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    Sheyla Fuertes Lara

    Mujeres que saben Latín

     

     

    Desde hace varios meses, se han registrado noticias de diversas personalidades del espectáculo en Estados Unidos, que realizaron denuncias públicas por casos de acoso y violencia sexual, lo que provocó una polémica con algunas actrices francesas, que las calificaron de exageradas.

    Hace unos días, dos actrices mexicanas hicieron lo propio, una denunció acoso y violencia sexual por parte de un productor; la segunda, reportó acoso de un periodista durante una entrevista, lo que provocó tanto opiniones de apoyo como descalificaciones para ambas.

    Sí, debieron denunciarlo en el momento, es cierto. Pero si no lo hicieron quizá fue por miedo, porque pensaron que no les creerían, porque las someterían al escarnio público, ese que para las mujeres es peor.

    En mi caso, le creo a quien manifiesta públicamente que fue víctima de acoso o que vivió violencia sexual, porque sé que no es sencillo reconocer este tipo de violencia y cuando te pasa el miedo te paraliza, no sabes qué hacer. Por ello, una vez que se deciden a manifestarlo lo segundo es denunciarlo ante la autoridad correspondiente, para que realicen investigaciones y el agresor sea sancionado.

    Por construcción social, por la educación que recibimos, en este tipo de situaciones las mujeres siempre llevan la peor parte, no les creen. Se piensa lo peor, que si los provocaron; que si querían; si usaban falda corta; que si accedió a ir a su departamento, entre otros comentarios que intentan descalificar el hecho, pero no, nada lo justifica.

    Las mujeres vivimos la violencia de manera cotidiana, en el trabajo, en la calle, en el transporte público, no caminamos los espacios públicos de la misma manera que un hombre, nos sentimos inseguras, amenazadas. Y todo porque alguien cree que tiene el derecho a evaluar nuestro cuerpo, de tocarnos sin nuestro consentimiento, de robar nuestras pertenencias, de abusar sexualmente o en el peor de los casos de asesinarnos.

    Otra forma de violentarnos que estamos viendo continuamente son las descalificaciones, los chistes sexistas ahora conocidos como memes, en los que de manera peyorativa se dice algo de las mujeres sea cual sea su profesión y espacio donde se desarrolle.

    Y si la persona que lo hace es un funcionario o funcionaria pública, es peor. Por su cargo debe abstenerse de hacer este tipo de comentarios, sobre todo en redes sociales oficiales. En la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el estado de Veracruz, establece la obligación que tiene el estado y las instituciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

    Esto pasa porque no conocen que hay que ver el mundo desde la mirada de género, para analizar esas ideas de cómo nos dijeron que es ser hombres y cómo mujeres. Los estereotipos en que nos encasillan y que se reproducen todos los días en diversos espacios, donde se discrimina y critica con crueldad a las mujeres.

    Y es que la violencia se ha normalizado tanto en nuestra sociedad, que muchas personas la avalan, como parte de esta construcción social en la que estamos inmersas. Y ojo, con esto no digo que todos los hombres son violentos, hay algunos que nunca ejercerán violencia, pero siguen siendo menos.

    Por ello es necesario educar en igualdad, para construir mejores relaciones. Es urgente educar en igualdad, sin prejuicios, sin estereotipos, porque sólo de esta manera dejaremos las descalificaciones hacia las mujeres y les creeremos cuando denuncien las violencias que viven de manera cotidiana.

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