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    Fidel Herrera

    Pablo Jair Ortega

    Columna sin nombre

     

    Este fin de semana tuvimos la oportunidad de estar presentes en el primer viernes de marzo en Catemaco; fecha especial en la que los brujos y curanderos de la región celebra su fecha mística y conmemorativa.

    Este evento ha sido una tradición desde hace más de 30 años y ha sido causa de polémica por distintos puntos de vista religiosos o también por el sacrificio de animales. Incluso hubo dos años en que les prohibieron los rituales por órdenes de la Presidencia Municipal.

    Pero el folklor está allí: la magia de Catemaco persiste y sigue siendo una de las capitales mundiales de la brujería. Vaya, en México es común usar la frase: “Vete a Catemaco a que te hagan una limpia”, en referencia que aquí es el lugar donde se realizan curas contra la mala suerte.

    Casi todos los años recientes han sido de intensa promoción para Catemaco, pero este 2015 no fue así. De hecho, los restauranteros culparon directamente a Harry Grappa, secretario de Turismo de Veracruz, como el responsable del fracaso del primer viernes de marzo.

    Y es que mientras en Coatzacoalcos –con todo y “norte”– le daban todo el apoyo al Carnaval de una ciudad de economía estable por la industria petrolera, una festividad como el primer viernes de marzo en un Catemaco que depende en gran parte del turismo (al menos en estos días) se fue literalmente al carajo.

    En recorrido por la zona, se vieron restaurantes vacíos, las tradicionales lanchas de paseo sin turistas, calles vacías y una feria con stands ausentes de visitantes. El pueblo, al mediodía del primer viernes de marzo, estaba prácticamente muerto.

    Uno de los meseros platicaba que desde temprano ya se veían en las calles a cientos de turistas y mucha prensa internacional. Al hotel donde llegamos a descansar luego de la misa negra del Brujo Mayor, no tuvieron problemas para darnos habitación porque tenían varias disponibles; en el restaurante donde desayunamos Alberto Morales, Rigoberto Suárez y un servidor, la única mesa ocupada era la de nosotros.

    Incluso se recordó una anécdota: “El Tío Fide venía a Catemaco a hacerse limpias ahí en público, en el parque; ahí se dejaba ver con la gente y se juntaba con ellos. Eso atraía mucha gente, porque a donde llegaba Fidel, iba la gente”.

    Y uno pensaría que a lo mejor la ausencia de turistas también fue por el fuerte ventarrón del frente frío 41; que el clima no ayudaba a la situación, pero los catemaqueños con quienes platicamos fueron claros: no hubo promoción ni apoyo.

    Tan no hubo apoyo, que los “brujos” tuvieron que viajar con sus propios recursos a la capital del estado para ofrecer una conferencia de prensa; fueron ellos quienes también entablaron contacto con los periodistas para poder difundir la importante fecha y que no pasara desapercibida.

    Y es que no entendemos cuál fue la razón para que a Catemaco se le dejara abandonado en tan importante fecha. No entendemos cómo también puede ser más importante la promoción de un rally de los automóviles BMW (cuyo elevado costo sólo es para un determinado público) o el uso de los mentados drones para tomarse selfies que estaba en manos de empresarios argentinos y españoles.

    O sea, la fiesta de todo un pueblo no le importó un carajo a nadie. Es como si a Tlacotalpan le hubiesen quitado su Candelaria; o a Papantla le desaparezcan la Cumbre Tajín.

    Pero Catemaco tiene magia propia, y con mucho esfuerzo y reputación ahí va, pese al desprecio oficial.

    Pero ojo: en una de esas, hasta les hacen un trabajito y les cae el chahuistle…

    ¿O será que ya les está cayendo?… ¡Ay weeey!

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