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    Salvador Muñoz

    Los Políticos 
    Me preguntan si la llamada Ley Mordaza me va a afectar… pienso de inmediato en los periodistas. Estoy seguro que a ellos, a los periodistas, no. ¿Por qué? por una razón muy sencilla: el ejercicio del periodismo es una ciencia, y como tal, tiene que ser exacta, algo parecido al “papelito habla”. Si un trabajo periodístico se sostiene con documentos, pruebas, argumentos y conlleva un sentido social, de beneficio para la sociedad, no habrá lugar a ninguna demanda… pero en mi caso que no ejerzo periodismo, sino simplemente el derecho a la Libertad de Expresión, ¿me afectará la llamada “Ley Mordaza”? La respuesta fue un No.
    La pregunta creo que me la hacen en función de la sátira que empleo en cualquiera de las actividades que ejerzo en las redacciones, desde a la hora de escribir hasta la ejecución de montajes. La respuesta sigue siendo la misma: No creo que me afecte.
    II
    Muchos consideran que es preferible esa elasticidad que tiene la Libertad de Expresión que reprimir o restringir tal derecho, aunque su manifestación a veces raye en Libertinaje, por decirlo de una manera eufemística, pero que incurre en el insulto.
    Dice el Artículo 6 Constitucional: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado.”
    ¡Exacto! La Libertad no es tan libre como parece… tiene sus limitaciones.
    Ahora, a lo que veo en la reforma al Código Civil Federal en materia de protección al derecho al honor (artículo 1916), es que sólo se extiende a los medios electrónicos. Igual cita a los tradicionales, pero es innegable que donde más duelen es donde más se ven. En este caso, al parecer se enfocan a las redes sociales.
    En pocas palabras, la Ley ahí está, sólo pretenden que sea más amplia…
    Por cierto, vale recordar que injuria, calumnia y difamación no existen en nuestros códigos pero sí en nuestras acciones… en lo particular, me son más claros estos tres elementos que “el derecho al honor”, pero bueno… eso ya es otra cosa.
    III
    ¿Podré hacer “memes”? ¿Podré criticar a mis políticos? ¿A los funcionarios? En pocas palabras, ¿podré “chingarlos”, fastidiarlos, molestarlos, aplicar la sátira de Juvenal, de Aristófanes, de Luciano de Samosata, o yendo más cerquita, la de El Hijo del Ahuizote, El Jueves o los Notimemes? Estimados lectores, ¡claro que sí! “Salvo con una salvedad”… la crítica debe ir en función de su labor, de su trabajo, de su desempeño como servidor público…
    Por supuesto, tengo muchas dudas al respecto, pero al final tendré que ir aprendiendo sobre la marcha… por ejemplo, que conste, es un ejemplo:
    Si me pasaran el expediente de un sujeto que pretende ser Fiscal Anticorrupción acá en Veracruz y lo concretara en 5 puntos:
    1.- Ocultó su salario real para dar menos pensión de la que le correspondía a su hijo lo que genera tráfico de influencias en su área de trabajo.
    2.- Llegaba a los juzgados con elementos armados para amedrentar a su ex esposa.
    3.- Amenazaba a su ex esposa y a la familia de ella diciendo que había sido director jurídico del Congreso…
    4.- Amenazó a su ex esposa con “destruirla” si continuaba con el trámite de pensión alimenticia.
    5.- Actualmente retrasa por días los depósitos de la pensión alimenticia de su hijo.
    ¿Incurriría el columnista en violentar el honor del sujeto que pretende ser Fiscal Anticorrupción? Bueno, si hubiera una demanda, el Juez tendría que considerarlo, aunque yo creo que sí, por eso no lo publicaría si fuera cierto… recuerden que es un ejemplo.
    IV
    Otro ejemplo: Esta mañana me encontré un meme con el siguiente título: “El presidente más pendejo del mundo”. La referencia es para Enrique Peña Nieto. El juicio que se dio para que titularan de tal modo al Mandatario nacional es por el “Volvido” y otra serie de yerros que son comunes en nuestro hablar y escribir diarios. Se los juro que he escuchado a intelectuales, magistrados, doctores y demás fauna que se ufana de sus cartas, decir “pero mas sin embargo…”, por citar el más habitual. ¿Qué ocurre con el Presidente? Bueno, gracias a la tecnología, los ojos están puestos en él; a diferencia de la mayoría de sus antecesores y también a una cultura impregnada en los medios y en la sociedad, el Presidente era una institución a la que sólo se criticaba entre cuchicheos, en contados medios o simplemente, ¡no se le tocaba! Estoy seguro que la tecnología y un periodismo más acucioso, hacen que estas “instituciones” sean más endebles, tanto en el ejercicio de la investigación, como en el de la sátira… y también en el insulto. Recuerden cuántos en nuestra opinión nos regodeamos poniendo títulos como “nefasto”, “corrupto”, “rata”, y cantidad de adjetivos, que lejos de enriquecer la opinión, la empobrecen.
    V
    La verdad, insisto, el Periodista (lo puse con alta) no debe ni tiene que preocuparse de esta reforma al Código Civil Federal en materia de protección al derecho al honor, porque mientras su trabajo esté sustentado y abocado a la función, desempeño, labor y trabajo del servidor público (me enfoco en esta figura porque se piensa que se va a proteger al político), se estará cumpliendo con el cometido esencial de la labor periodística, que es informar. En lo que a mí respecta, en el ejercicio de la Libertad de Expresión, me obligará a ser más preciso, conciso y exponer mejor mis argumentos, lo que lejos de reprimirme esa reforma, me obligará a ser mejor… bueno, eso opino yo. Ahora que si me preguntan si estoy de acuerdo con esta reforma, simplemente les diré que no…

    smcainito@gmail.com

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