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    Cecilia Muñoz

    Polisemia

    “¡Habiendo tantas parejas que desean adoptar!”. La frase, con más o menos variaciones, pero siempre soltada con la misma ferocidad, es argumento frecuente cuando se habla en contra de la interrupción del embarazo. En el imaginario personal de algunas personas, cuando un embarazo no deseado ocurre, lo mejor que puede hacer la gestante es esperar el término y después dar el bebé en adopción a una encantadora y anhelante pareja.

    La semana pasada, Tavata Calderón nos recordó lo anterior al expresarse en contra de la interrupción del embarazo: “habiendo tantas parejas que desean tener a una criaturita inocente, que desean amarle, cuidarle, respetarle y defenderle de todo”. Aquí no se trata de atacar a la subsecretaria de Mujeres Jóvenes del PRI, sino de rescatar sus -eso sí, criticables- palabras, pues reflejan a la perfección el mito alrededor del aborto y la adopción: mientras tú, mujer, eres una malvada que se niega a recibir el milagro de la vida, en algún rincón del mundo una pareja sufre por esperar un niño para convertirlo en su hijo y cambiar el rumbo de sus exigencias. Un niño que tú llevas en el vientre, pécora.

    Sin embargo, una búsqueda mínima de información desmiente tal idea. Para empezar y de acuerdo con el Inegi, en septiembre de 2015 se contabilizaba más de 30 mil niños y adolescentes en orfanatos de todo el país. Ante esto, es necesario preguntarse si acaso habrá más de 30 mil personas que desean adoptar en México, para que los menores ya residentes en orfanatos no alcancen para cubrir la “demanda”.

    A lo anterior, hay que sumar que adoptar un menor no es cosa de dos días ni permitido para cualquiera. Entre los requisitos necesarios para empezar el trámite de idoneidad, se encuentra ser mayor de 25 años, tener medios suficientes para proveer de todo lo necesario al infante, gozar de buena salud, pasar una evaluación psicológica y hasta presentar un documento firmado por los padres del solicitante en el que manifiesten su consentimiento para que su hijo o hija adopte un menor.

    ¡Tan sólo imagínese! ¡Esos sólo son algunos de los trámites necesarios para empezar el proceso! Dicho esto, ¿no será más bien que las míticas parejas que tanto desean adoptar se enfrentan más al obstáculo de la falta de idoneidad –sea por la razón que sea– que a la carencia de menores en espera de un hogar?

    Las opiniones sobre al aborto como un tema de salud pública y las acciones a realizar al respecto son variadas y, frecuentemente, entran en conflicto entre sí. Sin embargo, si vamos a discutir, sea por este u otro tema, lo mejor es estar un poquito informados, que en estos tiempos no cuesta nada, mas que dar un click.

    polisemia@outlook.es

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