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    Inocencio Yáñez Vicencio

    Soy un afortunado de leer trabajos que expresan beneplácitos a la alianza opositora. Enhorabuena provocar el debate. Creo que urge después de experiencias nada sanas que se han dado.
    Efectivamente las alianzas permitieron a la democracia esclavista apuntalar lo que Aristóteles llamaría el régimen que privilegiaba la contemplación. Por cierto sin que la hegemonía demócrata renunciara a su ideología igualitaria.
    La Roma antigua basó su gloria en las alianzas. Igual, sin renunciar a su ideología esclavista e imperialista. El Feudalismo y después las monarquías absolutas se sustentaron en alianzas. Lo mismo se hicieron en base a su ideología patrimonial y teológica.
    La historia de la Revolución francesa es la historia de las alianzas.
    El Tercer Estado es finalmente el triunfo de la burguesía incorporando a los nobles y miembros del clero para ser mayoría y lograr no votar como cuerpo sino como cabezas en la reunión de los estados para convertirse en Asamblea Nacional y más tarde declararse Asamblea Constituyente.
    Nadie con el más mínimo de conocimiento podría decir que renunciaron a su ideología. Para prueba están los discursos de Sieyés, Mirabeau, Condorcet… No, no se puede exorcizar la ideología de nadie. Quienes más atacan las ideología son quienes más responden a una ideología o a una retacería de ideología como el fascismo. La Iglesia Católica responde a una ideología, el día que someta su credo a la ciencia se acaba, su verdad es revelada. Combate a Maquiavelo y es quien más se ha servido de la razón de Estado. No, ya no queremos hipocresías.
    Que nadie se desprenda de su ideología. Que cada quien se presente con su ropaje. Fuera máscaras. Oportunamente le advertí al PRD que en virtud de que su alianza con el PAN era una alianza de poder, exclusivamente para sacar al PRI y entrar ellos, los llevaría a su pérdida de identidad, porque mientras al PAN le servía para lavar su historia reaccionaria, al PRD lo desteñía.
    Obrador entendió bien, por eso quedó a salvo, pero no el PRD, que quedó atrapado en la mercadería política.
    Hoy es distinto, porque la alianza lleva como bandera la restauración de la República, que es una bandera que trasciende la lucha partidista, porque no sólo afecta a los actores sino también las reglas del juego.
    Sabemos que es polivalente el concepto de ideología, que va de la distorsión de la realidad hasta la idea que tiene seguidores. Para los marxistas la única ideología que es verdadera es la ideología de la clase trabajadora, porque solo ella se interesa en mostrar la realidad tal cual.
    Lo cierto es que cada uno de los partidos responde a una visión de la vida y del mundo. Necesitamos que los partidos hagan un lado por ahora su ideología, que es lo que creo que se quiso decir, pero no que se desprendan para aliarse, porque el propósito de hoy debe hegemonizar los otros propósitos partidistas. Hablo de hegemonía como la entienden Gramsci, Poulantzas, Laclau.
    Esta alianza del PAN, PRI y el PRD es una alianza contra ese populismo que tiene sus raíces en aquél populismo que Lenin denunció como rémora anticapitalista por ir contra la historia y el desarrollo de las fuerzas productivas, que en México está destruyendo la división de poderes y los límites del poder, que nos deben permitir pasar de una libertad formal a una libertad real.
    Abramos la discusión, porque sólo de la discusión puede brotar las luces que nos permitan limitar, como dijera Montesquieu, al poder con el poder mismo. La oposición únicamente quiere restablecer el equilibrio de la República, mientras Amlo y Morena, ya lo dijo Mario Delgado, ve a los que sólo son sus adversarios como un tumor y como todos los tumores deben extirparse, dejan claro que no buscan vencer sino eliminar, extirpar al contrario. Contra la calamidad que representan Amlo y Morena, es válido aliarse, llevando como bandera hegemónica la ideología republicana.

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