Sergio R. Vaca Betancourt Bretón
La semana pasada reeligieron por 6 años como Secretarios de los Sindicatos de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana y Nacional de Trabajadores de la Educación al Señor Carlos Romero Deschamps y a la Señora Elba Esther Gordillo.
El primero de ellos ha ocupado ese cargo desde 1997, lapso durante el cual el señor Carlos Romero Deschamps ha sido Senador (1994-2000), Diputado Federal (2000-2003) y ahora otra vez Senador siempre plurinominal, cobrando simultáneamente salario y jugosas prestaciones como trabajador de Pemex pero sin trabajar, viáticos ilimitados y las percepciones propias de los Legisladores Federales, volviéndose inmensamente rico como lo evidenció una hija suya hace pocos meses al viajar en avión particular por el mundo y gastar dinero a manos llenas.
Por su parte la señora Elba Esther Gordillo, de quien se afirma jamás ha dado clases, tiene varias plazas magisteriales que no ejerce pero sí cobra; ha sido Senadora y Diputada Federal sin hacer campaña; manejado a su albedrío y sin rendir cuentas las cuotas sindicales, lo que le ha permitido acumular enorme riqueza, por ejemplo una residencia en Coronado, población cercana a San Diego en Estados Unidos, donde viven los más ricos de California, que a su vez es el Estado más rico de nuestro vecino del norte, y hasta formar “su Partido” el Panal, por cuyo conducto hizo Senadora a una nieta y Diputado Federal a un nieto, obviamente plurinominales, esto es, sin que nadie vote por ellos.
Algunas personas me han preguntado cómo le han hecho estos personajes, y otros líderes Sindicales, para conseguir que sus agremiados voten tantas veces por ellos a pesar de su mala fama pública, y dar respuesta a esas interrogantes me motivó a escribir este artículo.
La respuesta es sencilla: Los Secretarios de los Sindicatos a que nos referimos tienen a su disposición instrumentos de coacción que hacen casi imposible que los agremiados voten contra ellos.
La Comisión de Escalafón decide qué trabajadores ascienden de categoría, lo que implica mejor salario. Quienes votan contra el líder nunca ascienden.
Los líderes sindicales escogen entre sus incondicionales quienes serán Regidores, Síndicos, Presidentes Municipales, Diputados Locales, Diputados Federales, Senadores y a veces hasta Gobernadores. Quienes votan contra el líder no llegan a esos cargos.
Los líderes sindicales autorizan entrega de casas y préstamos a quienes les apoyan. Quienes votan contra el líder jamás reciben dichas prestaciones.
Los líderes sindicales aplican discrecionalmente la cláusula de exclusión, mediante la cual expulsan del Sindicato y dejan sin trabajo a los que se les oponen.
Dentro del Magisterio los líderes sindicales otorgan plazas a los maestros sumisos y a sus familiares, por eso algunos llegan a tener 3 plazas como si fuera posible trabajar más de 24 horas al día. Y cambian de adscripción a los rebeldes para obligarlos a renunciar. En 2008 a una maestra de primaria que siempre trabajó en el puerto de Veracruz la trasladaron a la Sierra de Zongolica porque se quejó de la Directora que era protegida del líder. Y en 2009 a otra maestra por haberse negado a tener relaciones íntimas con su Director la cambiaron de Veracruz a Chicontepec.
Una manera efectiva de impedir que los líderes sindicales se eternicen es volviendo el voto de los trabajadores secreto y libre, porque eso hoy no existe.
En las asambleas donde se eligen a los dirigentes sindicales los obreros y trabajadores votan a mano alzada, por lo que todos se dan cuenta del sentido en que sufragan. Consecuentemente los que votan a favor del dirigente que se quiere reelegir cuentan con su buena voluntad y los que votan en contra lo hacen a sabiendas de que a partir de entonces sufrirán represalias.
Ojalá en el Senado se apruebe la reforma laboral obligando a que el voto dentro de los Sindicatos sea secreto y en urnas.
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