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    Verónica de la Medina y Héctor Yunes

    Elena Córdova
    Luna Nueva

    Aclaro que, a manera de introducción, en mi texto parafraseo la reconocida frase clásica “detrás de un gran hombre”. Y antes que –con todo respeto cito– las compañeras feministas o defensoras del género malinterpreten mi título, manifiesto que sólo sirve para introducir la idea central de esta mi humilde opinión, porque, aclaro, tampoco creo en aquella cita histórica, de ahí que considere pertinente subrayar mi idea central.
    Ahora bien. Tan usada es la frase “detrás de un gran hombre” que no es necesario analizarla o combatirla con argumentos. Sólo hay que verla en la perspectiva actual. Basta ver cómo se ha replanteado en mucho el papel de la mujer en todos los ámbitos, pues no sólo se sigue abriendo caminos en los ámbitos laboral, político y social, también ha hecho su aportación histórica en esto mismos rubros y más… así, tenemos mujeres creadoras, transformadoras, innovadoras, en materia científica y tecnológica. Mujeres que han roto paradigmas en los deportes, en lo político, en altos puestos directivos de empresas, negocios y más. Ahora se reconoce a la mujer por sus virtudes y capacidades como la inteligencia, capacidad, habilidad y su singular criterio para librar batallas sociales y políticas en beneficio de la comunidad en la que viven y en ocasiones tratar de mejorar sirviendo lo mejor posible.
    Y a pesar de que aún hay muchos varones que no aceptan, entienden o ven esta evolución, que son los menos (creo), existen muchos del género masculino y femenino, sobre todo en aquélllos y aquéllas que tienen la posibilidad –por el poder, la representación o mandato, como en el caso de legisladores, gobernadores o presidentes de la república, por citar– de impulsar, modificar a favor o simplemente detener cualquier avance en las normas que nos rigen.
    El tema viene al caso porque estamos a la posibilidad de lograr un cambio, un verdadero cambio de gobierno en unas cuantas semanas electoralmente, y después en unos meses constitucionalmente. Y ésta es la gran oportunidad que tenemos en nuestras manos de elegir a un verdadero representante popular que entienda estas necesidades y avances, no sólo en el discurso, sino también que sea plasmada en las acciones de gobierno que habrá de emprender en favor de la sociedad veracruzana, en especial hacia las mujeres de Veracruz.
    Cuando escucho al candidato Héctor Yunes Landa reconocer que “las veracruzanas trabajan con amor y pasión”, no me cabe la menor duda que es sincero, honesto y transparente. Y más me convenzo cuando cita que “las mujeres veracruzanas serán eje central de mi gobierno… en el nuevo Veracruz vamos a garantizar la inclusión del talento, las aptitudes y energías de las veracruzanas”, lo que no me deja lugar a dudas de que es la persona indicada para seguir avanzando hacia el futuro.
    Por si no bastara, con él camina, no atrás ni adelante, sino a su lado, su esposa, su compañera de vida, Verónica de la Medina, y sus hijas, mis amigas Andrea y Liz, lo que, en mi opinión personal, motiva en cada instante al candidato Héctor Yunes a pensar en lo mucho que puede hacer por las mujeres de Veracruz: por las amas de casa, las estudiantes, las jóvenes recién egresadas de una carrera universitaria, por las que tienen la responsabilidad temprana de ser jefas de familia, y las que aspiran a tener un empleo que las dignifique como personas.
    Bien lo ha dicho su esposa Verónica de la Medina, Héctor Yunes es el único candidato a gobernador del Estado que comparte los sueños, las aspiraciones e ideales de las nuevas generaciones de veracruzanos, a lo cual agrego, no camina solo… no atrás ni adelante, al lado de un gran hombre, al lado de Héctor Yunes, caminamos miles de mujeres que vemos en él a un caballero, esposo y padre de familia, de un candidato que sabe el valor y la fuerza que representan más de la mitad de la población de la entidad veracruzana, es decir las mujeres que seguro votaremos por quien nos entiende, reconoce y valora sinceramente.

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