Ricardo Vázquez Salazar
Esfera Política
Todavía no ha habido quien le dé un manotazo sobre la mesa a la clase política veracruzana del partido tricolor, quienes permanecen en la mazmorra, rehenes de una aparente indiferencia, con la que desearían se esfumaran las consecuencias del atraco a las arcas estatales y de la ingobernabilidad; con ansias de que se generalizara el olvido de todo el mal provocado en el pasado reciente.
Muchos actores del tricolor -aunque también de otros partidos y sectores- , conscientes de sus transgresiones, han caído en la desesperación. Entre unos y otros se reclaman, se acusan, se denuncian; utilizan el golpeteo en un vano intento de justificarse o con el afán de quedar bien y treparse a otro cargo. Pese a que aún falta mucha putrefacción por salir, la lucha encarnizada por sobrevivir y librarse de la justicia está en su apogeo.
Javier Duarte goza de libertad, de esa misma forma, gradual, el PRI en Veracruz sigue perdiendo la escasa confianza que le resta.
El manotazo que requiere el partido tricolor en Veracruz debe ser contundente, de hechos, no de palabras.
Se requiere mucho más de lo que vino a decir Enrique Ochoa Reza, líder nacional del Revolucionario Institucional: “El PRI iniciará un proceso de renovación en la entidad para volver a conectar con la población y presentarse como una opción política seria en próximos procesos electorales”. Que en su partido se encuentran al pendiente de las investigaciones contra el exgobernador Javier Duarte, acusado de lavado de dinero, delincuencia organizada y otros delitos.
Necesitaran ir más allá de “¡Compañeros y compañeras, que viva el PRI en Veracruz!”, como remató Ochoa Reza. Mientras no se demuestre voluntad para cambiar, el tricolor corre el riesgo de seguir en caída libre.
La población exige que Javier Duarte y cuando menos una veintena de sus cómplices sean aprehendidos. Que dentro de éstos, procedan los desafueros para rendir cuentas; la ciudadanía considera una burla que después de todo lo que se robaron, del daño que ocasionaron los responsables sigan disfrutando de más privilegios.
El tema de los desaparecidos en Veracruz es además de doloroso, delicado. El padre Alejandro Solalinde, defensor de migrantes, debe tener información valiosa sobre esto; ha sido sujeto de amenazas y burlas por sus señalamientos precisos. Todo apunta a que una vez más tuvo razón cuando dio el pitazo de que Javier Duarte se encontraba escondido en Chiapas.
En mayo de 2011, el padre Solalinde dijo que Veracruz es el cementerio de migrantes más grande de México. “Tiene que abrirse el suelo veracruzano, porque yo creo ha de ser el hervidero de esqueletos por donde quiera”, declaró el sacerdote.
No sólo es cementerio de migrantes, como lo aseveró Solalinde, es de miles de veracruzanos. El tiradero de un centenar cadáveres sin identificar en el panteón “Palo Verde” en plena capital veracruzana, así como las múltiples fosas con incuantificables víctimas en colinas de Santa Fe, en Veracruz, lo confirman.
En mayo pasado, Solalinde Guerra expuso: «En Veracruz debe haber cambio de color en el gobierno y si cambia el gobierno yo me voy a animar a decir en dónde están los dos puntos en donde hay restos humanos, pero mientras siga quien está en el gobierno, no lo voy a decir porque van a destruir esa evidencia y ni siquiera tendremos la esperanza que algún día al menos los familiares sepan de su familiar».
En esa ocasión recordó lo que le confió un migrante: «Los únicos que no están metidos en la agresión contra migrantes son el Ejército, la CNDH, la iglesia católica, todos los demás están embarrados y están metidos».
En la ceremonia del sábado pasado en el Congreso local, en la que se entregó la Medalla “Adolfo Ruíz Cortines” a los colectivos de familiares en búsqueda de desaparecidos, imposible que ocultaran sus rostros de dolor, tristeza que invadió el salón pleno.
“No podemos de ninguna manera ser fríos e indiferentes ante una causa tan noble como esta”, afirmó el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
Crearemos la Comisión Estatal de Búsqueda y la “Comisión de la Verdad”, que estará integrada por las madres, por los padres, que sea independiente, autónomo del gobierno, que investigue lo que realmente sucedió estos años y periódicamente informe y dé posibilidad a la autoridad para proceder de la manera más estricta, de la manera más dura, de la manera que lo ordena la ley, en contra de quienes hayan utilizado alguna responsabilidad pública para desaparecer a una persona, se comprometió Yunes Linares.
“Veracruz se ha convertido en una “fábrica de desaparecidos”, donde predominan los “centros de sicariato” y un “Estado criminal” que atenta contra los periodistas, dijo hace poco más de un año Alejandro Solalinde.
Ya se fueron los que usted no tenía confianza, padre Solalinde.
Los familiares de desaparecidos, de Veracruz, de otras entidades y de Centroamérica continúan desesperados en busca de sus seres queridos.
Eternizada frase del movimiento español M15 conocido como los “indignados”, en el 2011: «Nos quitaron tanto, tanto, que acabaron quitándonos el miedo». Así los familiares de miles de desaparecidos en Veracruz, les quitaron tanto, tanto, lo más preciado: sus seres queridos, que acabaron quitándoles hasta el miedo.
Y no van a parar.
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