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    Pueblos Indígenas
    Claudia Constantino

    Crónicas Urgentes

    Llegar a Papantla desde la comunidad de Santa Rosa cargando dos niños y un pesado morral es cosa difícil; pero hay que ir, para vender algo en la plaza principal o afuera del mercado si quiere tener para comer. Tencha, como le dice todo el mundo olvidándose de su nombre de flor: Hortencia, cumplirá 19 años en febrero próximo, el mismo día que su hijo más pequeño llegue a tres.

    Ya ha limpiado casas, pero no dura porque seguido le falla la chamaca que le cuida a los chiquillos y en ningún lado le aceptan que los lleve. Ya ha vendido verduras afuera del mercado en un pequeño puesto callejero, pero su patrona apuradamente sacaba para pagar el derecho de piso y quedarse con un poco de dinero para ella, así que lo de la ayudanta, pronto se convirtió en un lujo insostenible y le dio las gracias.

    Ya vendió pan, del que sabe hacer su tío Filemón, pero atender la canasta del pan y a las dos criaturas que la distraen tanto, hizo que a menudo las cuentas no le salieran provocando la ira del panadero y su despido. Ya hizo tortillas y las metió en bolsitas para vender por las calles, pero se las pagan tan baratas que si comen no le queda ni para el camión de regreso a su casa.

    Tan fregada andaba, con las lágrimas de fuera, cuando su amiga La Ramona le dijo en su lengua, el totonacú: “las señoras de allá arriba, se andan organizando porque vinieron unos del gobierno y las están enseñando a hacer figuras de pasta que van a vender en las ciudades grandes. Les pagan por aprender, les pagan un sueldo, que le llaman. Ahí ellas te dicen que papeles tienes que tener para apuntarte y entrar”.
    Yo de papeles no sé nada; no sé leer o escribir, qué voy a saber de papeles. Dijo Tencha desesperada.
    Ya no llores, que ahí te van a decir. Te van a enseñar. Para eso son los del gobierno. Son para ayudar a los indígenas y entre menos sepan, más te ayudan. La animó Ramona.

    La Delegación en Veracruz de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, hace unos ocho meses está en manos de una mujer joven que ha recorrido la mayoría de las comunidades más apartadas de los 112 municipios que tienen población indígena en Veracruz. Así, Iraís Morales Juárez pudo enterarse de primera mano de cuál es la verdadera identidad de cada una de las etnias del estado y fue descubriendo cómo hacer para que no la pierdan, sino por el contrario, mediante el apoyo a proyectos productivos afines, se apuntalara. De los 7 millones de pesos destinados por la federación para apoyo de proyectos productivos en 2015, haciendo ajustes y recortes, la delegada logró entregar recursos por más de 30 millones de pesos en distintos proyectos, rompiendo además con la inamovible tradición de la crianza de cerdos, única propuesta productiva de los pueblos indígenas a la CNDI.
    ¿Cómo que te vas al D.F Tencha? Eso es re peligroso ¿qué cosa vas a hacer tú sola?
    – Si serás, pues claro que no voy sola, voy con todas las compañeras del proyecto Chachikin. Vamos a una Feria, como nunca has visto una; en un lugar muy lujoso y muy grande donde mujeres indígenas de todo el país van a llevar lo que ellas hacen en sus comunidades: comida, bebidas, ropa, zapatos, bolsas y mil cosas más.

    Era la mañana del 15 de octubre cuando Hortensia llegó con todas sus compañeras a la Expo Pueblos Indígenas, en el foro ExpoReforma de la Ciudad de México. Al evento realmente acudieron artesanos indígenas de todo el país que presentaron sus productos elaborados con diferentes técnicas y materiales, y por primera vez fue montada una muestra de gastronomía tradicional indígena. Gozaron de los conciertos de Armando Manzanero, Aida Cuevas y Eugenia León y disfrutaron de una representación de la Guelaguetza.

    De Veracruz acudieron productores y productoras totonacas, huastecos, popoluca y de los pueblos náhuatl de la Huasteca, náhuatl de Zongolica y náhuatl de Zaragoza con una variada oferta de productos.

    Cuatro días después, el 18 de octubre Hortensia volvió a Papantla con sus hijos. Al llegar a su casa en la comunidad de Santa Rosa, ya nada era igual. El mundo ya no era tan estrecho, ni tan difícil, ni tan hostil. La gente había comprado las vasijas hechas por sus manos, los jarros e imágenes que le habían enseñado a hacer; mantener a sus dos hijos era una actividad ahora dichosa y ella era feliz.

    ¿Cómo era la feria a la que fuiste mamá? Le preguntó su hijo mayor.
    Como jamás hubiese imaginado un lugar: lleno de personas como nosotros, bien felices de lo que saben hacer y mostrándoselo al mundo con su mejor sonrisa, porque habla de dónde venimos y también del sitio de donde no queremos irnos porque es nuestro hogar.

    La labor de la Comisión para el Desarrollo de los pueblos indígenas comprende varias vertientes y el apoyo a los proyectos productivos es tan sólo una de ellas. La siguiente ventanilla será abierta a principios de 2016 y se espera que continúe con la diversificación de dichos proyectos buscando reforzar la identidad de las etnias de cada región de Veracruz.

    No hay recursos que alcancen para cambiar la suerte de todos los indígenas y sin la participación del gobierno del estado, la tarea es más complicada. Sabemos de obras de electrificación rural donde a falta de la aportación estatal, la CNDI ha cubierto el 100% del costo de las obras, a pesar de que el gobernador Javier Duarte de Ochoa las ha incluido en su informe de gobierno y las ha enunciado como parte de su paquete de obras realizadas.

    Cualquier comentario para esta columna que aplaude esta feria a: aerodita_constantino@hotmail.es. Twitter: @AERODITA

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