Excesos de funcionarios

Luis Alberto Romero

Hora Cero

Pasaron menos de cinco meses del inicio del presente sexenio cuando un escándalo derivado de la conducta prepotente de su hija le costó el cargo a Humberto Benítez Treviño, quien se desempeñaba como titular de la Procuraduría Federal del Consumidor.

La presión en las redes sociales, que evidenciaron el comportamiento de la hija del funcionario y, sobre todo, la desmedida reacción de los verificadores de la dependencia que clausuraron un restaurante de manera arbitraria, provocó el abrupto cambio en dicha dependencia.

El escándalo de “Lady Profeco” pasó al anecdotario del sexenio por causar la primera baja en la estructura del gobierno, aunque no se trate de una secretaría de Estado.

Viene el comentario por el reciente caso que involucra al director de la Comisión Nacional del Agua, David Korenfeld, quien fue sorprendido, fotografiado y evidenciado en redes sociales cuando usaba un helicóptero oficial con fines personales.

El titular de la CNA fue señalado de inmediato por el presunto uso indebido de recursos públicos, debido a que su familia voló en la aeronave oficial de su residencia, ubicada en el Estado de México, al Distrito Federal; posteriormente, el funcionario ofreció disculpas por el hecho y aseguró que cubriría el gasto que implicó el traslado, como si ese fuera el tema de fondo.

El asunto es todavía más escandaloso y censurable que el caso de “Lady Profeco”, porque los hechos ocurridos en abril de 2014 tuvieron como protagonista central a la prepotente hija de un funcionario, mientras que en esta ocasión se vincula directamente al titular de la Comisión Nacional del Agua, a quien la Secretaría de la Función Pública abrió una investigación.

Debido a ello y con el antecedente de la medida que se aplicó en 2014, que incluía la separación de Benítez Treviño de la Profeco, en el caso de David Korenfeld no se espera algo diferente; se trata, pues, de un asunto de congruencia.

En Veracruz, durante años nos acostumbramos a excesos similares: secretarios, subsecretarios y hasta directores de área y funcionarios de medio pelo del gobierno estatal con privilegios que incluían un séquito de colaboradores, guardaespaldas, choferes y auxiliares. Ese derroche, que constituye una ofensa para los ciudadanos, en teoría fue acotado con las nuevas medidas de austeridad anunciadas desde el ejecutivo hace un par de semanas; sin embargo, en la revisión de esas prácticas falta mucho camino por andar en una entidad donde la gente terminó por ver como algo común el dispendio gubernamental.

¿Cuál será la verdadera dimensión del problema de la delincuencia, que no permite a los funcionarios transitar libremente, sin escoltas, por las calles de Veracruz?

Por otra parte, los excesos de los funcionarios públicos no se limitan a los ámbitos federal y estatal; en los municipios, el problema es todavía mayor porque prevalece el discrecional uso de los recursos públicos; así, es común ver que por cuenta del erario, alcaldes, ediles y funcionarios se asignan salarios a su antojo y hasta auxiliares para sus familias por cuenta de los contribuyentes; es la cultura del abuso y la corrupción en su máxima expresión.

Pepe y Héctor

En el marco del arranque de las campañas políticas, los senadores veracruzanos priístas, José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, participaron en diferentes distritos electorales. El primero acompañó a Carolina Gudiño y Nohemí Guzmán en Veracruz y Perote, respectivamente; mientras el segundo hizo lo propio en Tuxpan, Cosamaloapan, Córdoba, Zongolica y Acayucan, donde los candidatos, Alberto Silva, Tarek Abdalá, Marco Antonio Aguilar, Lilian Zepahua y Erick Lagos, también iniciaron proselitismo.

En los círculos políticos llamó la atención la agenda de Yunes Landa por su presencia en todo el estado; y porque los candidatos que le invitaron a sus actos de campaña están identificados con mismo grupo; son las nuevas alianzas del de Soledad de Doblado. @luisromero85