con recuerdos vivenciales de mi instrucción primaria. Estoy asistiendo a mi pequeño Santiago con sus clases de quinto grado y por esta razón me he llevado la grata sorpresa de que la Secretaría de Educación Pública no sólo tiene disponibles de forma electrónica los libros de texto que se usan actualmente, sino que también cuentan con las versiones de los libros que acompañaron mi instrucción primaria en San Rafael, Veracruz.
    El fin de semana Santiago me acompañó en ese viaje al pasado, intercambiando lecturas en voz alta. Por azar, eligió un cuento llamado «Un tapete de mentiritas». Disfruté mucho su enunciación y fue divertido ver de nueva cuenta en la computadora, esas dos páginas ilustradas que originalmente fueron impresas en papel revolución.
    Pero no es lo mismo disfrutar un texto de mi etapa escolar en segundo año, que padecer un tapete de mentiritas por parte de las autoridades federales en materia de salud. En diciembre de 2019, el seguro popular fue anulado y surgió el INSABI, organismo que pretende conceder de manera efectiva, servicios de salud gratuitos para toda persona que no cuente con seguridad social laboral.
    Las buenas intenciones fueron pronto superadas por la realidad y fue evidente que la ausencia de reglas de operación provocó un mal servicio y desabasto de medicamentos. La mejora de la atención médica universal fue una mentira, que se agudizó con el impacto de la pandemia por coronavirus.
    Pero hay aún más, se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la estructura orgánica del INSABI y es espeluznante la opinión la exsubsecretaria de Salud que dejó el gobierno federal por violencia de género y por discrepar con las estrategias de Hugo López Gatell. Assa Cristina Laurell afirmai: «Contrario a una de las intenciones de la desaparición del Seguro Popular, que fue ahorrar los recursos gastados en su estructura a nivel federal y en los estados, la orgánica del Insabi es más grande y costosa, porque hay nuevos puestos y tiene niveles de remuneración más altos; también cuenta con unidades y 49 coordinaciones».
    Esto quiere decir que crearon más burocracia dorada y de pilón, publican el 30 de julio en el DOF, un acuerdo que supuestamente tomaron el 17 de enero de 2020; el problema es que esa reunión de principios de año se canceló, ¿serán capaces de operar con reglas que legalmente no se deliberaron? Esto es una muestra más de que el Insabi está cimentado en un tapete de mentiritas.
    Consummatum: Las malas decisiones económicas del gobierno federal trajeron como consecuencia que la inversión privada en nuestro país acumule ya 5 trimestres seguidos de retrocesos. EL Presidente del PRI Alejandro Moreno ha referido que si el 2020 es preocupante, el 2021 será peor. Se alejará la inversión y quienes sufrirán son los empresarios, los trabajadores, las familias mexicanas. Tw: @lorenapignon_
    Secretaria Nacional de Gestión Social del PRI

    Hacer Comentario