Destacado

    Sheyla Fuertes Lara

    Mujeres que Saben Latín

    Por generaciones las religiones han manejado la palabra culpa para que las personas nos sintamos mal por realizar acciones que de acuerdo a sus preceptos nos dicen que no son buenas.

    Nos han metido en la cabeza que la culpa es algo malo en nuestro actuar y por cuestión cultural y estructural como parte de este sistema, a las mujeres nos endilgan responsabilidades que si no las cumplimos somos culpadas por sus resultados.

    Cada persona toma sus propias decisiones de acuerdo a sus responsabilidades, que sin duda tendrán consecuencias y que cada quién deberá afrontar.

    De hecho, la palabra culpa debería desaparecer de nuestro vocabulario, porque lo único que provoca es un sentimiento de frustración cuando te dicen que algo no hiciste conforme a cada criterio, lo observamos cotidianamente en el tema de la violencia.

    Por generaciones, en el movimiento feminista diversas mujeres han trabajado para el reconocimiento de nuestros derechos humanos y una vida libre de violencia, tanto en el ámbito privado como en el público.

    Hay avances significativos al respecto, pero de lo que no nos hemos librarnos es de que nos “echen” la culpa ante los feminicidios y la violencia que aún registran muchas mujeres y niñas.

    Si una mujer vive violencia con su pareja, lo primero que se dice: “fue su culpa”, “algo hizo”; si camina sola por la noche, la respuesta no ha cambiado: “ella se lo buscó, por qué andaba a esas horas”; si eres víctima de violencia sexual, un poco peor: “mira cómo iba vestida”, “de seguro lo provocó”.

    Desafortunadamente, se sigue pensando que la responsabilidad de vivir violencia sólo es de las mujeres, pero andar solas no es delito, el violentar y el matar sí lo es, y pocas personas lo ven y se manifiestan al respecto. Sobre todo, quienes se niegan a dejar sus privilegios y las ideas que tanto daño causan para el avance de las mujeres.

    Cuando se presenta un hecho violento, no falta quien cuestione a las funcionarias que ocupan cargos en la administración pública, a aquellas que ocupan un cargo de elección, a las activistas, como si sólo de ellas fuera la responsabilidad de hacer algo en este tema tan delicado y que debe ser una prioridad su atención.

    En el tema de los feminicidos y la violencia tienen que entrarle los tres ámbitos de gobierno, porque la violencia es estructural, cultural, y para que esto cambie se requieren de acciones y políticas públicas desde diversos frentes.

    El gobernador Cuitláhuac García Jiménez y el Fiscal del estado Jorge Winckler, tienen responsabilidad, al igual que todo el funcionariado de los tres poderes, para trabajar en una estrategia coordinada que sirva para detener los feminicidios, la violencia contra las mujeres, las desapariciones y se haga justicia. No hay que deslindar responsabilidades, en esta problemática deben entrarle todas las personas.

    ¿Tú qué estás haciendo?, ¿Hablas con tus hijas e hijos respecto a la violencia?; ¿propicias otro tipo de relaciones y reaprendizajes entre mujeres y hombres?; ¿tratas con respeto a las personas con quien te relacionas?; ¿evitas burlarte de las mujeres?; ¿compartes chistes misóginos e imágenes sexistas?; ¿en qué contribuyen los medios de comunicación y las redes sociales?, ¿hacen algo al respecto?

    Por ahí también se puede accionar, para evitar responsabilizar a las mujeres de la violencia que vivimos, en una problemática que nos afecta y debe ocupar a todas las personas, para lograr un verdadero reaprendizaje y cambio estructural tan necesario.

    Hacer Comentario