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    Felipe de Jesús Fernández Basilio 

    Desde a janela
    Reza el tipo penal de fraude lo siguiente: “a quien engañando a alguien o aprovechándose del error en que se halle, obtenga para sí o para otro alguna cosa total o parcialmente ajena con ánimo de dominio, lucro o uso, o cause a algún otro un perjuicio…”

    La palabra que omití en la cita es: patrimonial y aunque el tipo penal permite otras cuestiones relacionadas con el lucro indebido en términos monetarios o patrimoniales los que son lo mismo para equiparar al fraude como delito; lo que en esta ocasión les quiero significar a Ustedes, queridos lectores, es la similitud de lo previsto por la norma penal con la actitud de López Obrador frente al electorado, ya que si bien es cierto que sus promesas de campaña no constituyen jurídicamente hablando el delito de fraude ni tampoco se debe de perseguir a alguien por manifestar sus opiniones en la materia; también lo es que de acuerdo a la lógica y a la experiencia humana, sus promesas sí constituyen un engaño para sus electores, máxime que se aprovecha de sus disconformidades y a todos les promete algo que no va a cumplir y si lo intenta lo hará violentando el sistema jurídico que nos rige.

    Vayamos por partes y en esta ocasión hablaremos de la génesis de su tercera campaña y así tenemos que López Obrador se registró como candidato de su variopinta coalición, (ya que en ella se encuentran presentes tanto sus seguidores incondicionales y los izquierdistas radicales de MORENA, así como los salinistas del PT y los ultraconservadores de Encuentro Social, así como todos los renegados de las demás fuerzas políticas o sea del PAN y el PRI y que piensan que van a tener más futuro en un hipotético triunfo de López que con sus partidos de origen).

    Lo cual parece un remedo mal hecho de aquel Ejército Trigarante que englobó tanto a realistas como a insurgentes para en muy poco tiempo alcanzar la independencia de México, con la salvedad de que éste logró un verdadero consenso para lograr un fin determinado: el cual era la independencia política de México y la consecuencia inmediata de esa unión fue que de todo el país solo quedaron dos plazas leales a la Corona (México y Veracruz); mientras que el movimiento que encabeza el autollamado “Mesías Tropical” no ha logrado convencer a sus opositores, al grado de que en este momento ellos libran una cruenta batalla provocada por el desfavorecido y en cuestión de tiempo actor de reparto y candidato del PRI (José Antonio Meade) para determinar quién va a aglutinar a los contrarios del también autonombrado “Rayito de Esperanza” y así tener posibilidades reales de llevarse la elección, es decir y a diferencia de los Trigarantes, la oposición en su conjunto es mayor a su movimiento.

    Bueno, ahora que estamos en el apasionante tema de la historia de México, empezaremos a develar el gran engaño de nuestro “Gracioso Redentor” y para ello procederemos a definir cada uno de los términos con los que quien se siente el “Mesías de la Quinta Región”, término que me recuerda a aquella vieja división de los DVDes y que aplica al caso de la sátira de candidato populista que tenemos hoy en día encarnado en López Obrador.

    Pues bien, cuando AMLO se registró se dijo juarista, maderista y cardenista, términos que si bien suenan hermosos para los fanáticos de la historia que el PRI nos enseñó y con la cual quiso justificar su corrupción, veremos que los mismos (al menos los dos primeros) se excluyen entre sí y el último no es más que un recuerdo de algo que ya fue superado ampliamente en el orbe.

    Empecemos con Juárez y ahora que estamos en los “idus de marzo”, no hay mejor ocasión para abordar a ese personaje que se caracterizó por su autoritarismo a ultranza y por mantenerse en el poder a costa de lo que fuera, incluso cometiendo el delito de alta traición a la patria (tratado de Mc Lane-Ocampo) y asesinando sin piedad a sus contrarios, tanto en tiempos de guerra civil como en tiempos de paz; ya que vivió siempre para el poder y fuera de él no había nada; es sin duda el peor dictador que hemos tenido y como, valga la redundancia, buen dictador se procuró una historia idílica desde su nacimiento hasta su llegada al poder, al igual que Mao o que Fidel y así mismo se atribuyó una supuesta frase célebre, para que siempre se le rindiera culto.

    Madero por el contrario fue el símbolo de la democracia, tanto en palabra como en obra ya que, si su libro “La Reelección Presidencial” es un verdadero tratado acerca de la democracia, también en los hechos al ser Presidente de la República fue un demócrata a plenitud, al grado de que sufrió el escarnio de quienes añoraban la mano férrea de Don Porfirio, mal que hasta la fecha parece que no ha desaparecido en nuestro país ya que muchos todavía añoran a un Negus Neguesti del abisinio “Rey de Reyes” o su equivalente en mexicano Tlacatecutli y llegó al grado de que sus detractores dijeron que Madero era como “el gallo Chantecler, ya que le faltaba lo que las gallinas poner”, refiriéndose al vacío de autoridad que había cuando el Presidente se limitaba solo a ejercer sus funciones constitucionales sin interferir en la esfera de los otros poderes principalmente del Legislativo y en lo que Madero fue muy escrupuloso, ya que él fue un demócrata en el sentido estricto de la palabra y por lo mismo nunca se extralimitó en sus funciones constitucionales.

    De Cárdenas lo único que diremos es que se trata de un modelo ya superado y para probar lo afirmado solo recordaremos el artículo tercero de la Constitución en su época decía que la educación que imparte el Estado es laica, gratuita y “socialista”, con ello no tenemos nada más que decir, ya que para hablar de las “bondades” del socialismo habría que hacer otro artículo y en lo que a éste toca, no es más que un barniz que López aplica, ya que la contradicción y la burla se encuentra en los dos términos que usó primeramente, es decir no se puede ser a la vez juarista y maderista.

    Mas veladamente el tipo nos está advirtiendo lo que pretende ser, ya que lo de maderista no se lo cree ni su abuelita, pero lo de juarista es para tomarlo muy en serio y más que así actuó cundo fue Jefe de Gobierno del otrora D.F. ignorando a los otros poderes (se saltó a la Asamblea Legislativa al estilo de Maduro y hasta burló un amparo con el famoso “desafuero”) y ante advertencia no hay engaño y solo se necesita ser muy como dije en el título de esta columna para a pesar de ello votar por AMLO, ya que si gana nos va a dar una probada inolvidable de democracia, ya que nunca se va a repetir y es ahí en donde se encuentra el primer ejemplo de fraude moral que AMLO nos quiere hacer.
    felfebas@gmail.com

    Twitter: @fefebas

     

     

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