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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

     

     

    Hay dos casos que me consternaron este martes donde se involucra a dos de los sectores más indefensos que puede haber en nuestra sociedad: los ancianos y los niños.

     

    El primer caso, ocurrido en la Ciudad de México: es seguro que se haya enterado por la televisión o las redes sociales de cómo un proveedor de la cadena Bimbo suministra a un tendero que a ojo de buen cubero ha de rebasar tranquilamente los 70 años. Con una frialdad increíble, el sujeto toma una cantidad de pastelillos y se los guarda en su chamarra. Todavía le asegura al tendero que le ofrece promoción “por ser cliente distinguido”. El vendedor de Bimbo no se dio cuenta que era grabado por videocámara. Es seguro entonces que quienes están en esa tienda, se hayan percatado del faltante en la mercancía y hayan decidido instalar este sistema de vigilancia.

    La gente pedía el despido inmediato del sujeto y hubo uno que le pedía a Bimbo que no le diera el beneficio de la liquidación. ¡Por supuesto que el sujeto no merecía el despido, sino la cárcel!

    Grupo Bimbo informó que el repartidor que fue captado robando mercancía en una tienda de abarrotes fue dado de baja de la empresa y puesto a disposición de las autoridades.

    Hasta allí pudiéramos cerrar el caso y todos felices y contentos, pero no… la tercera edad es más complicada. En este asunto, sólo fue robo, pero cuántas historias detrás de una puerta no ocultan maltrato psicológico, físico, abuso y hasta despojo…

    La segunda historia ocurrió en Xalapa y fue en la mañana de ayer, cerca de Sefiplan cuando una señora se percató de que dos niñas atravesaban el puente peatonal. Ambas iban descalzas y en su rostro había desesperación. Detrás de ellas, un sujeto.

    La señora siguió la escena y a las pequeñas y cuando el sujeto vio que las estaba cobijando, regresó sobre sus pasos.

    Una de las niñas tenía una edad aproximada de seis años. La otra, como tres. Buscaban en la nada a su madre… saben que trabaja pero desconocen en qué y en dónde. No querían estar con su padre (se presume que el sujeto que las perseguía era él) porque “les baja los calzones y las toca”.

    La hermana mayor nunca soltó de la mano a la pequeña. Una de ellas tenía un corte en el pie… quizás producto de la carrera. La niña contaba que tienen un hermanito bebé pero a él se lo lleva su madre al trabajo.

    Mientras se daba aviso a las autoridades, la señora que cobijó a las niñas les compraba alimentos propios de los que venden cerca de la Sefiplan… ¡devoraban la comida!

    Llegó una patrulla y la señora decidió acompañarlas hasta el DIF donde fueron puestas a resguardo de las autoridades. Uno espera que a estas alturas las pequeñas estén en el DIF protegidas y ya se esté tras la detención del sujeto que generó que estas niñas, corriendo buscando a su madre, poco les importara huir descalzas ante la indiferencia de la gente… de no ser por una señora…

    Recuerdo que hace poco se planteó como iniciativa de Ley que los mismos maestros participaran en el cuidado de los niños y estuvieran atentos a su conducta… o a su ausencia del salón de clases… ojalá así sea en aras de que nuestros niños dejen de ser junto con nuestros viejos el eslabón más débil de una sociedad que cada vez parece más enferma.

     

    smcainito@gmail.com

     

     

     

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