Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel
Aperitivo 1: “México es un país que también ha vivido las consecuencias de los sismos y sabe de las necesidades más apremiantes de la población, la solidaridad de las y los mexicanos queda de manifiesto en este tipo de sucesos y es el reflejo del humanismo con que se conduce cada ciudadano de esta nación”. (Diputado Juan Javier Gómez Cazarín, presidente de la Jucopo del Congreso de Veracruz, en diálogo con el Embajador de Turquía en México, İlhan Kemal Tuğ). Cierto, solidaridad y humanismo.
Aperitivo 2: “¿Cuánto ha crecido la pobreza en México durante este sexenio? De acuerdo con el Inegi, en 2022 los pobres en nuestro país eran 58.1 millones, esto es, dos y medio millones más que dos años antes. ¿Primero los pobres? Cada vez más mexicanos padecen el engaño del pobrismo y la pobretería. ¡Todo sea por ganar las elecciones! Amén.” (Tere Vale, “Pobretería”). ¿Será?
Aperitivo 3: “No nos engañemos, la profesión más antigua del mundo es la del ladrón”. (R. Eder, Ironías). Ahí les hablan.
“Entretanto, entretente” era un programa televisivo o radiofónico, no recuerdo bien, que ajusto ahora: Entretente, entretanto se agudizan los problemas en el mundo y nos atascamos del canibalismo político, sobre todo por la carrera electoral a la presidencia de México.
Cada quien jala pa’ su molino, jodidos los de junto, los vecinos… Dime qué automóvil tienes y te diré quién eres, cuánto cuestas, cuánto vales, incluso si existes. Antes, si no salías en la televisión, no existías; hoy, si no estás en las redes sociales, no eres nadie, menos si no te dan “me gusta”, ya ni se diga “compartir”. La virtualidad amada…
Hablando de carreras, en la novela La hermandad de la buena suerte, de Fernando Savater, uno de los personajes dice: “… los caballos pueden ser de varias categorías, pero los humanos pertenecen todos a la misma. Desvalidos y estimables cuando carecen de poder, arrolladores y falaces –¡odiosos!- cuando lo consiguen”. No, pos sí…
Sí, la aceleración de la vida, el desbocamiento, sin detenernos siquiera una milésima de segundo para reflexionar y disfrutar el latir de los corazones, del nuestro propio, de los demás. Escucho con frecuencia que dicen “Cómo se pasa el tiempo, ¿verdad?” Canta Silvio Rodríguez:
“Cómo gasto papeles recordándote
Cómo me haces hablar en el silencio
Cómo no te me quitas de las ganas
Aunque nadie me ve nunca contigo
Y cómo pasa el tiempo, que de pronto son años
Sin pasar tú por mí, detenida.”
Canciones bonitas y hasta ahí. Otro personaje de La hermandad de la buena suerte, dice: “Y se repetía: ¡qué pronto se hace tarde!, ¡qué pronto se hace tarde! Sin duda la consideración sobre nuestra vida más obvia e inevitable de todas”. Ajá. Lo dijo H. D Thoreau: “La mayoría de los hombre llevan vidas de tranquila desesperación”.
Lo de siempre: “Aún nos falta mucho por hacer”.
Los días y los temas
Bien, estoy más que de acuerdo: “… de que las cosas han de mejorar… siempre han de mejorar,” escribió mi estimado Salvador Muñoz, destacado periodista, en su columna “Dani y Anilú”.
De cinismo y anexas
No me despido sin antes mencionar que allá en el cielo, el infierno, el purgatorio o a donde se haya ido, Irma Serrano hablará a calzón quitado, sin pelos en la lengua. Aquí se las dejo, aunque sea un poquito larga –sin albur.
“A calzón quitado: Irma Serrano
A mediados de 1969, corrió el rumor sobre la relación que sostenía el presidente Gustavo Díaz Ordaz y la artista Irma Serrano. Dicho por ella misma, «»lo conocí en una de tantas reuniones de políticos. Aquel personaje era un don nadie pero llegó a ser el gusano mayor para regir los destinos del país durante seis años. Descubrí que era más atractivo de lo que me imaginaba, no de su físico del cual han hecho tantas bromas, sino por su intelecto. Tiene una personalidad un tanto especial: es simpático, duro a veces, determinante y necio igual que yo»». Básicamente su relación se confinó a «»cuatro paredes»», en las casas de ella, la del Pedregal y la de las Lomas, donde se unían las buenas conversaciones, los coloquios amorosos y una que otra tarde de televisión.
Todo parecía indicar que la relación entre ellos marchaba sobre ruedas, sin embargo, la situación cambió cuando, según la propia artista, la Primera Dama, a través del Secretario de Gobernación, intervino para boicotear sus proyectos cinematográficos, discográficos y televisivos. Después de cinco años y medio, la relación amorosa terminó. Serrano, «»adolorida»» por el hecho preparó un numerito final.
Una noche, se vistió con un traje folclórico, alquiló un mariachi y se enfiló a la casa presidencial para dar una serenata a la esposa del presidente por su cumpleaños. «»Firme, Irma, firme, me dije a mí misma para recuperar el valor que se me andaba queriendo huir»». Habiendo localizado la ventana del lecho presidencial Serrano dio órdenes al mariachi para iniciar las notas de la canción que ella misma había compuesto para la ocasión:
Yo trataba a un casado
pero ya se me acabó.
Su mujer lo había celado
con todas, conmigo no.
Díaz Ordaz salió de la casa para encarar la sorpresa y agradeció a la «»señora»». Serrano le dio un «»bofetón»» que le lastimó la retina. Los guardias y militares cortaron cartucho para resolver la afrenta, pero el ciudadano presidente les marcó el alto. Serrano y su mariachi abandonaron Los Pinos para esperar lo peor. No pasó nada y posteriormente hicieron las paces.
Pero en el ánimo rencoroso de Díaz Ordaz quedaría grabada la afrenta. Durante una conferencia de prensa al ser nombrado Embajador de México en España, el ex presidente se refirió a su relación con Serrano como una experiencia con una «»totonaca»». Años después, Irma utilizaría esta ofensa dolorosa como una justificación para detallar y publicar su relación con el presidente en sus dos volúmenes de memorias A calzón quitado y A calzón amarrado.” (wikimexico.com).
Ahí se ven.