Agustín Basilio de la Vega
La posible destrucción de la República depende de la firmeza de 43 ciudadanos senadores que fueron votados por más de 17 millones de mexicanos. Ellos se comprometieron con una plataforma común e hicieron campaña para defender la división de poderes y evitar el creciente autoritarismo que impulsa el gobierno populista de Amlo.
Con el dictamen aprobado en comisiones en el Senado, el oficialismo requiere de 86 votos de senadores para aprobar la reforma al Poder Judicial que le daría al gobierno el control absoluto sobe él y con ello “la dictadura estaría en la puerta” de México tal como corearon los xalapeños el pasado domingo en la Plaza Lerdo. En virtud que la cámara de senadores está integrada por 128 representantes, le falta un senador al gobierno para tener 2/3 de los votos (o sea no tiene la mayoría calificada).
Si ningún senador o senadora, de los 43, falta o decide traicionar a sus electores, Morena y sus cómplices no pueden modificar la constitución conforme a su autoritario plan “C” que busca implantar un régimen sin contrapesos. Si pasa la reforma, los ciudadanos perderíamos libertades y retrocedería México a los años del partido-gobierno anteriores a los años 80´s y se acentuarían las clásicas expresiones que caracterizaron a la “presidencia Imperial” como aquella en la que el Presidente preguntaba a un colaborador: “¿Qué hora es? – y éste le contestaba: “la que usted diga señor Presidente”.
Por lo anterior, a los jóvenes, empresarios, empleados, ciudadanos en general y a los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, se suma la preocupación de la Iglesia Católica que señala en un comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano que “la propuesta de reforma impulsada por el Ejecutivo no responde a una revisión integral del sistema judicial, ni garantiza una mejor y más cualificada impartición de justicia, más aún, afecta la autonomía del Poder Judicial y pone en entredicho la división de poderes que establece nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.
Pese a las peticiones de diálogo, el gobierno de Amlo se niega a escuchar y aplicó su mayoría artificial y aplastante en la cámara de diputados y ahora, mediante amenazas, pretende chantajear a algunos senadores. Morena ya esta enseñando el cobre autoritario que ya no se había visto en las últimas décadas.
El gobierno de la 4T parece no tener ningún interés en escuchar a quienes defendemos la independencia del Poder Judicial y la democracia, sin embargo, se debe insistir incansablemente como lo sugieren los obispos en darnos los mexicanos espacios y tiempo suficiente para hacer una buena reforma judicial y no precipitarnos y causar más daños a México.
En estos días, que recordamos el vigésimo cuarto aniversario luctuoso de Carlos Castillo Peraza, sus palabras nos animan para hacer bien cualquier reforma escuchándonos atentamente, aunque pensemos distinto, porque “El diálogo es justamente con el adversario, es decir, con el que expresa en el ámbito político una cultura diferente de la propia. El diálogo tiene como propósito buscar una síntesis mayor que las partes y, en política, su objetivo es generar bienes públicos”, dialogar requiere de tiempo y no de precipitaciones.
Los 43 senadores, entre ellos 22 del PAN, saben que “La democracia no es el peligro. La democracia es la oportunidad” una condición fundamental de la democracia, es no aplastar a quien tiene opiniones diversas porque esto último es propio de las dictaduras.
X @basiliodelavega
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