Felipe de Jesús Fernández Basilio
Desde A Janela
Enfrentamos una enfermedad muy contagiosa y en muchos casos mortal, misma que además es incontenible y que como consecuencia de ello, los intentos por detener los contagios, aparte de ser ineficaces causan daños colaterales en lo económico y en lo social.
Por ello la única respuesta que la ciencia puede verdaderamente dar es la creación de vacunas y anticuerpos que destruyan o debiliten a la enfermedad, sin embargo, su creación, producción y distribución requieren de mucho esfuerzo tanto intelectual como logístico, lo que hace que se requiera tiempo tanto para aprobarlas como para distribuirlas.
Por la situación que el mundo vive, las vacunas que se han creado han tenido que liberarse de manera un tanto precipitada mas no por ello se puede decir que no sirvan o que sean ineficaces, lo que sí puede cuestionarse es su procedencia; ya que no es lo mismo que vengan de laboratorios serios con un prestigio de décadas o hasta siglos y que han desarrollado tratamientos para otras enfermedades iguales o peores que la de ahora a que vengan de laboratorios de países cuyo régimen es totalmente opaco y que solo dicen lo que quieren sin que nadie los cuestione como es el caso de China y en menor grado de Rusia, ya que simplemente no existe credibilidad en su ciencia debido a que los datos que ofrecen no son contrastables con la realidad.
Ahora bien, como ya sabemos existen muchas vacunas que se están distribuyendo en el mundo y cada país de acuerdo a sus posibilidades trata de vacunar a la mayor cantidad de población en el menor tiempo posible y México no es la excepción.
El problema viene cuando vemos el método de vacunación dispuesto por el gobierno mexicano, el cual consiste en que solo el Estado va a comprar y distribuir las vacunas y lo va de acuerdo a las modalidades y los plazos que se autoimpuso pero que consisten en distribuirlas a la población en general por meses y de acuerdo a su edad y aparte distribuirlas a los beneficiarios de programas sociales junto con su «ayuda» económica.
Y es ahí en donde entran los conceptos con los que se titula esta colaboración, mismos que refieren a diversos niveles de necesidad y por ende de cumplimiento de la función gubernamental con la censura que corresponda de acuerdo a la intención con la que se hace.
Empecemos por el más leve que es el que la vacunación se hace como una cuestión de enfoque ideológico y por ello fue diseñada de la manera en que se está haciendo y como el presidente cree firmemente que primero van los que él cree que son los más pobres, por ello junto a sus «apoyos sociales» les llevará hasta la puerta de su casa la vacuna en primer lugar y como además cree también tiene la plena convicción de que el Estado es el único que debe de cargar con tal responsabilidad, porque los particulares son todos corruptos e ineficientes, solamente él y su gobierno van a vacunar a todo el país y como es «ahorrador y austero» lo va a hacer con las vacunas más baratas que encuentre en el mercado.
El problema con la cuestión de enfoque programático o ideológico es que éste es válido como una expresión de la democracia, sin embargo aplica para gobernar en tiempos normales, es decir, no de crisis generalizada como la que ahora tenemos y el anteponer la ideología sobre las necesidades generales nos lleva necesariamente al siguiente nivel que es la responsabilidad del Estado.
Y así es, el Estado tiene como una de sus responsabilidades principales el proveer de todos los servicios de salud con la mejor calidad posible a sus gobernados, así como también tiene la responsabilidad de responder ante cualquier crisis que sobrevenga con todos los recursos que tenga a su alcance y es ahí cuando se olvidan las ideologías y se enfrenta al problema con todo lo que se pueda.
Siendo ahí en donde es notoria la irresponsabilidad que está teniendo el Estado mexicano respecto a la vacunación, porque en primer lugar no está usando todos los recursos que dispone para hacerlo debido a que, al querer monopolizar la vacunación en lugar de facilitarse el trabajo, se lo complica.
Me explico, una de las razones por las que las sociedades liberales son más exitosas que las estatistas es que el Estado se apoya en sus ciudadanos, quienes a través de emprendimientos coadyuvan en la tarea que tienen que realizar y en este caso, si los particulares pudieran importar y distribuir la vacuna por su cuenta desahogarían buena parte del trabajo por hacer, ya que quienes pudieran y tuvieran prisa por vacunarse, lo harían y los servicios de salud tendrían menos carga de trabajo y podrían vacunar más rápidamente a otras personas que realmente lo necesiten.
También vemos otra falta de responsabilidad en comprar con cautela vacunas a laboratorios serios que ya la tienen muy avanzada para especular con la compra de vacunas más baratas de dudosa procedencia y solo por ahorrarse unos pesos para gastar en programas sociales, cuando debiera de tirar la casa por la ventana y comprar todas las vacunas con la mejor calidad posible, aunque los programas tengan que esperar.
Lo paradójico del asunto es que el resultado va a ser justo lo contrario a lo deseado por el presidente, ya que los que tengan los medios se van a vacunar cuando quieran y en el país que quieran mientras que los que los más pobres se tendrán que conformar con las vacunas de dudosa calidad que piensan comprar.
Pero cuando el gobierno no cumple con su responsabilidad a sabiendas de que puede hacerlo, entonces llegamos al siguiente nivel que es el que su actitud se vuelve criminal y es que resulta que México aún es de las principales economías del mundo y en consecuencia tiene los medios para vacunar de una manera mucho más eficiente que lo que está planeado.
Ya que por una parte cuenta con un sector privado que puede ser bastante eficaz tanto para adquirir vacunas como para distribuirlas y por la otra también el erario público tiene los recursos suficientes para comprar vacunas solo a los laboratorios confiables y al no permitir lo primero y no hacer lo segundo, francamente puede decirse que el gobierno está teniendo una actitud criminal y si a ello le sumamos el evidente uso electoral que le pretenden dar a la vacunación, la conclusión no puede ser más que estamos frente a un gobierno que se está comportando de manera criminal.
felfebas@gmail.com
Twitter: @FelipeFBasilio
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