Cecilia Muñoz
Polisemia
“Habrá quien diga que exageramos, pero las noches que hemos llegado llorando de impotencia y miedo a casa, nos avalan”.
Administradora de No son depravados
A veces nos juntamos y hablamos de cosas incómodas. Situaciones desagradables que como mujeres hemos vivido y que nos guardamos por días, meses, o hasta por años. Las experimentamos desde muy jóvenes y nos causan malestar y miedo, pero no comprendemos por qué. Algunas fuimos niñas afortunadas con padres informativos: sabíamos qué era el sexo y qué era una violación sexual. Pero no nos hablaban del acoso y de nuestra intuición, menos. A ésta muchas veces la han desacreditado: “Estás exagerando”, nos responden ante la expresión de nuestra incomodidad, presente o reciente. Y como no queremos ser unas exageradas (o sea: rechazadas), nos convencemos de que estamos sobredimensionando el asunto y lo aceptamos. Terminamos por no confiar en nuestras propias sensaciones.
Este último verano se abrió en México, por parte de la Asociación Civil ímpetu, una Escuela Feminista de Verano para únicamente niñas. Debido a la restricción, las quejas inundaron este bonito país libre llamado Internet, calificando a la iniciativa de hembrista y de discriminadora. Pero nadie preguntó por qué se había considerado abrir un espacio solo para niñas. La tuitera y columnista @itzeltal respondió aquí a esta pregunta no hecha de la siguiente manera:
“¿Por qué es necesaria una escuela feminista para niñas?
“Porque es urgente crear espacios libres de violencia. Espacios donde las niñas puedan compartir, hablar, proponer, aprender y enseñar sin que les digan que no pueden porque son niñas, sin que las ofendan porque su cuerpo no es como se espera que sea, sin que se dude de su palabra porque estamos en un mundo no sólo misógino, sino adultocéntrico, sin que se limite su voz y creatividad. Se necesitan espacios para que las niñas dejen de crecer con miedo, para que sepan identificar las violencias, nombrarlas, denunciarlas y defenderse. (…) para que sepan que pueden crear redes con otras niñas y darse apoyo, aprender, compartir y reír sin competencia ni temor”.
En otras palabras, urgen los espacios donde las niñas conozcan la sororidad, la hermandad entre mujeres que se apoyan y comprenden, sin temor a ser señaladas por aquellos a quienes sus experiencias, temores y malestares les parecen ridículos, insignificantes, exagerados.
En ese tenor ha resultado el blog de Tumblr No son depravados, un ciberespacio que nació con el objetivo de “visibilizar el acoso y el abuso sexual sufrido desde la infancia mayoritariamente por mujeres”. Las usuarias, ya sea que tengan o no cuenta en Tumblr, mandan sus colaboraciones y las administradoras las publican con alguna expresión de apoyo o consejo. De los textos enviados, no puedo más que decir que son capaces de helar la sangre o hasta de provocar las lágrimas.
¿Recuerda el caso de los niños tamaulipecos de segundo de primaria que en junio “jugaron a la violación” con una de sus compañeras? ¿Recuerda el horror que le provocó la noticia, que se preguntó qué ocurría con los niños de ahora? Pues No son depravados recoge varias experiencias similares: niñas pequeñas atacadas por niños de su misma edad, verbal o físicamente, en distintos grados. “No es un caso aislado, son hijos del patriarcado”, dice la descripción de No son depravados. Y parece comprobarlo la recurrencia de diversos casos similares, protagonizados por compañeros de escuela, tíos, hermanos, padrastros, padres que se ríen ante sus hijas violentadas, madres que no creen en el llanto de éstas, novios amorosos, novios menos amorosos, mejores amigos y hasta amigas…
No, no pueden ser casos aislados. Claro, tampoco son la totalidad, pero sí una gran cantidad. Una cantidad terrible frecuentemente escondida bajo los lazos del cariño, del amor filial, de la amistad y que se protege con excusas como “tú te lo buscaste”, “¿para qué te vestiste así?”, “¿por qué no gritaste?”, “¿para qué saliste a esas horas?”, “eso te pasa por beber”, “entiéndelo, está muy solo y necesita cariño”, “entiéndelo, bebió mucho, no sabía lo que hacía”, “solo estaba jugando, es una chiquillada”, “no te diste a respetar”, “estás exagerando, alucinas, estás loca”, etc.
No son depravados en cambio se ha vuelto apenas ha comenzado un espacio en donde todas las razones que niegan el acoso y los abusos son rechazadas. Brinda un sitio donde las mujeres se sienten seguras para compartir sus historias más tristes o las más traumantes, donde además otras pueden leer, identificarse y comprender que no son las únicas que pasan por una situación como mínimo desagradable. Entre los testimonios que el sitio publica, podemos encontrar varios agradecimientos, tanto por la oportunidad de compartir experiencias como por la de verse a sí mismas en las ajenas. Hoy, ahora mismo quizás, una mujer está leyendo el blog y tal vez, dándose cuenta de que ella nunca tuvo la culpa por lo que pasó (sea lo que fuera) y que los sentimientos de rabia, impotencia, desagrado, son normales y aceptables. Quizás esa mujer hoy inicie un nuevo ciclo en su vida.
Quizás necesitamos más espacios como No son depravados.
Correo: polisemia@outlook.es
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