Brenda Caballero
Números Rojos
Cuando reviso mi correo en internet, generalmente paso por alto los forward, es decir los correos que tienen en el asunto un Fwd, aunque son muy pocos, hay algunos interesantes como los de ayuda para encontrar a alguna persona extraviada; generalmente mis contactos me mandan cadenas, ésas que si no reenvío harán que me caiga una maldición por los siglos de los siglos, o aquellos de alguna institución bancaria que me dicen que me van a cancelar mi cuenta si no entro a un link o liga marcados en ellos… ¡qué chistoso! –Pienso– ni siquiera tengo cuenta allí.
Hay quienes me reenvían correos y correos de todo… de ángeles, de fotos, de chistes, de asuntos políticos, de consejos, de religión y hasta triple X.
Es bueno cuando algún conocido se acuerda de ti, ¿pero que te mande más de veinte correos en un día? Eso se llama ociosidad. ¡No vaya a creer que soy una amargada! Bueno… a lo mejor un poco, pero trato de que el poco tiempo que dedico a checar mi mail sea de calidad.
Es decir, casi nunca envío correos, al menos que lo amerite la ocasión o para mandar información, entonces sí, me siento frente al monitor, me inspiro y escribo.
Por eso esta semana que pasó fue muy grato recibir por email un correo con el asunto: Saludos de Lector, de Rodolfo Sánchez, en donde me expresaba que extrañaba mi columna, pues tenía dos semanas que no había escrito… ¿tanto? –Pensé–, debo darme más tiempo… le contesté.
Y es que al igual que Eric Campos, Fernando Ramírez, Guillermo Antonio Ramírez y José Enrique López, por mencionar algunos de mis lectores que en su tiempo han hecho llegar por email sus opiniones a favor o en contra de este espacio, es gratificante para cualquier redactor saber que genera algo en los demás, ya sea positiva o negativamente.
No escribo en grande como muchos de los columnistas que Usted conoce, es más, ni siquiera puedo decir que sea parte del grupo, pero cuando doy mi opinión, trato de dar algo más que eso, una parte de mí… luego entonces ¡ya pase de amargada a cursi!
Y es que actualmente, a pesar de toda la tecnología que nos rodea, cada vez tenemos menos tiempo, y conste que no me justifico por no escribir, sino por no darme el tiempo para hacerlo.
No sé usted, pero ya ni sabemos si el cielo tiene estrellas, pues no tenemos el tiempo de voltear a verlo. Desconocemos la textura de los pétalos de las rosas porque no nos detenemos un momento a mirarlas, es más, ya ni escribimos cartas a un amigo para decir lo que realmente sentimos por él.
Hoy, esa misma tecnología que pudiéramos hacerla benéfica, nos ha llegado a perjudicar, por ejemplo: ¿recuerda cuando no había control remoto para cambiar de canal al televisor? Había que pararse y hacerlo manualmente; no era mucho, pero al menos nos obligaba a hacer un mínimo esfuerzo y ejercicio.
¿Actualmente ha contado cuantas veces al día dice no tener tiempo para algo? Si son muchas, trate de darse el tiempo de que sean menos.
Y sobre todo, si usted es asiduo lector de algún redactor, columnista, periodista, incluso de las memorias de un familiar, hágaselo saber, es muy reconfortante la opinión de un ser humano en algún lugar de la tierra, que la tecnología sirva para eso…¡Dése el tiempo para hacerlo!
Email:caballero_brenda@hotmail.com
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