Pablo Jair Ortega
Columna sin nombre
Con los nuevos tiempos, las nuevas circunstancias y las nuevas reglas en material electoral-partidista, hoy por lo menos tres partidos políticos están condenados a desaparecer: el Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano y el Humanista, de acuerdo a los números de las más recientes encuestas.
Los primeros dos han sobrevivido en los últimos años no sólo por las prerrogativas y venta de candidaturas (no nos hagamos los ingenuos) sino porque durante varias elecciones fueron siempre aliados del Partido de la Revolución Democrática y cobijados por su amplia votación; es decir, regularmente iban en alianza para “colgarse” del voto duro de la izquierda representada por el PRD y asegurar su registro.
Pero los nuevos lineamientos ya incluyen que ahora los partidos, por sí solos, tienen que alcanzar por lo menos el 3% de votación para conservar su registro, algo que ya comprometió al PT y al partido cuyo dirigente moral es el ex gobernador de Veracruz, Dante Delgado Rannauro.
Dante Delgado, salido de las filas del PRI, ha tenido una de las carreras políticas más brillantes y vertiginosas que se recuerden en la historia política veracruzana.
Considerado como un personaje brillante, el oriundo de Alvarado fue uno de los líderes juveniles más destacados de su generación, así como un político controvertido por su fuerte carácter; de esto último destacan dos anécdotas: en Palacio de Gobierno llegó a patear la puerta de una de las oficinas hasta caerse y el enfrentamiento verbal con un periodista que le preguntó sobre su periodo en la cárcel de Pacho Viejo.
Dante también es el autor del apodo del famoso “Capitán Chanclas”, bautizando así al conocido político Gonzalo Morgado Huesca, a quien siendo su secretario particular y llegando de una gira a Casa Veracruz, le pidió que le trajera una sandalias para descansar.
En su currículo destaca el haber sido un connotado priista que llegó a ser secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional y Presidente del Comité Directivo Estatal en Veracruz (de donde quitaron su retrato de la Sala de Presidentes). Fue también Subsecretario de Gobierno (1983-1985) y Secretario General de Gobierno del Estado de Veracruz (1986-1988). Otros cargos relevantes: coordinador de la Comisión para el Bienestar Social y Desarrollo Económico Sustentable para el Estado de Chiapas en 1995; Procurador Agrario de 1994 a 1995; embajador de México en Italia y Representante Permanente ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de 1993 a 1994.
Pero sin duda su paso por la gubernatura de Veracruz como interino es lo que lo encumbra políticamente; en ese entonces el gobernador constitucional era Fernando Gutiérrez Barrios, quien pide licencia para asumir la titularidad de la Secretaría de Gobernación en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, y Dante –como secretario general de Gobierno– es nombrado para suplir al “Hombre Leyenda” por el periodo 1988 a 1992.
Saliendo de la gubernatura fue denunciado penalmente por su sucesor Patricio Chirinos Calero, siendo el secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares, quien operara todo el operativo policiaco y legal para su detención. El delito: peculado, ya que realizó obras del programa federal “Solidaridad” con cemento que le compraba a una empresa familiar. Salió de la cárcel luego de dos años pero sin ser exonerado, simplemente porque el delito había prescrito.
Fundó poco después el partido Convergencia en 1998, del cual también fue candidato (en alianza con PRD y PT) en 2004 y 2010 para la gubernatura; en 2006 ganó la Senaduría al PRI, siendo la primera derrota del tricolor en la historia y que mandó a este partido al tercer lugar. En ese entonces Dante, su compañero de fórmula Arturo Herviz Reyes y Juan Bueno Torio (como primera minoría) fueron los senadores que representaron a Veracruz.
Dante personalmente inauguró varios comités municipales en el estado de Veracruz cuando arrancó el partido Convergencia por la Democracia –antecesor de Movimiento Ciudadano– y mucha gente llegaba saludarlo en las oficinas que acababa de inaugurar. Sin duda es un personaje con mucho carisma, pero sus aspiraciones fueron en contra del sistema y maquinaria priista afianzada en el estado, por lo que al paso del tiempo ha ido perdiendo fuerza.
Dedicado de lleno a su partido a nivel nacional, logró conseguir algunos municipios y mantener una manutención que le ha durado casi 20 años viviendo de las prerrogativas que se le ofrecen a los partidos por parte del Instituto Electoral.
Retomó más vitalidad como aliado de Andrés Manuel López Obrador, a quien dos veces lo ha abanderado como candidato a la Presidencia de la República (2006 y 2012) y es casi seguro que el destino de Dante Delgado lo lleve a integrarse al partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), fundado por el tabasqueño, y que ahorita ha retomado una fuerza inédita para un partido de reciente creación: supera ya al Partido Verde Ecologista en el cuarto lugar nacional y está empatado con el PRD en las próximas elecciones de los miembros de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Según cálculos, MORENA también está a 7 puntos de alcanzar al partido del sol azteca a como la tercera fuerza política nacional.
Y es así como Dante Delgado Rannauro, un sobreviviente de la vieja clase política veracruzana, al parecer tiene un escenario adverso que le terminaría por cerrar el partido que fundó, mismo que al final no cuajó con ingredientes propios, sino que se basó en la receta de usar abanderados y votos ajenos para subsistir.
¿Dante Delgado Rannauro será entonces el candidato a la gubernatura de Veracruz por parte de MORENA? Porque del PRD se duda mucho, además de que Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo tal vez no existan para esas fechas.
Habrá qué ver.
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