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    Jorge Arturo Rodríguez
    Tierra de Babel

    Alguna vez el filósofo y economista francés Étienne Bonnot de Condillac dijo que en tiempos de corrupción es cuando más leyes se dan. Y vaya que le asiste la razón. Por eso no me extraña que ahora, recién conformado el nuevo Congreso de la Unión estén entrando iniciativas de ley y de reformas para ser aprobadas luego. Y mucho menos me extrañaría que una vez que el Gobierno de Enrique Peña Nieto asuma el poder, pos los legisladores se atiborren de propuestas de ley y de modificaciones a ordenamientos legales. Faltaba más, faltaba menos, Qué caray, que con proponer no se pierde nada, al contrario, se guardan las apariencias de que sí se trabaja para bien de México –¿y de la mayoría de los mexicanos?
             Ahí está, pa’ empezar, la dichosa reforma laboral, aprobada ya por la Cámara Baja, haiga como haiga sido. Pos, carajos, se trata de realizar cambios sustanciales que permitan hacer frente a la realidad actual con miras al futuro que fortalezcan al país frente a un mundo cada vez más globalizado y exigente. Ojo, del país, eh, porque de los pinches mexicanos jodidos ahí se verá después, y como siempre se realizarán enmiendas y parches ulteriores, si les da la gana a nuestros sesudos, responsables, concientes, honestos, dedicados… ¡uuf!… legisladores. Claro, con la venia del Gobierno y de los partidos políticos asociados, digo, perdón, involucrados, interesados… El cuento ya lo sabemos: “…y todos vivieron felices por el resto de sus vidas”. ¿Todos? ¿Vida? Para millones de compatriotas en la miseria, lo dudo. No nos hagamos penjamos.
             Y bueno, ahí está también la iniciativa de Enrique Peña Nieto para crear la Comisión Nacional Anticorrupción, que para ello el Senado y la Cámara de Diputados tendrán que reformar la Constitución Federal en sus artículos 21, 73, 102, 108, 109 y 116, para luego ser validada por lo menos por 17 Congresos estatales y posteriormente el Presidente de la República expida el Decreto correspondiente. En fin, que a la tan añorada Comisión Anticorrupción –añorada porque ya estamos hasta la madre de tanta corrupción-, todavía le falta tiempo de gestación para nacer, desarrollarse y cumplir realmente con su cometido. Alguien ya lo dijo por ahí, si quieres que algo se haga nombra un responsable, si quieres que se demore eternamente nombra una comisión. Pero no seamos pesimistas, demos tiempo al tiempo.
             Ahí está igualmente la iniciativa de la fracción del PRI en la Cámara de Diputados, para modificar el artículo 39 de la Ley Orgánica del Congreso General a fin de reducir el número de legisladores. Vaya, que pretenden quitar 100 diputados y 32 senadores de representación proporcional, para que la Cámara de Diputados quede integrada por 400 y el Senado de la República por 96 legisladores. No más, eh. Hasta mucha complacencia sería de lograrse esa reducción. Pos acuérdense en el país que sobrevivimos.
             Y los diputados panistas no se quedaron atrás, porque presentaron una iniciativa de reforma Constitucional para eliminar la figura de la representación proporcional en las dos Cámaras del congreso. Ellos proponen que sólo sean 300 diputados por mayoría relativa, y 96 senadores.
             Además, platean suprimir el fuero constitucional a los diputados y senadores. Que Dios los escuche, pitufos. O ya vayan haciéndole como los legisladores eslovacos del Partido Solidaridad y Libertad, que posaron sin ropa para reforzar su iniciativa que propone despojar de la inmunidad judicial a los integrantes del Parlamento de ese país, con el lema “Los legisladores son simplemente seres humanos, como cualquier persona”. Pos ojalá, o lo que es lo mismo, pidamos a Santa Claus, los Reyes Magos o a cualquier Santo de cabeza, para que nos la haga buena, a ver si así ya no evaden sanciones y le van pensando tantito. Ajá, ¿y la nieve de qué sabor?
    Por lo pronto, ahí se ven.
    Hasta la próxima

    jarl63@yahoo.com.mx

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