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    Jorge Arturo Rodríguez

    Tierra de Babel

     

    Según el Censo de Población y Vivienda 2020, ya somos más de un chingo, lo cual no me sorprende sabiendo lo ignorantes y calenturientos que somos, entre otros factores sociales y religiosos y etc. Lo que me da “mello” es el aumento del número de contagios y muertes por la COVID-19, además de otros padecimientos y defunciones, naturales o provocadas por la estupidez –humana sale sobrando. De acuerdo con el INEGI, “México ocupa el lugar número 11 en población a nivel mundial, por debajo de Japón y por encima de Etiopía, permaneciendo en el mismo lugar con respecto a 2010”. Y dizque hay más mujeres (51.2%) que hombres (48.8%).
    Aquel dicho de que hay más tiempo que vida, a estas alturas como que ya no tiene sentido alguno, pos ni hay tiempo ni hay vida: sólo muerte, pareciera. Pero seguimos viviendo, a ver cuándo nos toca y de a como no… En un reporte de Integralia Consultores “Diez riesgos políticos para 2021” (integralia.com.mx), me preocupó más el siguiente riesgo de muy alta probabilidad de que ocurra: “Fallas en la estrategia de contención y vacunación contra la COVID-19, por lo que se prolonga la contingencia sanitaria, lo cual aumenta los riesgos del deterioro económico e ineficiencia gubernamental.” ¿Habría que preguntarle a Amlo?
    La muerte no sólo tiene permiso –ojo con la violencia e inseguridad-, sino que también es obligatoria y hasta pareciera que le han concedido libre acceso por decreto divino. Y entonces, ¿en dónde estamos? ¿Ya no hay que creer? ¿Dónde están nuestras instituciones? ¿Dónde nosotros mismos? Salman Rushdie, en Los versos satánicos, escribió: “No es únicamente la necesidad de que otros crean en uno, sino la de creer en otro. Ahí lo tienen: el amor”. Claro, toda proporción guardada. Lo que me lleva compartirles un párrafo del libro Quijote, del mismo Rushdie:
    “Corría la Era Donde Puede Pasar Todo, se recordó a sí mismo. Había oído a mucha gente decirlo por la tele y también en aquellos extravagantes videoclips que flotaban en el ciberespacio y que le añadían un nivel más de nueva tecnología a su adicción. Ya no existían las reglas. Y en la Era Donde Puede Pasar Todo, en fin, podía pasar todo. Los viejos amigos podían ser los nuevos enemigos y los enemigos tradicionales podían ser tus nuevos mejores amigos o incluso amantes. Ya no era posible predecir el clima, ni la posibilidad de guerra, ni el resultado de las elecciones. Una mujer podía enamorarse de un lechón, o un hombre ponerse a vivir con un búho. Una belleza podía quedarse dormida y al recibir un beso despertarse hablando un idioma distinto y en ese nuevo idioma revelar un carácter completamente alterado. Una inundación podía ahogar tu ciudad. Un tornado se podía llevar tu casa a una tierra lejana donde, al aterrizar, aplastaras a una bruja. Los criminales se podían convertir en reyes y los reyes ser desenmascarados como criminales. Podías descubrir que la mujer con la que vivías era la hija ilegítima de tu padre. Una nación entera se podía tirar por un precipicio como si fuera una horda de lemmings. Los hombres que interpretaban a presidentes en la tele podían llegar a ser presidentes de verdad. Podía terminarse el agua del mundo. Una mujer podía dar a luz a un niño que resultara ser un dios vampírico. Las palabras podían perder su significado y adquirir uno nuevo. El mundo se podía terminar, tal como había empezado a predecir en repetidas ocasiones por lo menos un importante científico empresario. Un olor maligno flotaría en el aire del final…”
    ¿Se entiende que la vida es…?

    Los días y los temas

    Ahora resulta, sobre todo ahora, que todos aspiran y suspiran por ser precandidatos y candidatos a puesto de elección (alcaldías, diputaciones, gubernaturas y hasta la presidencia –el que se va a la villa, pierde su silla.) Hay de chile, manteca, mole, dulce… El cargo político es poder y a la inversa. Los hay ahora actores, actrices, cantantes, luchadores, conductores de programas televisivos, modelo, juniors de cantantes, influencer y fitness… El chiste es ganar y ya luego se verá cómo madres se gobierna. Total, el asunto está de la chingada ahora y en la hora. Ya lo dijo Paquita la del Barrio: “Yo no busco nada, estoy aquí por amor, porque así me nace. Personas detrás de mí me van a enseñar cómo manejarme en este asunto”. ¿Para quién será el cheque en blanco? Yo me quedaría con Cantinflas pa’ diputado.

    De cinismo y anexas

    Ya que citamos a Salman Rushdie, en Los versos satánicos, leo: “Cuando has atravesado el espejo, es peligroso retroceder. El espejo puede hacerte pedazos”.
    Ahí se ven.

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