Gustavo Ávila Maldonado
Ruizcortinadas
«La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante».
Antonio Gala
En estos últimos años he descubierto que la felicidad está en las cosas más simples de la vida, y que frecuentemente no nos damos cuenta. Un amanecer, cuando el sol se dispone a salir, un atardecer en cualquier parte, pero sobre todo a la orilla del mar, un riachuelo, visitar un panteón y disfrutar el silencio entre las tumbas, ascender una montaña y sentarse frente al acantilado, etc, etc. Por lo general, nada de esto cuesta.
Pero también disfrutar una comida con los amigos, saborear una copa jugando al dominó, esto le daba felicidad a don Adolfo, el grande. Ir a una buena cantina, pedir una cerveza y disfrutar una buena botana, un queso añejo, una aceituna, eso también te da felicidad.
Una buena pareja con quien compartir, pero también en la soledad se puede encontrar la felicidad, disfrutar un buen libro, escribir los sentimientos, recordar aquel beso furtivo y robado, la caricia imperceptible, él no reprimido.
Y muchos se dirán que en estos tiempos ya se tiene un día para todo ¡Y qué mejor que sea para celebrar a la felicidad!, o al menos eso opino yo. Vivimos épocas en las que una buena noticia es una palmada de aliento en la espalda, una oportunidad para respirar y darnos algunos minutos para reflexionar en lo bueno de la vida, en el bienestar y la salud que nos puede o no acercar a nuestro ideal máximo de felicidad.
Hay quienes asocian este estado con los bienes materiales y es que ¡Cuántas veces no escuchamos aquella frase que dice que “el dinero no compra la felicidad, pero ah, cómo ayuda”!, algo que no sólo creo, sino que existen estudios que lo comprueban. Al igual que existen aquellos en los que se afirma que hay mayor felicidad después de los 50 años, edad en la que suele experimentarse menos estrés y ansiedad que los veinteañeros, situaciones, además, asociadas a una menor calidad de vida y, por ende, mortandad, estados depresivos e infelicidad.
Como vemos la felicidad es más importante de lo que podemos siquiera imaginar y se torna cada vez más una necesidad en nuestra ajetreada vida social y laboral. Parece a simple vista una actividad de lo más usual y algo que cualquiera, si quisiera, podría lograr tan sólo con desearlo, pero no…siempre se va más allá. Pues el ser humano complejo como es va en busca de más y se fija metas amplias para alcanzar sus índices de felicidad, un bienestar subjetivo que cada individuo para si ha de lograr.
Es por ello, y a fin de reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno, que la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 12 de julio de 2012, decretó el 20 de marzo Día Internacional de la Felicidad, un día en el que se pretende recordar cada año la búsqueda de la felicidad como un objetivo humano fundamental.
Uno de los principales fines de las Naciones Unidas es que toda la familia humana sea feliz. La resolución invita a todos los Estados Miembros, a los organizaciones nacionales, regionales e internacionales, a la sociedad civil y a las personas a celebrar este Día, y promover actividades concretas, especialmente en el ámbito de la educación.
El Día Internacional de la Felicidad se puso en marcha a iniciativa del Reino de Bután, un país que reconoce la supremacía de la felicidad nacional por encima de los ingresos nacionales desde principios de los 70, cuando adoptó el concepto de un Índice de Felicidad Nacional Bruta para sustituir al tradicional Producto Interior Bruto (PIB).
En las encuestas del INEGI, en julio de 2015, los ámbitos específicos registrados como más satisfactorios entre los mexicanos fueron las relaciones personales, los logros en la vida y las actividades u ocupaciones. Por su parte el World Happiness Report 2015 (Reporte Mundial de Felicidad, en español) que comprende a 158 naciones en un ranking de satisfacción publicó que en Latinoamérica Costa Rica es el lugar más feliz, ubicado en el lugar 12 a nivel mundial; seguido por México, en la posición 14, y Brasil en la 16.
Se dice que la expectativa de vida, la salud, el ingreso per cápita, la libertad para tomar decisiones y la percepción sobre la corrupción, son factores que definen la felicidad de los habitantes de cada país. De ser así valdría la pena pensar cómo mejorar nuestros índices para hacer de nuestro México una nación real y verdaderamente feliz.
«Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…»
Groucho Marx
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