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    Elena Córdova

    Luna Nueva

     

     

    Hace casi un mes atrás escribí sobre la posibilidad de que la elección de los Estados Unidos ganara el candidato republicano Donald Trump y por consecuencia perdiera Hillary Clinton. Lo inimaginable simplemente sucedió.

    El tema vino al caso por las difíciles e impredecibles consecuencias que esto provocaría en nuestro país, incluso en nuestro estado veracruzano. Empezando por la incertidumbre legal de los connacionales y paisanos jarochos que viven, trabajan y envían dinero a sus familias, los cuales ahorran sus dólares con el sueño vivo de algún día regresar, trabajar aquí e invertir ese dinero en la construcción de un mejor futuro para ellos y sus familias, esposa, hijos y demás. Pero lo que vemos es apenas la punta del iceberg, pues una consecuencia inmediata fue el incremento del dólar y la depreciación del peso mexicano. Además, que no sabemos hasta dónde llegará este efecto económico y qué tanto en un futuro cercano. Lo que sí es seguro es que no hay forma de defendernos de seguros y ciertos fenómenos post electorales tanto políticos, como sociales y económicos derivados de ese inesperado triunfo, insisto. Uno latente y de más peligrosidad es que el racismo hacia los latinos arrecie, se vuelva más agresivo y abierto.

    Los que navegan por internet, los que son afectos a las redes sociales y noticieros seguro se han percatado que el ingenio mexicano, como siempre, se ha desbordado y existen cientos de memes hasta ahora que surgieron jocosamente, como para contrarrestar la intención de crear un muro fronterizo que fue una de las promesas de campañas de Donald Trump y que, según analistas serios, tendrá que cumplir a su electorado. Al igual que sugieren comprar más productos netamente mexicanos y ya no acudir tantos a las tiendas propiedad de las trasnacionales, especialmente norteamericanas. Dejando a un lado lo cómico que puede ser, hay razón en el fondo.

    Por otro lado, siempre me es triste decirlo, en mi querido estado veracruzano existen condiciones difíciles tanto en lo político como en lo económico, sin dejar a un lado el tejido social que está severamente lastimado; estos extremos han llevado a muchos a sugerir que nos independicemos de la federación mexicana y hagamos nuestro propio país, pues, argumentan contamos con todo lo necesario –y hasta de sobra – para lograrlo exitosamente. El tema es de mucho pensarse y nos puede llevar horas y horas de conversación y análisis.

    A pesar de que son dos temas superficialmente distintos, en mi modesta exposición trataré de opinar porque en algún momento coinciden en su sentimiento. En ambos casos se trata de la actitud social, que, como mexicanos y veracruzanos, tenemos ante la incertidumbre, ante lo desconocido; por no decir frente a una crisis, una que está por venir y otra que se vive actualmente con intensidad, por si fuera poco, y que no parece tener solución en un corto plazo para desgracia nuestra como ciudadanos veracruzanos.

    Más allá de que fortalezcamos nuestro espíritu nacionalista, debemos empezar por reconocer que, como sociedad perdimos muchos valores y el respeto social e individual. El temor de muchos mexicanos que viven en Estados Unidos es justificable pues no depende de ellos la actitud del nuevo gobierno ante su estancia o deportación masiva pero sí depende de nuestro gobierno, del Presidente de la República que exija respeto hacia los mexicanos y sus familias, apelando a un derecho universal y humano. Esto sin duda les daría a nuestros paisanos que radican allá, no solo ánimo y esperanza, sino que fortalecería el amor a su país de origen.

    En cuanto a mi estado, en lo que a Veracruz respecta, la mejor forma de saber qué nos espera es informándonos e involucrándonos ahora sí, mucho más en las decisiones que se tomarán, en las medidas que habrán de implantar las nuevas autoridades, como primera acción ciudadana. Es decir, no debemos ser tan indiferentes a nuestras autoridades y solamente quejarnos públicamente en las redes sociales, debemos actuar, opinar y participar activamente en la medida de lo posible en la reconstrucción de nuestro estado y dando el beneficio de la duda al nuevo gobierno que la ciudadanía eligió democráticamente. Aquí no hay duda de que así fue. Nunca olvidemos que frente a toda crisis siempre se asoma una nueva oportunidad.

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