Salvador Muñoz
Los Políticos
Estoy seguro que muchos vecinos de Coatza quieren a su ciudad… estoy seguro que muchos xalapeños, quieren a Xalapa… que los tuxpeños aman a Tuxpan… pero en el caso de Orizaba hay algo más que querencia y amor por la Pluviosilla: ¡Hay Orgullo!
Cualquier orizabeño, joven, adulto, viejo, hombre, mujer o quimera, en cualquier punto del Estado, del País o del Mundo, presume la ciudad del eterno Chipi Chipi…
¡No es para menos! En poco más de una década, la transformación de Orizaba es tangible, visible, asible para cualquier avecindado de esta ciudad porque su cambio ha sido amable con los viejos y acorde con los chavos.
Hoy por hoy, Orizaba es el centro de turismo más importante del estado, sin carnaval, sin playas, sin asilo de poderes. El nivel de desarrollo es envidiable… por eso, lo ocurrido este lunes en el corazón de la ciudad, lastima a los orizabeños y debe ofender a los veracruzanos.
Sin embargo, aducir incapacidad de Cuitláhuac García tan sólo por este hecho lamentable ocurrido en Orizaba es hasta cierto punto, benevolente… se tendría que sumar a su incapacidad, otros factores aparte de la inseguridad: el decreciente número de empleos registrados en el IMSS; el deficiente desempeño en Salud (que incluyó la salida de emergencia de Ramos Alor); el negocio que ha significado la obra pública y hasta el alto costo que significa un Acta de Nacimiento certificada; la poca recaudación al grado de que ahora se tenga que jalar el predial de algunos ayuntamientos para inflar números, etcétera…
El hecho de que Orizaba haya repercutido a nivel nacional, habla mucho de la percepción de lo ocurrido… sacudió a Veracruz, sacudió a México, y no es porque en Orizaba, en la entidad o en el país no ocurran tales eventos… el hecho es que hoy, quienes dieron a conocer el siniestro antes que nadie fueron los ciudadanos, lo que conllevó a que las redes sociales se movieran… la otra parte que dio a conocer el evento, fue la Delincuencia Organizada, agazapada en una casa, pero transmitiendo en vivo su deseo de entregarse, no a la Policía Estatal, sino a la Marina.
Cuando el ciudadano se vuelve el emisor de la noticia, la percepción es otra… es más caliente, es más cruda… y ante eso, ningún gobierno, ninguna autoridad, es incapaz de reducirlo y si lo intenta, se vuelve indolente, insensible, absurdo… ojalá se parara López Obrador en el parque Castillo de Orizaba y le dijera a esos niños, a esas madres que corrieron por ellos, a los chavos, a todos los que de un modo u otro se vieron envueltos en una balacera: “No fue tan grave”…
Y es que para este gobierno del No Pasa Nada porque todo lo malo Pasó en los gobiernos anteriores, la respuesta a su incapacidad, es minimizar todo, apostando a los chistoretes, a los adagios, a los refranes, a canciones de Chico Ché…
Así, que si esperan los orizabeños, los veracruzanos, los mexicanos, realmente un cambio, es seguro que el que desean, idealicen, sueñan, no va a llegar porque está más que claro que en los gobiernos de Cuic y AMLO, en Orizaba no pasó nada, ellos siguen viviendo en su mundo de caramelo…