Pablo Jair Ortega
Columna Sin Nombre
Algo le pasó a los políticos y periodistas veracruzanos en la visita de Peña Nieto a Xalapa, que estaban todos confundidos.
“¿Tú viste una señal? ¿Alguna señal? ¿Qué señales viste?”, las preguntas más comunes de los grillos ante lo que pensaban que iba a ser un descarado acto de espaldarazo y destape del presidente para bendecir al candidato a la gubernatura.
Una lástima, pena ajena, quienes fueron al evento por mera curiosidad y desprecian la importancia del Clúster Científico y Tecnológico BioMimic del Instituto Nacional de Ecología (Inecol), destinado a buscar soluciones a problemas ambientales, agropecuarios, forestales e industriales, a través del desarrollo de fármacos o alimentos, insecticidas y plantas resistentes a plagas y enfermedades.
Por la solemnidad que caracterizan a los eventos de la Presidencia, la visita del titular del Ejecutivo debió enfocarse en la relevancia de lo que se inauguró: uno de los centros científicos más importantes de América Latina. La ciencia quedó muy por encima de la grilla y por eso se veía notablemente emocionado Martín Aluja, director del Inecol.
Según los presentes, sí hubo señales, pero nada que indicara o diera esperanzas a los actores políticos para definir su nueva “lealtad” y saber a quién apoyar.
Por ejemplo, algo inusual fue que a su arribo, el presidente llegó con su helicóptero a un campo del Instituto Nacional de Ecología, donde fue recibido por el gobernador Javier Duarte (es decir, no viajó con el mandatario estatal) y lo primero que hizo fue acercarse a un pelotón de soldados para saludarlos en su calidad de comandante en jefe y tirarles un rollo de agradecimiento por “Mover A México”. De ahí se dirigió al recinto.
Ahí en la entrada estaban los alcaldes tanto de Coatepec como el de Xalapa. El presidente iba saludando y caminando, cuando de pronto se detuvo y le dio una notable deferencia al alcalde xalapeño Américo Zúñiga, a quien le dedicó varios minutos dirigiéndose personalmente a él. A su lado, el gobernador sólo observaba.
Y es que Américo, con eso de sus organización de alcaldes de capitales de todos los colores, además de los nombramientos o distinciones que ha tenido como promotor y gestor ante instancias para el bloque de alcaldes veracruzanos, ha “puebleado” en el altiplano. Hay incluso fotografías recientes donde el alcalde xalapeño se ha reunido o por lo menos saludado al presidente.
Al final del acto, a otro que le sacudió la mano y cruzó algunas palabras en breves instantes fue al secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado… ¿Otra señal?
Con el gober, dicen los presentes: normal, seco y micro distante, pero distante. Podríamos decir que institucional, como parte del protocolo oficial… Y ya.
Los grillos andaban desesperados porque querían una señal clara, frente a todos, pero el presidente andaba metido en lo suyo: en la inauguración de un edificio ofrendado al saber; por lógica no podían haber fotos de aspirantes a la gubernatura de Veracruz y prevaleció la ausencia de senadores y dirigentes partidistas.
Pero el detalle del apapacho a Américo no fue omiso para muchos; en una de esas se da una sorpresa y todo mundo a tragarnos las especulaciones.
A lo mejor el mensaje es ese: todavía no hay nada para nadie y nadie debe cantar victoria. Lo que hay qué hacer, es ponerse a chambear y dejarse de chaquetas grillescas.
No es el INECOL, el Instituto Nacional de Ecología, es simplemente Instituto de Ecología A.C.
El Instituto Nacional de Ecología, es ahora el INSTITUTO NACIONAL DE ECOLOGÍA Y CAMBIO CLIMÁTICO.
ojo!… no confundan la amnesia con la gimnasia …