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    Jorge Arturo Rodríguez

    Tierra de Babel

    Le hablo por teléfono a mi amigo Crisóforo, el taxista, para que me traslade al centro de la ciudad o lo más cerca posible, que me aviente por ahí porque voy al Grito. “¿Al grito, mi amigo patrón?” “Sí, ¿por qué no?”, le digo. “Pos porque me ha dicho que esas cosas son puras mamadas y…” “Párale, estoy en proceso de cambio y quiero mucho a mi México, a nuuueeestro México”. “¡Madres! Hasta en plural lo dice, mi amigo patrón. No que le encabrona tanto pinche pluralismo y polarización ramplones, cuando, sin consentimiento de uno, los políticos y autoridades nos incluyen…, bueno, ciertos políticos y autoridades…” “Sí, Crisóforo, pero las cosas cambian, estamos en proceso de trasformación”. “Uta madres, perdone patrón pero está irreconocible, ya hasta se parece al presidente Andrés Manuel López Obrador, en sus mañaneras y a todas horas, diciendo puras…” “Aguanta, Crisóforo, no te pases. El chiste es que voy al Grito, ¿tendrás tiempo y ganas de llevarme al centro?” “Claro, mi amigo patrón, ¿a qué hora lo recojo, digo, voy por usted?” “Nomás porque estamos en septiembre te paso tus expresiones, inche fifí venido a chairo o al revés”, sonrío. “No se me enoje mi patroncito, ya sabe que es broma, por cierto, ¿qué madres va a gritar?” “¿Cómo que qué madres voy a gritar? Pues “¡Viva México!, y otros ¡vivas!”, le grito. “Ah, ¡Viva México, cabrones!”, se carcajea Crisóforo.

    Quedo con él que me recoja, digo, pase por mí a las cuatro de la tarde. Me quedo pensativo, como siempre: comiendo moscas (moscas inteligentes, claro) o pensando en la inmortalidad del cangrejo (cangrejo estúpido, eso sí, porque, dijera Jorge Luis Borges, “Tenemos muchos anhelos, entre ellos el de la vida, el de ser para siempre, pero también el de cesar, además del temor y su reverso: la esperanza. Todas esas cosas pueden cumplirse sin inmortalidad personal, no precisamos de ella. Yo, personalmente, no la deseo y le temo; para mí sería espantoso saber que voy a continuar, sería espantoso pensar que voy a seguir siendo Borges. Estoy harto de mí mismo, de mi nombre y de mi fama y quiero liberarme de todo eso”.).

    Vivo en México y como México no hay dos. Pos claro, ¿cuándo han visto un país igualito al otro? Si seremos, si seremos… Me río de mí mismo. 

    -Soldado López, ¿qué es la patria para usted?

    -La patria es mi madre.

    -Muy bien y para usted soldado Valdez, ¿qué es la patria?

    -La patria es mi tía… porque López es mi primo.

    Me carcajeo como loco, porque la cordura no puede sobrevivir sin la locura. Mucho menos en un mes que nos vale madres. ¡Viva México, hijos de su chingada madre! Los problemas los solucionamos después, cuando México siga siendo México.

    Pepito, ¿puedes nombrar 4 héroes de la Independencia?

    -Pues claro, José, María, Morelos y Pavón.

    Los días y los temas

    En la película Tren Bala, de David Leitch, el protagonista Ladybug (Brad Pitt) le dice al personaje que interpreta Bad Bunny: “Cuando nos enojamos con rapidez, entendemos con lentitud”. Y poco después Ladybug expresa: “Los abusados, abusan”. En otras palabras, el que se enoja pierde; abusados, mis fans, sin abusar.

    A lo que sigue. En entrevista, al cuestionamiento: “Hablando sobre los dos extremos políticos e ideológicos. Estos se han conjugado por una parte en dos bloques, en una tenemos al gobierno y en la otra al otro bloque PRI-PAN-PRD. Me gustaría saber tu opinión al respecto”, el escritor Enrique Serna expresó: “Hay muchos partidos camaleónicos en México, por ejemplo, el Partido Verde que siempre se vende al mejor postor y ahora está del lado de Morena, antes estuvo con el PAN o con el PRI. Yo creo que son alianzas circunstanciales que muestran en cierta forma que los principios valen bastante poco para toda la clase política en su conjunto y lo que les importa son las conveniencias coyunturales que los hacen de pronto unirse aunque realmente no tengan nada en común. Esa es una de las grandes carencias de la democracia mexicana, creo que la sociedad es la que debe tener un ojo más crítico para ver qué es lo que está proponiendo cada uno de estos bloques de partidos más allá de quienes sean las figuras de los enconos que se puedan crear en una campaña.” (sinembargo.mx, 21/08/22).

    Por la tarde, con Crisóforo que me lleva al centro de la ciudad, pienso que a veces la vida no vale nada, no vale nada la vida… ¡Es septiembre, chingaos! Banderitas mexicanas, salid, pa’ luego guardarlas en el baúl y sacarlas el año próximo, si no se las chingan las ratas –¿cuáles?- o el moho de la justicia simulada. Digo, yo nomás digo.

    Crisóforo me despierta del letargo cuando lo oigo tararear: 

    De quen chon

    Esos ojos que miran bonito

    De quen chon

    Esas manos que a mí me acarician

    De quen chon

    Los plecitos que bailan mi ritmo

    De quen chon

    Los detalles que me gustan más.

    Crisóforo me dice: “Mi amigo patrón, lo noto muy cabizbajo, como que tiene algo atorao en el cerebro”. Me carcajeo. Crisóforo agrega: “A ver, del verbo ver, eh, patrón, porque ya sé que luego se la anda jalando con eso del pinche lenguaje, como si los políticos hablaran bien, bueno, no todos… Le tengo unas citas pa’ que puede citar en sus escritos, esos que escribe pero pocos entienden…” “Bájale…”, sonrío. Crisóforo dice: “El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que el predijo”. (Winston Churchill). Crisóforo  se estaciona y antes de dejarme en una calle no tan cerca del centro, dice: “Las muchas promesas disminuyen la confianza”. (Horacio). “Las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo”. (Giuseppe Mazzini). Crisóforo dice: “La última, o como dice usted patrón, la penúltima porque aún no nos morimos: “Ambos se dañan a sí mismos: el que promete demasiado y el que espera demasiado”. (Gotthold Ephraim Lessing).

    Un tanto aliviado, me encamino a dar el Grito: “¡Auxilio!”, “¡Sococrro!”, “¡Help!” A chillar cuando me muera, cabrones; mientras, a darle duro, que la vida es… Paga el que se raje. Bueno, el que se apendeje…

    De cinismo y anexas

    -Pepito, ¿quién quemó la puerta de la Alhóndiga de Granaditas?

    -Le juro que yo no fui maestra.

    ***

    -Pepito, ¿quién dio el grito de Dolores?

    -Pues Dolores, ¿no?

    ***

    -Pepito, para festejar el día de la independencia haré chiles en nogada. 

    -Ay mamá, mejor hazlos contenta, luego te quedan bien picosos.

    Ahí se ven.