Sheyla Fuertes Lara
Mujeres que Saben Latín
En las últimas semanas, hemos visto a través de las redes sociales y en los medios de comunicación, reportes de jóvenes desaparecidas y de feminicidios, aunque esta problemática se presenta desde hace ya varios años, en los últimos meses parecen haberse incrementado. Y entonces, cuando la sociedad empieza a manifestarse en las redes sociales y hace presión sobre esta situación, es que las autoridades encargadas de la seguridad se movilizan para hacer su trabajo, de lo contrario duermen el sueño de los justos. Leo y escucho comentarios de personas molestas, indignadas por la situación que atraviesa no sólo el estado de Veracruz, sino todo el país, por la inseguridad y la violencia que registran miles de mujeres. Veo con enfado y tristeza, que en el caso de las desapariciones de jovencitas, es fácil culparlas con comentarios denigrantes.
Y me pregunto ¿por qué emiten juicios de valor?, ¿por qué se dejan llevar por los prejuicios?, ¿por qué no cuestionan la labor de las autoridades? ¿por qué no les exigimos que hagan su trabajo?, ¿Por qué es más fácil culpar a las mujeres? Y es que la ignorancia y los prejuicios sociales son los que provocan esto, aunado a la falta de educación. Lamentablemente, la mayoría de la población se deja llevar por lo que ven en las telenovelas y en los programas cargados de estereotipos y violencia, que se transmiten por televisión.
En el caso de algunas personas que defienden las pocas acciones que hace el gobierno, es triste que no razonen sobre todas las problemáticas que provocan este fenómeno, ¿por qué se llevan a las jovencitas? ¿por qué las asesinan? ¿Por qué existe la trata de personas? Porque es un negocio redituable y que alguien propicia. Y no, no es culpa del calor, no es la temporada, no son las amistades, no es la ropa, no es la falta de valores (¿los valores de quién?). Es el machismo, es la sociedad, es la cultura, es la educación, que nos lleva a seguir escuchando comentarios desafortunados.
Que si nos dicen “piropos” que no pedimos; que si nos insultan; que si nos golpean; si nos violentan; si nos matan; si salimos; si regresamos; si hablamos, si nos llaman, la culpa es de las mujeres…por estar y también por no estar; porque la sociedad patriarcal lo permite y lo fomenta. Porque es más fácil culparnos que cambiar el sistema en el que vivimos. Por ello, entre todas y todos tenemos que accionar para lograr que esto cambie, desde nuestros hogares, desde los ámbitos en que nos desarrollamos, para exigir que las autoridades hagan su trabajo, para exigir justicia, para que se respeten nuestros derechos humanos.
Trabajemos por una sociedad igualitaria, en la que dejemos de lado los estereotipos, los insultos, dejemos de juzgar ya que esto no construye, al contrario, nos hace retroceder en lo que ya hemos logrado. Es necesario exigir que los tres niveles de gobierno hagan lo que les toca, en lugar de seguir culpando a las mujeres.
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