Miguel Ángel Gómez Ruiz
A partir de 2020, en la que se aferró a un control dentro del Poder Judicial y a dar la bienvenida a familiares y amigos para que se sirvieran con gusto, la entonces presidente, Sofía Martínez Huerta inició el hundimiento de ese poder.
Recursos mal aplicados, corrupción en distintas áreas y dándose la gran vida en la que en ese reducido grupo entraban sus hijos y nueras. Allí inició el declive del Poder Judicial del Estado de Veracruz.
Sólo que el error de Sofía Martínez Huerta fue hacer grandes fiestas en las que no involucró a aquellos que la llevaron al poder. De cierto modo ellos tuvieron la culpa, la pobre mujer apenas y culminó su carrera de Derecho en la escuela nocturna y sólo fue secretaria de un juzgado, pero al gobernador Cuitláhuac García y a sus escuderos, Juan Gómez Cazarín y Eric Cisneros, les pareció adecuada para que se repartieran el botín.
Sólo que parte de botín no les cayó. Se habla de unos 60 millones de pesos que estuvieron apenas unas horas en la cuenta del Poder Judicial y luego desaparecieron como por arte de magia.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Días después, el ingeniero agrónomo y secretario de gobierno, Eric Cisneros, se peleó con Sofía Martínez Huerta y ésta le dijo que no pensaba renunciar. Días después un grupo de magistrados la destituyeron en un mini pleno que se efectuó casi en secreto. La nueva presidente era otra igual o peor que Martínez Huerta. Era Isabel Inés Romero Cruz, la primera presidente de un Poder Judicial que no manda a nadie, no sale de su oficina y no conoce del derecho.
Porque algo es cierto, mandan allí el gobernador Cuitláhuac García; el diputado Juan Gómez Cazarín; el representante del Poder Legislativo, Humberto Hernández Reducindo y la directora de Administración, Joana Marlén Bautista. Al final de la lista está doña Isabel, que poco a poco fue desplazada y hoy día no tiene ni voz, ni voto.
Quizá por eso es que se ensañó con la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros al enviarle una carta para que el martes 17 de agosto dejara su oficina. Era el día de su cumpleaños y no hubo ningún acto de amistad, compañerismo o siquiera de institucionalidad. En un Poder Judicial en donde mandan los hombres se dio el caso que una mujer agredió a otra.
Y el caso es que se obligó al retiro forzoso a una magistrada que fue designada –por decreto- inamovible. Es decir, ella puede decidir cuándo irse o estar allí para siempre, por lo menos mientras tuviera vida.
No conforme con eso, para verificar que la magistrada no se llevara nada, envió a sus gorilas del área de Contraloría para que estuvieran allí, como policías. La magistrada no acudió al Poder Judicial debido a que es alérgica a cierto tipo de vacunas y cualquiera que prevenga el covid-19 podría ocasionarle más daño que beneficios. El personal de Isabel Inés –o de quien los haya enviado- le rompió un reconocimiento recibido en 2017 cuando cumplió 45 años de servicio en el Poder Judicial.
Del mismo modo y tras un descuido de los asistentes de Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros, se llevaron algunos premios que obtuvo tiempo atrás, como los que formaban parte del Premio Nacional al Mérito Judicial. En fin, un robo completo.
A la magistrada le robaron su tiempo y sus premios y creen haber ganado, pero dentro de poco vendrá lo bueno, pues todo será distinto, olvidaron que ella conoce la ley al revés y al derecho.
De Isabel Inés Romero Cruz no se sabe nada pues su semblanza permanece oculta. Algunos rumoran que ni siquiera estudió, en cambio, Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros estudió dos maestrías, dos doctorados y fue la mejor de su generación en la Facultad de Derecho. Juez en 16 distritos judiciales y, además, Premio Nacional al Mérito Judicial, jamás obtenido por algún otro magistrado, hombre o mujer.
Ayer lunes, un columnista de Xalapa comentó que es posible que Isabel Inés Romero Cruz renuncie. De hecho, ella ya estaba jubilada, la convirtieron en magistrada por así convenir a los intereses de Morena, pero ella ya trae problemas de salud graves y es posible que la tensión generada en los últimos meses por su ignorancia y su afición al aguardiente con crucetillo le haya provocado más problemas.
Se rumora que Enrique Martínez Vázquez, recién electo magistrado y amigo de Juan Gómez Cazarín, sería el nuevo presidente. Sería otro fiasco. Otro tipo sin experiencia judicial y que sería títere de los de arriba.
Lo que sería justo y necesario es que se revisara cada centavo gastado en el Poder Judicial, pues en siete meses se gastaron mil 604 millones de pesos del presupuesto 2021 y más de 700 millones de los fondos de Impartición de Justicia y de Retiro de los magistrados. Es necesario saber cuánto se robaron estos tipos.