Tierra de Babel
Caminaba por la avenida “L” cuando me topé con mi amigo Crisóforo y, claro, le pregunté lo acostumbrado: Cómo estaba, Qué haciendo, Qué era de su vida; él, desde luego, me hizo las mismas preguntas y ambos dos nos contestamos: Bien, Ahí la llevo, Aguantando, Nada importante. Cuando pasamos a los detalles me dijo que andaba sin chamba, que el taxi ya no le dejaba mucho, el patrón pide más y ahora, para acabar de joder, hay más taxis, más violencia y más… Lo escuché y le comenté algo de lo mío, no mucho, mi vida no es tan interesante –o quizás sigo de introvertido- y pasada una cuadra me dijo, angustiado, que las cosas no andaban nada bien que si no supe que asaltaron hace unos días a un compa taxista suyo, intentaron robarle pero como no se dejó, lo apuñalaron y pos precisamente voy a verlo al hospital, ah pero igualito pasa con el pinche gobierno y compinches que apenas si nos quejamos del robo que nos hacen y en la miseria en la que estamos, que pronto nos apuñalan a todos y nos hunden más en la mierda, ¿o no, amigo? Le dije que sí, quién lo niega, y lo invité a tomarnos un café y platicar en otra ocasión. “Sí, ya está, pero dejamos a un lado el celular mientras platicamos, todo mundo anda en otra parte y no se da cuenta… El mundo apesta”, hizo una mueca, nos tendimos la mano y “Hasta luego”.
“El mundo apesta”, pienso mientras camino hacia a la plaza, sí, oliendo las emisiones de humo, viendo la indiferencia de la gente que pasa, tropezando, ida, con el celular en mano, y el cielo y las estrellas allá arriba que nadie ve ni a nadie le interesan, mucho menos importa que madres pasa con el prójimo y el vecino. No vemos nada.
“Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante”, escribió George Orwell. Llego a casa y busco una declaración de Joan Manuel Serrat aparecida en La Jornada: “Tal como las cosas andan en el mundo es complicado sentirse cómodo, en un momento en el que la intolerancia alcanza niveles brutales, en los que la insolidaridad es tremenda. Vivimos un tiempo del sálvese quien pueda y eso no es bueno ni a corto ni a mediano plazos. (…) De alguna forma el mundo de Orwell sigue amenazando; el Gran Hermano sigue amenazando, y ahora se entiende muy bien con el liberalismo económico. Existen mutaciones que agarran formas cada vez más complejas, cada vez más sutiles, de control del individuo. En el fondo todo está basado en controlar a la gente, en controlarla por el miedo, el hambre, por el poder, y estos son argumentos que incluso los gobiernos llamados democráticos siembran constantemente”.
¿Intolerancia? Bueno, aquí en Veracruz dicen que hay intolerancia a la corrupción… ¿Y la impunidad? ¿Y el “trágico” de influencia? ¿Y el amiguismo? ¿Y el compadrazgo? ¿Y el clientelismo? ¿Y la violencia? ¿Y la mentira? ¿Y el valemadrismo? Y un chingo etcétera….
Los días y los temas
Dicen que la educación es fundamental para el desarrollo de un país. Ni dudarlo, pero el chiste es que en México cada vez más se cierran las puertas o cuesta más lograr superarse.
Por eso, van desde aquí mi felicitación y reconocimiento a mi estimado Francisco Quiroz Moreno, eficiente compañero de trabajo en el Congreso de Veracruz, por el merecido Diploma por haber concluido la carrera de Licenciado en Derecho por la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, generación 2012-2015. Gente así requiere nuestro país pa’ seguir remando, con esfuerzo y entusiasmo, pese a inclemencias.
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