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    Atzalan
    Luis Alberto Romero

    Hora Cero

    En el pasado han quedado los años en que de municipios con Atzalan salían hasta cuatro o cinco autobuses por semana, con la finalidad de llevar gente a los Estados Unidos de Norteamérica. Hay comunidades que, literalmente, quedaron vacías, reducidas a pueblos fantasmas; sólo quedaron ancianos, niños y algunas mujeres.
    Personas de toda esa región, que comprende las sierras de Altotonga y Misantla, acudían a los polleros locales, personas que a cambio de 3 o 4 mil dólares americanos los ayudaban a cruzar la frontera norte, en una red de complicidades que incluía a gente que radicaba del otro lado de los límites territoriales.
    La devaluación del peso frente al dólar representó un fuerte golpe para la expulsión de migrantes. En el año 2000, la moneda estadunidense se cotizaba en 9 pesos con 46 centavos. Hoy fluctúa entre los 17 y los 18 pesos, lo que implica que si antes una persona cubría entre 28 y 35 mil pesos por ese servicio, hoy la cifra se eleva a 50 o 60 mil.
    Hay quienes piden 80 mil pesos por cruzar esa frontera.
    Debido a ello, cada día menos gente toma la decisión de emprender ese viaje, revela Hugo Carmona, quien por años se ha dedicado a rentar autobuses para llevar paisanos a la frontera norte; ahí los deja, dice, porque de cruzarlos se encargan otros.
    Agrega que actualmente, uno o dos camiones salen con ese fin cada mes; ya no son cuatro o cinco por semana. Explica: “la gente no puede pagar lo que se le cobra; si tuvieran 80 mil, no se irían, trabajarían en mejores condiciones la tierra, invertirían en granjas o pondrían pequeños negocios en las comunidades”.

    Municipio pobre y expulsor de mano de obra
    Durante años, el municipio de Atzalan, uno de los más pobres y marginados de la entidad, se ha caracterizado por ser expulsor de migrantes. Tiene cerca de 50 mil habitantes, de los cuales casi el 37 por ciento viven en pobreza extrema. Este problema afecta, en diferentes grados, a cerca del 82 por ciento de la población.
    Más de 21 mil personas enfrentan pobreza moderada y 17 mil 600 tienen un nivel que la Sedesol evalúa como pobreza extrema.
    En este municipio, 18 comunidades se encuentran en muy alta marginación; mientras que 152 de las 197 localidades, 77 por ciento, son ubicadas en la casilla de alta marginación.
    En cuanto a carencias, los números son alarmantes: casi 29 mil habitantes no cuentan con servicios de salud; el 80 por ciento no tiene seguridad social y una cuarta parte de la población vive en condiciones de hacinamiento. Por si fuera poco, cerca de 32 mil personas, el 66 por ciento, no tiene acceso a todos los servicios básicos; y 11 mil enfrentan carencias relacionadas con la alimentación.
    Esta es la realidad que enfrenta un lugar como Atzálan, municipio que en las últimas dos décadas registró una expulsión impresionante de migrantes; sobre todo, campesinos que emprendieron el éxodo de sus comunidades en busca de un mejor nivel de bienestar. En ese intento, decenas perdieron la vida.
    La comunidad El Equimite es un ejemplo de ello; es un asentamiento con menos de 400 habitantes donde ya prácticamente sólo viven mujeres y ancianos; hasta niños de 10 o 12 años partieron. De este lugar eran originarios Raymundo Barrera y su hijo, quienes encontraron la muerte en el desierto de Arizona en mayo de 2001. Ese año, dos docenas de atzaltecos perdieron la vida en Estados Unidos; aun así, la población siguió marchando, huyendo de la pobreza derivada de la falta de empleo y oportunidades y de la crisis en el cultivo del café.
    Es el drama que se vive en Atzalan, municipio expulsor de migrantes, donde hoy hasta los polleros sufren por la crisis y la devaluación del peso frente al dólar.

    Expectativa en la Iglesia Católica
    Este martes es un día relevante para la Iglesia Católica y sus feligreses en Veracruz; en la Congregación para los Santos de la ciudad del Vaticano, una comisión de obispos y cardenales determinará el caso del padre Juan Manuel Martín del Campo, a quien le atribuyen una vida virtuosa y fama de santidad.
    En su interesante comunicado sobre este asunto, la oficina de Comunicación Social de la Diócesis de Xalapa, a cargo del presbítero José Manuel Suazo Reyes, informa que si la votación de dicha comisión es favorable a la causa, el padre Martín del Campo podría ser declarado Venerable Siervo de Dios,título previo a la beatificación, a la que sigue la canonización.
    Por supuesto, en todos esos procesos tendrán que comprobarse los milagros del sacerdote, muy apreciado en Xalapa y la región.
    Se trata de un proceso que inició en marzo de 2011 con la entrega de la solicitud a la Congregación para las Causas de los Santos en El Vaticano; en noviembre del año pasado, una comisión de teólogos votó de forma unánime para dar continuidad al procedimiento; y este 22 de septiembre, los cardenales darán su dictamen. Por eso es un día importante para los católicos. @luisromero85

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