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    Ricardo Vázquez S.

    Esfera Política

     

    No importa si es por goteo. Lo trascendente es que la Procuraduría General de la República, PGR, continúe recuperando bienes, producto del saqueo a las arcas públicas en el desgobierno mortífero de Javier Duarte de Ochoa. Se entiende que son tiempos difíciles para que alguien en particular se atreva a comprar las costosas propiedades rescatadas y entregadas al Gobierno de Veracruz; aunque eso sería lo más conveniente y de mayor beneficio para la población: que algún corporativo de México, o del exterior, decidiera adquirir las propiedades, cuyos recursos producto de la venta se pudieran utilizar en obras prioritarias: en la construcción y equipamiento de hospitales, clínicas, escuelas.   

    En días recientes corrió una apuesta sui géneris en la CDMX. Consistió en acertar a quien capturarían primero. Por un lado hubo quienes arriesgaron determinada cantidad de dinero a que atraparían antes al famoso mono capuchino que deambulaba en Lomas de Chapultepec. Por otro, a que primero agarrarían a alguno de los ex funcionarios de la Secretaría de Educación de Veracruz, SEV, del duartazo, responsables del mayor atraco y atraso en materia educativa en la entidad. El resultado fue que el primate –nada que ver con el tricolor- fue menos hábil, lo garraron con cebo: con fruta que contenía sedante; mientras que los ex funcionarios de la SEV han sido y parece seguirán siendo escurridizos, más que el simio.      

    En Veracruz y en el Altiplano flota la incógnita:

    ¿Cómo le habrá hecho Adolfo Mota Hernández y sus secuaces para no enfrentar responsabilidad alguna?

    Hay quienes argumentan que Carlos Romero Deshamps, dirigente del sindicato petrolero y  dos ex gobernadores sujetos a investigación, están buscando a Mota para solicitarle les imparta un taller de “Know-how” para enterarse cómo salir bien librado de señalamientos de peculado y que no haya autoridad que les siga los pasos.

    Nunca se entendió cuál fue la razón para que  Javier Duarte diera a conocer que existían dos mil 173 “aviadores” en la SEV, personas que no asistían a trabajar pero si se presentaban a cobrar. Por las cifras dadas a conocer por el propio Duarte, las plazas causaron un agravio a las finanzas públicas por el orden de los 4 mil 891.8 millones de pesos tan sólo durante la administración del reo incómodo. Lo extraño es que nunca más se volvió a tocar el tema, ni dieron a conocer si algún momento se cancelaron esos “avioncitos”.

    Un año y ocho meses le faltaron a Adolfo Mota para concluir hasta el final de la administración anterior como titular de la SEV. Renunció como pate de su estrategia en busca del fuero constitucional que le brindaría convertirse en diputado federal; cargo del que le restan escasos 140 días.  

    En los más de cuatro años en que Adolfo Mota fingió como secretario de Educación, el Instituto Nacional de Educación para los Adultos dio a conocer que en Veracruz el rezago educativo prevaleció en esos últimos cuatro años; es decir, el analfabetismo se arraigó y no hubo avance educativo. Además que en ese periodo, por la falta de construcción de planteles educativos, niños y jóvenes veracruzanos tomaban clases a la intemperie, bajo los árboles, o en casuchas improvisadas, expuestos a las inclemencias del tiempo.  

    Adolfo Mota se volvió un experto en autoprotección. Se fabricó un blindaje nivel 7. Infalible.

    rvazquez002@yahoo.com.mx

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