Destacado

    Bernardo Gutiérrez Parra
    Desde el Café

    En mayo del 2020 la entonces alcaldesa de Ixhuatlán del Café, Viridiana Bretón Feito, fue salvajemente golpeada por su pareja Jesús N que le fracturó los huesos de la cara y varias costillas. El agresor huyó, pero fue detenido el 15 de junio de ese año en la alcaldía de Ixtapalapa, de donde lo trasladaron al penal de La Toma, en Amatlán.

    Hasta ahí todo iba bien con la justicia.

    Pero en un acto incomprensible, el viernes 5 de agosto de este año, tres días antes de que iniciara su proceso por el delito de feminicidio en grado de tentativa, Jesús N fue puesto en libertad por órdenes de un juez que le otorgó un amparo. Reitero, tres días antes del proceso…

    En esa ocasión (7 de agosto) dije que el juez de seguro de basó en que la ley estipula que si una persona no es sujeta a proceso en el término de dos años, se debe ordenar su libertad.

    Pero agregué: “Aunque en honor a la verdad, cuesta trabajo creer que el togado no haya encontrado en la golpiza, las fracturas y el shock traumático que sufrió la víctima, elementos suficientes para mantenerlo en prisión”.

    Como quiera que sea eso ya pasó.

    La semana anterior la juez de control que lleva el caso declaró a Jesús penalmente responsable del delito de feminicidio en grado de tentativa. El abogado de la víctima, Ricardo Aguilar, dijo que el martes 8 de este mes el indiciado sabría la penalidad aplicada que podría ser de hasta 26 años de prisión.

    Llegó el martes y en efecto Jesús fue declarado culpable y sentenciado a 26 años de cárcel. Su defensa dijo que apelaría el fallo y lo llevaría a instancias federales; reacción normal.

    Lo anormal, antijurídico, inmoral y hasta aberrante es que mientras se hace la apelación, la juez puso en libertad al sentenciado. Lo soltó pues.

    Es primera vez en mi vida que sé de un sujeto condenado a prisión que es inmediatamente soltado para que apele el fallo en libertad.

    Si la Juez le dictó esa condena es porque lo encontró culpable de querer matar a una mujer, luego entonces, lo lógico (y sobre todo lo jurídico) es que el agresor interpele desde la cárcel.

    Cuando en agosto un togado le otorgó a Jesús un amparo para que se fuera a su casa escribí: “Viridiana Bretón Feito está viviendo algo más que una pesadilla porque el sujeto que la golpeó salvajemente anda libre… y es un feminicida en potencia”.

    También dije: “Con la decisión del juez, al tipo le pusieron la mesa para que tenga aterrada a su víctima; para que se sienta con libertad de hostigarla, acosarla y amenazarla; para que le ponga otra golpiza o para que provoque un feminicidio”.

    Si el sujeto estuviera purgando su condena, estas palabras hubieran perdido vigencia, pero siguen más vigentes que nunca porque reitero, es un feminicida en potencia.

    Antes que periodista y ex alcaldesa, Viridiana Bretón es madre y sobre todo mujer. Una víctima de un brutal ataque que debería ser protegida por unas autoridades que están protegiendo a su agresor.

    Ahora entiendo por qué han sido asesinadas de manera tan cruenta tantas mujeres y por qué hay tanta impunidad para los feminicidas. Y cómo no va ser así, cuando el 97 por ciento de estos criminales andan sueltos y no pocos las siguen matando.

    bernardogup@hotmail.com