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    Elena Córdova

    Luna Nueva

    La historia universal cuenta que el desembarco y la batalla de Normandía es la operación castrense más precisa efectuada por los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, que culminó con la liberación de los territorios ocupados por los nazis en la Europa occidental. La fecha histórica de esta genialidad militar fue el 6 de junio de 1944, y hasta el presente, se le recuerda y conoce mundialmente como el Día D.
    Así llegamos al 5 de junio, el día D. El día H.
    Este cinco de junio los veracruzanos habremos de elegir a nuestro próximo gobernador del estado por dos años. Al igual que millones de paisanos, deseo fervientemente, en primer lugar, que ésta sea una jornada electoral en paz, una fiesta cívica donde todos los que tenemos derecho a votar y el compromiso de elegir libremente a quienes serán nuestros diputados locales y al gobernador constitucional de Veracruz, lo hagamos acompañados de nuestra familia, hijos, parientes y amigos.
    Que nada ni nadie nos perturbe, intimide o coaccione a la hora de emitir nuestro sufragio en cada una de las urnas y espacios que fueron previamente seleccionados por la autoridad electoral en coordinación con los representantes de todos los partidos políticos con ese derecho a participar. Así debe ser.
    El pueblo veracruzano no merece menos. Es tanto lo que se le debe, que sería injusto manchar este día tan importante en su historia, precisamente ahora que estamos frente a la oportunidad de tener un verdadero cambio, de tomar la ruta correcta de la legalidad, la transparencia, el buen gobierno, la justicia y el desarrollo social que se merece cada uno de sus habitantes.
    Cito al licenciado Héctor Yunes Landa, quien en uno de sus promocionales escribió: “como dijo el escritor Stephen Crane: el que puede cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino”. Y eso es precisamente lo que debemos hacer los veracruzanos, reflexionar, pensar seriamente lo que nos ofrecieron cada uno de los candidatos a gobernador –y diputados– durante su caminar por todos los rincones de la geografía veracruzana. Su oferta política, sus propuestas de gobierno, la inclusión ciudadana en cada una de sus decisiones que habrán de tomar firmemente en beneficio y, nunca de espaldas o en lo oscurito, sin mentiras y con la verdad institucional como estandarte siempre de frente al pueblo.
    El tiempo oficial de campaña proselitista permitió mostrar las virtudes y defectos de cada uno de los aspirantes a la gubernatura; la gente ha decidido ya con base en estas promociones, declaraciones y actos, sin dejar a un lado su historia, trayectoria, experiencia personal y profesional, vida pública y privada, familia y amigos de cada uno de los aspirantes, por quien habrá de votar.
    Estoy segura que muchos, millones de veracruzanos, decidirán el cambio no de partido, ni convenenciero como es el deseo pueril de quienes han juzgado mal a Héctor Yunes y tratar de que la gente, el elector, lo viera como parte de lo mismo que sí queremos cambiar y debe cambiar urgentemente.
    A estas alturas ya sabemos que no, que Héctor Yunes Landa sí es diferente, es un hombre íntegro, probado en su vida política; sin mancha ni algo que lo avergüence frente a su familia, frente a sus correligionarios y aún más, frente a sus militantes que lo han apoyado con fe, simpatía y convicción en sus multitudinarios actos de campaña de los que fueron testigos millones de futuros votantes.
    Vayamos pues, con la certeza de que todo saldrá bien y en paz. La organización, desarrollo y resultados de la jornada están debidamente protegidos y resguardados por la autoridad electoral; así como por los responsables de la seguridad ciudadana que habrán de cuidar el orden y el respeto que se merecen los que acudirán a las urnas.
    El cinco de junio, el día D. El día H. los que ya cambiamos de pensamiento habremos de cambiar nuestro destino. Que así sea.

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