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    Miguel Ángel Gómez Ruiz

    Contrapunto

    Durante la semana tuve la oportunidad de conversar con uno o dos compañeros que han estado -por un buen tiempo- en medios de comunicación y también con jóvenes a los que tuve el gran honor de apoyarles durante su preparación para los exámenes de admisión en la Universidad Veracruzana y la UNAM.

    Como era de esperarse, el tema principal fue la política, cómo han sobrevivido estos últimos seis años y lo que esperan para los próximos seis si es que la presidente será Claudia Sheinbaum, pese a que poco a poco se dan a conocer más y más pruebas que garantizan que algo raro pasó en la elección del pasado 2 de junio.

    Primero lo primero, la actuación del presidente López que ha perdido el tiempo dos o tres horas diarias -de lunes a viernes- con mañaneras que rara vez informan y que se volvió un show mediático en la que se privilegió el ataque a personas y medios de comunicación, se mintió innumerables veces y en donde violó la ley otras tantas veces.

    En lugar de buscar un verdadero avance democrático y un crecimiento en la economía vimos a un presidente que desestimó al Covid-19, a la inseguridad, a los empresarios, la falta de medicamentos y que prefirió salir en videos comiendo garnachas o jugando beisbol mientras el país era -y es- azotado por el crimen organizado, el huachicol, la extorsión, el desplazamiento de habitantes en distintos municipios del país por causa de grupos criminales y bueno, tantas cosas más.

    En conclusión, todos coincidieron en que este país, en lugar de cambiar, se hundió porque faltó un gobierno -según lo platicaron- que se fajara los pantalones y que, en lugar de buscar verdaderos beneficios, decidió comprar voluntades para asegurar el voto, frenar el crecimiento del país y crear más pobres.

    En sí -y no son los únicos- palparon la ineficiencia de este gobierno que tan solo transfirió el poder a una de sus más leales aplaudidoras: Claudia Sheinbaum.

    Lo curioso del caso es que no han descartado que quien seguirá en el poder será López, pues, por ejemplo, casi todo el gabinete está compuesto por elementos leales al presidente más que a Sheinbaum.

    Un sector sospecha que, con las mayorías en el Congreso de la Unión y ese ataque brutal contra el Poder Judicial pudiera provocar que el período de López se extendiera -no hay por qué descartarlo- o imponer sus condiciones para que él vuelva pronto en algún otro cargo para seguir manteniendo el control del país, si es que a eso se le llama hacer algo bueno por el país.

    Después de seis años en los que ha estado en todo tipo de medios, para el presidente López será muy difícil no estar a diario y en todo momento como protagonista, con publicaciones a favor y en contra. Será raro no verlo -para quien lo hace- en una mañanera y peor será, se lo aseguro, ver a Claudia Sheinbaum con esa manera de conducirse y hablar encabezando una mañanera en la que se verá lo que muchos han visto, nada.

    Muchos sospechan -hasta algunos morenistas- que las decisiones importantes o las órdenes las dará el presidente o expresidente. No es verdad que los gobernadores, o los senadores o los diputados se quedarán en la orfandad. Ya casi todos son ricos y el que no lo es tendrá tiempo para serlo. Casi estoy seguro que entre las obras relumbrantes, además de Segalmex, la megafarmacia, el petróleo, los fideicomisos y los subejercicios de los estados hay una fortuna a la que ellos tienen acceso.

    El plan del presidente en lo que se refiere a las pensiones, las afores y los apoyos a estudiantes le benefició por completo, pues con ello compró voluntades, obviamente los votos y a ello hay que agregar que un sector de los mexicanos está peleado a muerte con los empleos. Trabajo hay, pero aspirantes no. Lo peor del caso es que el dinero no dura, pues todo está más caro y ya se palpa la dificultad del mismo gobierno para dotarse de recursos.

    Con todo y la faramalla utilizada por esta administración, el país no va a cambiar. No habrá desarrollo, ni una buena administración y sí, habrá más pobres.

    PD La joven enfermera Noriko Dallana fue atacada por un sujeto el pasado viernes, justo cuando se dirigía a su trabajo en un hospital del IMSS en Coatzacoalcos. Recibió dos disparos, uno en la cabeza que al final le quitó la vida un día después. A partir de allí se iniciaron las investigaciones pues se sospecha de un exnovio que aparentemente se fugó y lo que llama la atención es que su actual novio también está prófugo. Hay preguntas que tendrá que responder la fiscal de Veracruz, Verónica Hernández cuyo personal -y ella misma- han trabajado como siempre, mal y a medias. No contamos en Veracruz con buenos órganos investigadores ni mucho menos con una buena aplicación de la justicia por mucho y que sus agoreros nieguen todo ello.