Ricardo Vázquez S.
Esfera Política
Sería conveniente que el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su visita a tierras veracruzanas del 1 al 3 de febrero, dispusiera de unos minutos de su tiempo y se reuniera con familiares de personas desaparecidas; con quienes viven el duelo de un familiar ejecutado por no haber reunido el dinero exigido por los delincuentes; con quienes sufren por tener un ser querido secuestrado en estos momentos. López Obrador podría mirarlos a los ojos, ver en todas esas personas el sufrimiento reflejado en el rostro. No podemos decir que sentirlo, porque eso es imposible, pero sí alcanzar a percibir el infierno que se vive y se ha vivido en esta tierra; darse cuenta que lo que necesitan con urgencia los veracruzanos es seguridad y tranquilidad, no béisbol.
Se esperaría que el presidente Andrés Manuel previo a la visita a Veracruz anunciara que traerá en las manos una estrategia bien definida de combate a la violencia e inseguridad; un plan que comprendiera un área de inteligencia con suficiente experiencia para alcanzar los objetivos deseados. Es decir, que como al menos lo están intentando al enfocar todas las baterías para combatir el huachicoleo, lo deseable sería que en la entidad veracruzana echaran toda la caballería encima para acabar con los hechos delincuenciales y criminales, lo que hasta el día de hoy no ha habido. Se esperaría que anticipara una estrategia bien planeada y con toda la decisión para acabar con el ambiente de terror; ante esto los veracruzanos le agradecerían al jefe del Ejecutivo federal una vez que se empezaran a ver buenos resultados, en lugar de anunciar que volveremos a tener al equipo Águila de Veracruz en la Liga Mexicana de Béisbol, como lo dio a conocer este jueves AMLO.
Lo que se padece y se ha padecido en Veracruz es distinto a otras entidades. El desconsuelo de los veracruzanos lleva 14 años. La delincuencia organizada común y la delincuencia organizada de cuello blanco han causado estragos a la población desde que asumió la gubernatura el distinguido priísta Fidel Herrera Beltrán, seguido por su discípulo número uno, Javier Duarte de Ochoa; administraciones que además de haber abierto las puertas a la delincuencia organizada, el saqueo brutal a las arcas públicas, así como las bestialidades cometidas en el sector salud, han sido atrocidades que han dejado heridas muy profundas en decenas de miles de familias veracruzanas.
Lo más preocupante es que la criminalidad: ejecuciones, desapariciones, feminicidios, mantienen el mismo ritmo desde hace más de una década, mientras las autoridades locales -incluidos legisladores-, están ocupadas de lleno en acabar con todo lo que huela a Yunes azul; enfrascados en una absurda y cruenta batalla, unos atacan y otros se defienden. Fidelistas y duartistas ahora son intocables, se indignan si se les señala de ladrones saqueadores.
Pero cómo será posible acabar con la violencia si además de lo anterior los criminales cada día tienen mayores facilidades para actuar. Incongruente que los legisladores federales hayan descartado del catálogo de delitos no graves: el feminicidio, el abuso o violencia sexual contra menores y la desaparición forzada, es como haberles creado un programa social de impunidad a los delincuentes, de considerables beneficios, con ingresos sumamente atractivos al cometer ilícitos.
“La guerra contra los líderes del crimen organizado terminó oficialmente… el objetivo de mi administración no es capturar a los cabecillas de los cárteles de la droga o del huachicoleo, sino garantizar la seguridad pública”, sostuvo en su conferencia matutina también este jueves el presidente López Obrador.
¿Cómo, de qué manera se podrá alcanzar eso?
¿En qué región del planeta se ha logrado garantizar la seguridad de la población sin combatir al crimen organizado?
Se entiende que a Andrés Manuel López Obrador le importa mucho el deporte como él mismo lo ha expresado, que su pasión es el béisbol; pero López Obrador hoy es el presidente de la República, y lo que es prioritario en estos momentos para los veracruzanos, lo que más necesitan con urgencia es dejar de vivir en la zozobra, poder salir a la calle y caminar con tranquilidad.
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