Los Políticos
El tráfico era terrible el día de ayer. ¡Por todos lados! Y no, no era sólo por el reclamo de pago de pensionados… el caos estaba presente en cualquier punto de la ciudad.
(¿Se han dado cuenta que los que menos reclaman de sus pensiones son aquéllos que perciben cantidades exorbitantes que arañan los cien mil pesos? No sé, pero el IPE debería de voltear la pirámide de vez en cuando para que primero se les pague a los que cobran “poquito” y luego, a los pensionados VIP)
Entiendo que el “espíritu navideño” se adueñó de la ciudad. Pinos, regalos, hasta el Santa Claus famoso que obliga siempre a pensar “¿por qué Santa y no Santo?”
Dicen los que saben que por fonética y contracciones, Sanctus Nicolaus pasó a “Sant” y “Clos”, algo así como ocurrió con “San Jacobo” para pasar a ser “Santiago”.
II
Cuando uno, escuincle, empezó a percatarse de que algunos compañeritos del jardín de niños y primaria recibían regalos de Santa Claus, preguntaba a la madre: ¿Por qué a mí no me trae regalos? la respuesta se matizaba de acuerdo al ánimo de la progenitora con frases como éstas:
A.- “Porque NOSOTROS no creemos en él, sino en los Santos Reyes”, mientras que en la cabecita de chorlito de uno el pensamiento giraba con un “yo sí creo en él para que me traiga regalos”;
B.- “Porque es de Estados Unidos”… ¿y a poco los Reyes Magos son mexicanos?, y lo increíble era la respuesta de una madre convincente en sus declaraciones con tal de defender su economía: “¡Sí!”
C.- Y aunque uno como a los 8 años ya sabía todo lo que tenía que saber de los Tres Reyes Magos, al final terminaba por aceptar la última opción que nos daban sobre nuestro cuestionamiento de por qué no traía regalos Santa Claus: “Porque el 24 se festeja al Niño Dios”, sin más explicación que ahondar.
III
Si se dan cuenta, uno vivió una serie de conflictos de creencia entre un tipo gordo y bonachón y tres sujetos que vienen del Medio Oriente… No, no hablo de Javier Duarte y los tres Yunes… si no, hubiera dicho: Duarte Claus y los Santos Yunes, aunque al final, viene dando a razón de lo mismo… La fe en el gordito bonachón anda por los suelos y la esperanza (al menos entre priistas y panistas) se concentra en tres sujetos.
Y es que al final de cuentas, la política también viene a ser un acto de fe. Creer que un candidato va a venir a cambiar nuestro estado es tan similar a creer en Santa Claus y los Tres Reyes Magos… cuando ya arañamos los 50.
Por eso, hay quienes le escriben su cartita a Pepe, a Héctor o a Miguel. Aunque hay quienes le quisieran escribir a Javier Duarte su carta… ¡pero de renuncia!
Al final, cada quien cumplió o cumple el papel que le corresponde: generar expectativa, sueños, esperanza así como hasta armonía y paz… y si se puede ¡regalos! Sí, hablo de Santa Claus junto con Melchor, Baltasar y Gaspar, aunque también Duarte en su momento, eso generó, como igual lo hacen hoy los tres Reyes Yunes.
smcainito@gmail.com
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