Inocencio Yáñez Vicencio
Los estados están organizados unitaria o federalistamente, presentando fuera de este dualismo las autonomías españolas y el regionalismo italiano. Así como Francia es el prototipo del Estado Unitario, Estados Unidos es el prototipo del Estado Federal. No hay un Estado Federal igual a otro, por eso es difícil construir una teoría del federalismo.
Cada Estado Federal responde a un contexto concreto y a necesidades especificas.
La comparación que acostumbramos a hacer del nuestro con el norteamericano carece de sentido si no partimos de las siguientes premisas: el territorio que hoy ocupan los Estados Unidos fue conquistado y poblado por hombres y mujeres que huían de una monarquía y de relaciones feudales, con cartas privadas u oficiales, destacando entre lo más sano y emprendedor; no se mezclaron con los nativos pero entre ellos se organizaron en libertad, tan es así que cuando decidieron romper con la Metrópoli, lo hicieron para defender las libertades de que gozaban; su independencia no la realizaron los colonizados contra los los colonos, la hicieron los colonos y con mayor precisión, la llevaron a cabo trece colonias, que tenían cartas con fuerza vinculante y algunas Constituciones.
Al territorio que hoy ocupa México llegaron un puñado de 600 personas salidas, buena parte de ellas, de hospitales y cárceles, sumados a otro tanto de meros aventureros financiados por la reciente unión de los reinos de Castilla y Aragón; aquí hubo mestizaje pero a la vez una conquista física y espiritual durante trescientos años, la independencia se realizó fundamentalmente luchando nativos y criollos contra los colonizadores; la bandera de los independentistas era la libertad, porque aquí teníamos esclavitud.
Mientras las colonias se confederaron primero y después se federaron para unir lo que estaba dividido, nosotros echamos mano del federalismo para evitar que se desuniera lo que amenazaba con terminar en un sinnúmero de repúblicas. Esa es la razón por la cual los estados de la Unión Americana, al dar vida al Estado Federal, conservaron muchos poderes originarios que les permiten hasta organizarse electoralmente de manera particular, en tanto México tendió siempre a evitar trasladar más funciones a la periferia
El federalismo es neutro. La URSS fue federalista. El Brasil militarista fue federal. No obstante el liberalismo coincide con el federalismo como técnica de distribución del poder. El federalismo debe ser utilizado para limitar la concentración de poderes. Cuando los pueblos echan mano de la bandera del federalismo, una vez adoptado, es porque la unión no se consolidó o porque hay un poder que no sabe de límites ni respeta los derechos de las unidades que lo conforman.
En estos momentos los estados de la Federación que han levantado la bandera del federalismo no es para separarse de la Unión, es para reclamar equidad en la distribución del presupuesto federal, cosa que no hubiera sucedido si tan sólo fueran escuchados, atendidos, respetados en sus derechos y funcionaran bien los órganos de la República, porque ellos y todos sabemos que no es fácil lograr en este ramo la equidad, aunque suene muy bonito, porque el presupuesto es el mejor recurso para abatir rezagos entre los estados, pero tampoco es justo que la CDMX tenga un estatutos de privilegio. Este reclamo obedece a que se han destruido las instituciones republicanas y los dineros se sacan de fondos y partidas que tienen reglas de operación para enviarlos a la bolsa de Amlo, para que siga comprando voluntades y votos con sus limosnas.
La bandera federalista busca reordenar el presupuesto federal, no la organización política y menos separar a algunas entidades, lo que demanda un trato correcto, no descalificaciones. No veo detrás a nadie. Pareciera que Amlo necesitaba darle cuerpo a sus conservadores que tanto estuvo invocando que decidió darles vida en FRENA, para que viéramos que tenía razón. No FRENA es fascista, no vamos a reemplazar una tiranía por otra. Los estados que hoy levantan la bandera del federalismo sólo quieren que el presupuesto se distribuya de tal forma que que les alcance para darle al pueblo medicamentos, médicos, clínicas, hospitales, escuelas, profesores, carreteras, seguridad, empleo… nadie pide que no haya becas y apoyos, lo que no puede hacerse es repartir limosnas a cambio de dejar a los niños con cáncer sin sus medicamentos, a los pacientes sin medicinas, a las mujeres sin guarderías, a las escuelas sin apoyos, a las universidades sin recursos , a la ciencia en el abandono, a las comunidades aisladas… y menos por construcciones caprichosas.
Tienen razón al reclamarle al presidente como tiene tiempo para atender a la mamá del Chapo, perdón, el señor Joaquín Loera y no para atender a las autoridades de diez estados. Dejemos claro. El pueblo no cuestiona al gobierno de Amlo por ser de izquierda sino por no llevar a cabo ninguna acción de izquierda. La realidad es que los anticomunistas siempre han resultado mucho peor que los comunistas. Lo malo de Amlo es que al ponerse, como Hitler, la careta socialista, le ha hecho mucho daño a la izquierda, porque únicamente ha servido para desilusionar a la gente y despertar el monstruoso anticomunismo. El levantamiento de los estados no debe caer en la privación de Amlo. Al cerrarle las puertas los orilla a la violencia. No caigan en esa trampa. Recuerden que Hitler después del incendio del Parlamento, se puso a matar comunistas. Ganen adeptos. En la medida que el pueblo descubra que Amlo es una engañifa y una estafa, se caerá. Pelearse con todos y al mismo tiempo es la tumba de cualquier gobierno. Su error fue autonombrarse de izquierda cuando no es otra cosa que, como dijera el maestro emérito de la UNAM, Roger Bartra, un proyecto conservador y reaccionario, y ese proyecto está moralmente derrotado por la historia, nos toca ahora a nosotros derrotarlo políticamente.
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