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    Salvador Muñoz

    Los Politicos

     

    Nació de cierto modo, con un carácter socialista que reclamó una equitativa distribución de la riqueza y por qué no, la defensa de los derechos de los trabajadores. No. No hablo de Morena, sino del bisabuelo del PRI: el Partido Nacional Revolucionario, creado por Plutarco Elías Calles allá por 1929. Hoy, el nieto el consentido quiere cambiar de nombre. En la historia del partido esto no es nuevo, pero sí las circunstancias que lo obligan a buscar la pila bautismal en aras de limpiarlo del pecado.

    El hecho de que sea Claudia Ruiz Massieu quien ponga en antesala esta posibilidad, opción o pauta, es demasiado significativo, porque de un modo u otro, en sus apellidos lleva parte de las condiciones que llevan al PRI, a buscar otro nombre.

    II

    El abuelo, el PNR, aglutinó en sus filas a los trabajadores y a los ejidatarios y buscó el modo de que sus brazos alcanzaran incluso a los burócratas. Por eso, de cierto modo, a sus apellidos honró en sus primeros años: obrero, campesino y popular.

    Nueve años más tarde, por diferencias entre su fundador y el presidente Lázaro Cárdenas, aparece el papá del PRI: el Partido de la Revolución Mexicana, que incluyó a más sectores obreros y para esas fechas, podríamos llamarlo como el Partidazo, pues si bien, hubo apertura para que nacieran más partidos, éstos eran llamaradas de petate, con excepción del Partido Acción Nacional.

    En 1946, la exigencia de una renovación de cuadros así como dejar a un lado a los militares para dar paso a los civiles con carrera universitaria, dio lugar al nacimiento del PRI.

    Al menos la historia nos habla hasta cierto punto, de un PNR y PRM de diálogo, de apertura, de civilidad… hasta cierto punto. Sucede lo que tiene que suceder en esas familias donde el abuelo y el padre conforman un imperio y el nieto no lo entiende porque simplemente no lo trabajó. Y sí, hubo cosas interesantes en el PRI, pero nuestra sociedad no perdona que el poder humille al pueblo… Miguel Alemán Valdés no sólo es recordado por el mote de Alibabá y sus 40 Ladrones, sino también por el uso de la fuerza pública para reprimir las olas de inconformidad previas a su sucesión… ahí podría empezar la debacle del PRI.

    III

    La década de los 60 fue singular desde su inicio, con la masacre de Chilpancingo, hasta el 68, con la Matanza de Tlatelolco. La cereza en el partido fue la muerte de Carlos Madrazo y de refilón, el 71, con la matanza del Jueves de Corpus.

    No sé ustedes, pero dentro de este escenario en que vivía el PRI, una luz de esperanza no sólo para el partido, sino para todo el país, fue sin duda, Jesús Reyes Heroles, quien desde la secretaría de Gobernación, ponía los cimientos para acercar la democracia real, plural y de competencia al país con el registro de partidos, con la inclusión de los famosos plurinominales (cuando de verdad ejercían como tal), la aceptación de las coaliciones, entre otros… quizás el 2000 sea el escenario más cercano de lo que pretendió Reyes Heroles con la reforma política electoral de 1977, aunque dos años después, los resultados de ésta se vieron reflejados con voces críticas dentro del Congreso de la Unión… Beatriz Paredes Rangel puede dar fe de esto.

    IV

    En los 80, viví con una zozobra que era tan similar como cuando citaban la palabra “Nagual” en los cuentos de la noche: crisis. No la conocía, no la entendía, no la percibía, pero le tenía miedo. En el 88, escuchaba que el PRI había hecho fraude y lo más que recuerdo era “la caída del sistema” de Manuel Bartlett. Mis maestros hablaban con desprecio de Salinas de Gortari.

    En los 90, viví en la redacción La masacre de Aguas Blancas y la Matanza de Acteal y los responsables, gobiernos del PRI. Estaba en Acayucan cuando vi en las noticias la muerte de Luis Donaldo Colosio, el candidato del PRI… ¿recuerdan que dije que era significativo que Claudia Ruiz Massieu citara la posibilidad del cambio de nombre por arrastrar en sus apellidos circunstancias? La muerte de su padre, José Francisco Ruiz Massieu, es una de ellas; su tío, Carlos Salinas de Gortari, es otra.

    El inicio de siglo fue significativo para México y el PRI. Ganó la democracia y perdió el partido. El PAN, tras décadas de lucha, asumía el poder y cuando despertamos, el PRI seguía ahí, en ese 2012.

    V

    A diferencia del PNR y PRM, las condiciones para que el PRI cambie de nombre no son tan sencillas por razones simples y lógicas que hasta un militante de 18 años es capaz de entender: así le pusieran al PRI el nombre más rimbombante que se les ocurra, para la gente seguirá siendo el PRI y se estigmatizará su bautizo… es como si al Cruz Azul, en vez de persistir cambiando jugadores, cambiando técnicos, cambiando directivas, hubiera optado por ponerse otro nombre en espera de a ver si así, ganara un campeonato.

    Si el PRI en realidad quiere cambiar, más que hacer un análisis y mesas redondas del porqué la derrota, más que cambiar de nombre y apellido, tiene que asumir antes que nada, ante la sociedad, sus culpas y complicidad, sea por omisión o comisión y tras ello, dar paso a la renovación y a algo en lo que he insistido, pero hasta el momento, el estado de shock en que se encuentra el partido no lo entiende: asumirse como oposición y entender que mantenerse como la tercera fuerza electoral en el país, tiene dos opciones que sólo dependen de él: seguir allí y subir escalafones, o desaparecer, así se ponga el nombre que quiera.

     

    smcainito@gmail.com

     

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