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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

    Hace un año, a las ocho de la noche, ya habíamos cenado… estábamos viendo una peli, cuando a su cel, un número desconocido la convocaba a contestar. Pusimos la “Pausa” y respondió.

    Hago una pausa por la “Pausa”: amo ir al cine, es más, extraño ir al cine, a las salas, acomodarme entre la fila D, F o G, mero enmedio, y perderme por casi dos horas en una historia pasando frente a mis ojos. Si es posible, disfrutar de una crepa con queso Filadelfia, mermelada y jamón, aunque realmente disfruto más la cara de quien me atiende por pedirle que le agregue el jamón. La pandemia, quizás en breve tiempo, haga realidad una de mis fantasías en la sala de un cine, la próxima vez que vaya: el espacio de una butaca entre mi persona y un desconocido. No sé si sea el único, pero el contacto, el roce, el leve contacto con desconocidos, me genera un malestar, una incomodidad, que me obliga a replegar y repegar mi cuerpo hasta donde me es posible, al lado de la Mujer.

    La pandemia nos llevó a ver películas en la plataforma de moda… no, la de moda es la de Disney… me refiero a Netflix y hasta acudimos en un momento dado a buscar en YouTube.

    Hay quien considere que ver una película en casa, amontonados en el sofá por los fríos propios de la temporada, acompañados de unas palomitas, quizás refresco, una pizza y una copa de vino, sea un buen motivo para unir a los integrantes de la familia para un momento de paz y sosiego… ¡pero no!

    Hay muchos factores que hacen que una película en casa rompa la armonía de quien gusta perderse por casi dos horas en una historia pasando frente a sus ojos… o sea Yo:

    1.- No entiendo cuál es el motivo para que las vejigas de tu Mujer, de tu sobrino, de tu suegra y hasta cuñada se relajen en casa y no mantengan el mismo control que cuando están en una sala de cine… “¡Pausa! Voy al baño!”

    2.- ¿Por qué es más fácil contestar la llamada de la comadre, del amigo, del pariente, en la sala de la casa mientras se ve una película, que cuando se está en la sala del cine y te dicen que mantengas en silencio tu celular o es más, hasta te invitan a apagarlo? “¡Pausa! Voy a contestar!”

    3.- ¿Se han dado cuenta que las palomitas, el refresco, o lo que sea, dura menos en la casa que en la sala del cine? “¡Pausa! Voy a preparar más palomitas!” “¡Pausa! caliento más pizza!” “¡Pausa! Quiero más vino!” (Lo acepto… la última “Pausa” es mía).

    4.- Se repite hasta tres veces el punto 1… “¡Pausa! Voy al baño!”

    Lo cierto es que al final, uno aplica la máxima de Charles Darwin: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio” y mis niveles de tolerancia con esta pandemia se han incrementado… ya tolero más las “pausas” que por llamadas, que por pipí, que por comida y bebidas… ¿o será que el vino obra el milagro? ¡Como sea! Creo que mi “pausa” a la introducción de esta columna duró más que una llamada de mi suegra, una ida al “pipisrum” o una visita a la cocina…

    Les decía que la Mujer, justo cuando estábamos acomodados ese 31 de diciembre de 2019 en el sofá, viendo una peli, después de haber cenado, recibió una llamada de un número que no conocía… puse “Pausa”, la escuché hablar, presentarse, y pedir unos datos a su interlocutora; al concluir la llamada sólo me dijo: “Trabajo”… una Doctora tenía que hacer el trámite de una factura ¡y no sabía! la Mujer se transformó en la Contadora y en unos minutos, le resolvió la vida a una doctora.

    Este 30, desde la mañana, se apuraba la Mujer con su trabajo, con el cierre de ejercicios fiscales del 2020 para evitar que sus clientes caigan en observación. Quiere descansar el 31 viendo en la noche, una peli, sin que haya interrupciones por trabajo y si hay alguna “Pausa”, que ésta sea por ir al baño, por una llamada familiar o por una visita a la cocina… ¡ah! y una copa de vino para despedir el año…

     

    smcainito@gmail.com

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