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    Uriel Flores Aguayo

    En XALAPA se consume café en grandes cantidades. Somos parte de una región cafetalera donde resisten seres amorosos con este delicioso y mágico producto. Son los campesinos que continúan una añeja tradición de trabajo en el campo. Tenemos la altura y el clima apropiados para el cultivo de este aromático. En nuestra región se puede presumir de que se produce un café de alto nivel. Hay una tradición cafetalera en producción y consumo. La cultura que envuelve al café implica la formación de especialistas en cultivo y elaboración. La variedad de marcas, la creatividad en su presentación en tazas y la profusión de establecimientos para su consumo dan cuenta del vigor del café en nuestra ciudad y región. Tan solo en XALAPA existen consolidadas cadenas de cafeterías que pueden competir en todos los sentidos con cualquiera de Mexico y el mundo. En ellas hay una gran inversión económica. Pero llegan más con enfoques actuales de negocios. Lugares acogedores que rápidamente se colocan en el gusto de sus clientes. Hay cafés de moda que se revelan cómo opción de consumo. Tenemos bastantes en XALAPA que debemos suponer un alto consumo de café; y son de tanta calidad que inhiben naturalmente la llegada de marcas famosas. Hay cafeterías en el centro, en plazas y en barrios en abundante cantidad. Cuentan con espacios suficientes, máquinas de lujo, personal capacitado, mobiliario en excelente estado, carta amplia y opciones de cafés entre tradicionales y creaciones modernas.

    Parte de nuestra vida pública transcurre en los cafés, son lugares de reunión. Ahí se conversa entre parejas y amigos al gusto infinito de un buen café. No faltan los solitarios que no requieren más compañía que una taza de café. Regularmente son lugares muy concurridos. En general han sobrevivido a los terribles efectos de la pandemia del COVID que significaron cierres o restricciones para su funcionamiento. Pareciera que sus clientes les correspondieron volviendo inmediatamente a ellos apenas abrieron con mayores espacios. Las cafeterías xalapeñas deben estar entre las mejores de nuestro país. Están respaldadas por gente conocedora y con apego al café. Es una realidad que requiere más proyección hasta volverse una de las marcas de identidad xalapeña y veracruzana junto a la cultura y lo verde. Hay que decir que no sólo los campesinos cafetaleros reciben poco apoyo oficial, también los negocios que lo elaboran para sus públicos están fuera de todo programa de respaldo. Ha sido la amorosa entrega campesina, la visión empresarial, el aumento de emprendedores y los hábitos de consumo de XALAPA lo que permitió el desarrollo y expansión del negocio y consumo de café.

    Siendo una de nuestras costumbres y actividades cotidianas más relevantes, que nos identifica, se debe elevar a los más altos niveles de orgullo y proyección. Aunque tiene su dinamismo es precioso darles un mayor alcance a niveles internacionales. Vale sencillamente para una vista a XALAPA. La comercialización del café aflora una potente cadena económica, genera empleos y derrama económica. Tomar una taza es la culminación de un ciclo virtuoso que significa un largo recorrido desde la siembra, cosecha, secado, molido y conversión en líquido.

    Nuestras cafeterías son en general de primer mundo. No se regatea la visión empresarial ni sus fuertes inversiones. Nos dan lugares de primera y excelente café. Su funcionamiento y precios de carta está sujeta a las reglas del mercado: oferta y demanda. Creo que debemos reconocer lo que hacen. Sin embargo, me parece que pueden hacer más para incrementar el número de consumidores. No es imposible reducir el costo de la taza del café americano, negro, que es el más común. La ganancia que obtienen por un kilo de café es más que alta, es superlativa. Estamos hablando de al menos cien tazas por kilo; si cuestan un promedio de veinticinco pesos suman dos mil quinientos pesos por un kilo de trescientos pesos. Es un negocio redondo y está bien. Haciendo un pequeño esfuerzo podrían rebajar un poco el costo de taza con lo que incrementarían en mucho el consumo. A más bebedores de café más ventas de eso y otros productos. No discuto sus precios en general, ellos tienen su clientela que paga lo que le cobran. Aún así no estaría mal que revisarán los costos de su carta, en algunos casos son desproporcionado.

    Sigamos con la grata costumbre de tomar café, de darnos vida en la convivencia, de disfrutar nuestras espléndidas cafeterías, de rescatarlo como identidad y no olvidar a los campesinos, vitales en la ruta del café.

    Recadito: muy caro el tapado de baches en Crystal para el material utilizado.
    ufa.1959@gmail.com