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    Armando Ortiz

    El Hijo Pródigo

    “Ya no se va a pagar la pensión, es más, vamos a hacer una investigación para ver quienes estuvieron cobrando esa pensión sin merecerlo”. Esas fueron las palabras de la funcionaria que, harta de estar recibiendo al adulto mayor que la buscaba cada semana, explotó desesperada sin saber cómo quitarse de encima a tanto “viejito” que le preguntaba: ¿cuándo nos van a pagar?
    Es un crimen no pagar su pensión a los adultos mayores. Que se sepa la Ley 223 de la legislación local no se ha derogado. Dicha ley “reconoce el derecho de las personas físicas, mayores de setenta años de edad, que no tengan ingreso alguno y sin la protección de los sistemas de seguridad social del estado o de la federación, a recibir una pensión alimenticia del gobierno del estado de Veracruz”. La ley fue expedida por Fidel Herrera, para agenciarse los votos de esta población.
    El día martes un grupo de adultos mayores cerró la calle de Lucio en Xalapa para exigir el pago de esa pensión, porque es su derecho, porque hay una ley que obliga al estado a pagar esa pensión, a menos que el Congreso local derogue esa ley. Pero no la van a derogar, pero no les van a pagar, y no les van a pagar porque no hay dinero para pagarles.
    El último pago que se dio fue en noviembre de 2014. Ese día se entregaron 35 mil 462 cheques a los adultos mayores de los 212 municipios de Veracruz. De acuerdo con el boletín de gobierno del estado sobre esa entrega, el pago trimestral sumaba 100 millones de pesos presupuestados para el cumplimiento de la Ley 223. En 2011 se ejercían 364 millones 129 mil 800 pesos anuales para el pago de la pensión alimenticia.
    En alguna ocasión me tocó acompañar la entrega de esas pensiones. Ese mañana me di cuenta de una realidad que hasta el día de hoy me lastima. De esa experiencia escribí un artículo titulado “Zongolica, mi corazón como flor marchita por ti”:
    “Hasta Mixtla de Altamirano llegamos, población enclavada en plena sierra. Al parecer el pueblo fue colgando sus casas en las laderas, como si adornaran con ellas los cerros; formando sus caminos en medio de los montes, tratando de alcanzar el techo de nubes que se forma como preludio de la lluvia. Mixtla de Altamirano, un lugar que parece ajeno, lleno de gente indígena que habla la lengua de nuestros ancestros. Lengua preciosa que suena a diálogo de pájaros, a murmullo de aguas, a reunión de buenas voluntades. Llegaron los pobladores a donde estábamos con sus pies descalzos, chorreados de tierra después de caminar horas; pies descalzos que ignoran lo que es un guarache y ya ni decir lo que es un zapato. Llegaron con ánimo y todavía nos saludaron de mano, ofreciéndonos la punta de sus dedos, menos el pulgar, preguntándonos amablemente: “Tlen sekitowa moyolo” (“¿Qué dice tu corazón?”). Y mi corazón, después de verlos con sus pies agrietados de madera de árbol viejo, estaba contristado, dolido por ver tanta miseria, tanto tiempo arrojado en esos rostros que esbozaban una sonrisa sincera a pesar de los surcos de la vejez, pero tuve que decir “Cualli” (“Bien”) a pesar de que mi corazón estaba como “Tlil xochitl” (“Flor negra”)”.
    Pues esas personas, las que más necesitan el apoyo del gobierno, personas a las que les prometieron ese apoyo, han quedado en el desamparo, en la orfandad. Y por más que les digan que les pagarán, lo harán quizá una vez, les entregarán algunos pesos como paliativo para su necesidad, pero mientras Javier Duarte sea gobernador de Veracruz, la Ley 223 no se cumplirá a cabalidad, porque en este gobierno los indígenas pobres son artículos de tercera necesidad.

    Postdata 1: Armando López Contreras y su poder de convocatoria
    Sin lugar a dudas mi tocayo tiene un gran poder de convocatoria. El día jueves reunió a un grupo de amigos entre periodistas, empresarios y políticos que acudieron a su llamado para celebrar tardíamente su cumpleaños. Por supuesto al lugar llegó el senador Pepe Yunes, gran amigo del festejado; Pepe llegó acompañado de Zita Pazzi y de Tomás Ruiz. El senador Pepe Yunes compartió mesa con nosotros y de manera muy asertiva contestó a nuestros cuestionamientos. Ya en nuestra columna del domingo hablaremos de ello. Sólo baste decir que el senador sigue firme, mantiene la congruencia de su discurso y no quita el dedo del renglón: Cárcel a los que desfalcaron al estado de Veracruz. Por cierto, lo mejor de la tarde, aparte de la charla con el senador, los pasteles que llevó Carlitos Vasconcelos; una delicia.

    Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com

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