Brenda Caballero
Números Rojos
Uno de los retos de las pasadas elecciones era darle credibilidad a las Instituciones, principalmente a las consideradas árbitros electorales como son el INE, Fepade y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación pues su imagen estaba en juego con el rumor de que hubiera fraude electoral.
Sin embargo, contrario a toda especulación, la jornada electoral se llevó a cabo con total tranquilidad, excepto en el estado de Puebla, donde se afirma que Miguel Barbosa Huerta recurrirá al Tribunal Federal para buscar la impugnación de la elección de la gubernatura, aunque ya Andrés Manuel López Obrador y el partido de Morena lo han colocado como Coordinador Estatal de ese estado.
Pero regresando al proceso electoral que pasó, lo nuevo fue la Fiscalización que tuvo en tiempo real a nivel nacional en todas las campañas, además de que para el INE no hubo secreto bancario, fiduciario ni fiscal, siendo este modelo único en el mundo. Con esto, los partidos políticos tenían que reportar al momento lo que ingresaban y lo que gastaban. Incluso hubo hasta auditorías de campo para verificar gastos que no reportaran los partidos políticos.
Pero la cereza de la Fiscalización del INE fue un modelo de riesgo e inteligencia financiera que consistió en que su sistema les informó desde hace varios meses los movimientos bancarios de los partidos. Con esto se logró identificar si existían empresas fantasma o fachada, además de detectar si hubo alguna transacción en las cuentas que manejan fondos públicos de todos los niveles.
Esto fue con la intención de conocer el dictamen de Fiscalización antes que el Tribunal Electoral califique las elecciones, a diferencia de la del 2012, donde el resultado se obtuvo hasta mediados del 2013 y se conoció que hubo dinero sucio, triangulación financiera, gastos excesivos y muchas artimañas más como los famosos monederos de Monex que utilizó el PRI y que rascándole más hasta salió a relucir el estado de Veracruz con un esquema de empresas fantasma que aportaron recursos públicos a la campaña presidencial.
Por ello, esta vez la forma fue diferente. Se trató de llevar la fiscalización a la par y hoy conocemos que derivado de los hallazgos de la Unidad Técnica de Fiscalización en este Proceso Electoral, el Consejo General del INE impuso multas a tres partidos; la mayor, al partido de Morena por supuesta utilización indebida de un Fideicomiso; al PRI, por triangulación de recursos de su partido con el gobierno de Chihuahua; y al PAN, por simulación de aportaciones de tres personas físicas a nombre de una moral.
Déjeme comentarle que esta información ya se había filtrado antes de la elección, pero ¿Por qué no se dio a conocer? Simplemente porque el resultado de la fiscalización, por Ley, debe ser después de la elección. Y si se hubiese conocido ¿hubiera cambiado los resultados? Desde luego que no, actualmente la ciudanía está tan dolida que cualquier cosa que le dijeran en contra del partido Morena no lo creerían y dirían que son pruebas fabricadas. El mismo López Obrador ha catalogado de vileza la decisión del INE de multar a su partido, pero eso sí, aceptará la constancia de mayoría que le otorgue el instituto por haber ganado la Presidencia de la República.
Con todo lo que vemos podríamos concluir que los partidos políticos a la hora de las elecciones, jugaron sucio, pero nuestra Ley Electoral sigue siendo tan flexible, que no importa el tamaño de la infracción ni el delito; al final, se gana “haiga sido, como haiga sido”.
@NumerosRojos_BC
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