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    Elena Córdova

    Luna Nueva

    De la ilustre poetisa, diplomática, feminista y pedagoga chilena, Gabriela Mistral tomo una parte de una de sus poesías que se titula “El placer de servir” y que textualmente recita lo siguiente: “Toda naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú. Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los corazones y las dificultades del problema”.

    Leerla es realmente inspiradora y nos sirve mucho a quienes verdaderamente sentimos el placer de servir, de trabajar y de ayudar, desde nuestra responsabilidad a la gente, al ciudadano que más lo necesita.

    Para quienes tenemos la bendición de contar con un trabajo, y en éste encontrar gente con vocación de servicio y juntos hacer equipo, es una de las mejores cosas que pueden pasar, porque los beneficios no sólo son en lo individual, sino que, al servir, lo hacemos con conciencia, con la certeza de que vale la pena el esfuerzo colectivo, del gobierno y la gente para poder cumplir con sus metas, salir adelante, mejorar sus condiciones de vida.

    Actualmente, la secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), cuyo titular es José Calzada Rovirosa –en su tiempo nombrado el mejor gobernador de la República, pues dentro de sus logros destaca el haber reducido la pobreza en su estado natal Querétaro, al tiempo que incentivó un crecimiento económico del 6%– impulsa un importante programa denominado Componente de Desarrollo Comercial de la Agricultura Familiar (DCAF).

    Este exitoso proyecto institucional corresponde al Programa de Productividad Rural que forma parte de la oferta programática del Gobierno de la República, que encabeza el Presidente Peña Nieto, a favor de los pequeños productores. El propósito del mismo, es contribuir a la seguridad alimentaria de las zonas más pobres del país, sean estas rurales o semiurbanas, cuya característica principal sea la pobreza extrema. La intención es que mediante la instalación de huertos y granjas familiares se logre una importante producción de alimentos destinados principalmente al autoconsumo. Estoy más que convencida, porque así ha sido mi experiencia vivencial, que las mujeres del campo poseen una gran inventiva, una imaginación, pero siempre necesitan herramientas y elementos, apoyos indispensables para poder concretar ese esfuerzo natural que tienen como mujeres trabajadoras, producto de una formación familiar que les inculcan desde niñas.

    Ahora, como parte de ese gran equipo de la Sagarpa, puedo viajar y conocer otros estados, ver, platicar, orientar a mucha gente del campo a la cual se les está brindando capacitación e infraestructura, equipamiento, insumos, abonos orgánicos y biopesticidas que les permitan producir estas hortalizas en terrenos de su propiedad anexos a su vivienda.

    En esta ocasión me tocó visitar el municipio Guachochi del grandioso estado de Chihuahua, localizado en la Sierra Madre Occidental y reconocido como uno de los más importantes de la nación Rarámuri (Tarahumara), acudiendo en representación de Paulina Escobedo Flores, directora general de Desarrollo Territorial y Organización Rural, al arranque de DCAF. Sin duda fue una gran experiencia y más grata fue gracias al apoyo del delegado Alfredo Baca Trejo, de la misma forma, a Brenda Meraz Rivera, coordinadora estatal de “El campo en Nuestras Manos” en esa entidad norteña.

    Durante el desarrollo del evento pudimos atestiguar la satisfacción de las beneficiarias, como el de la señora Yolanda, quien orgullosa y emocionada nos contaba que con el apoyo de su granja de conejos podrá alimentar a su familia. En resumen, en la entidad se entregarán 1855 apoyos de los cuales el 90% será a mujeres del campo y el resto a gente de la tercera edad, lo que habla sin duda de la nobleza de a quien está dirigido principalmente dicho componente.

    En lo personal, me he hecho una promesa, seguir trabajando por mi querido Veracruz, cargada de estas útiles experiencias y con el ánimo de poder contribuir y servir por la gente que más lo requiere. Tal y como dice otro párrafo de la poesía citada arriba, de la incomparable Gabriela Mistral: Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir. Qué triste sería el mundo si todo estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.

    Y en Veracruz, siempre hay mucho por hacer y por servir todavía…

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