Salvador Muñoz
Los Políticos
Escucho los truenos… ¿Recuerdan cuando la lluvia era motivo para jugar con aquellas clásicas rondallas infantiles?
Era cantar algo así como:
“Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva/ los pajaritos cantan, las nubes se levantan/ ¡Que si, que no, que caiga un chaparrón…”
Escucho los truenos… ¡Cómo cambian las cosas cuando vamos creciendo! en mi adolescencia, recuerdo que en la película de “Poltergeist”, para calmar a un infante, un adulto le dice que cuando vea el relámpago, cuente hasta que oiga el trueno… dependiendo de cuánto tarde en escucharse, será la distancia de la tormenta, si está cerca o lejos…
Realmente a los truenos no les tengo miedo… creo que Harry, mi buen compañero canino, sí. Cada vez que los escucha, si vamos en la calle, me pide con su negativa a seguir dando la vuelta, regresar a la casa… y volvemos sobre nuestros pasos. Es curioso, pero en casa, si lo oye muy cerca, quizás ladre; mientras, no…
A lo que sí le tengo miedo es al relámpago… ahí sí, mis respetos… y es que temo que un rayo me caiga o como coloquialmente se dice: ¡que me parta un rayo!
Los truenos, entonces, no deben significarme más que el anuncio de una tormenta… nada más… o como dijera el poeta Arturo Antonio Torres Muñoz en “Barrunto de Tormenta”:
“Baja, baja, costalito de agua
que la tierra está reseca,
Así canta la hojarasca
Con el viento de tormenta,
mientras al repecho de las peñas
Un ganadero espera
que se cumplan sus deseos.
Ya se ha roto el silencio,
Los callados guacos
Siguen el concierto
de las ranas y las garzas
Iluminadas por pálidos destellos
de los primeros rayos.
¡Que llueva, que llueva!
así cantan los chiquillos
a la virgen de la cueva,
mientras un débil carrizo
ha sido roto por el viento
para crear diminuta flauta
y honrar a la tormenta.”
Bello, ¿verdad? Sin embargo, el Trueno no es igual para todos… por ejemplo:
Para los vecinos de la avenida Luz del Barrio y San Andrés Tlalnelhuayocan, el trueno asume otra acepción para el resto de sus vidas…
Para algunos, será el que tengan que poner a relativa altura sus muebles, electrodomésticos y demás pertenencias, para que las aguas no los dañen…
Para otros, será el recuerdo amargo de la tarde-noche que perdieron sus pertenencias ante el arrastre del agua y lodo que hubo después de la advertencia de muchos truenos….
Para nuestras autoridades de Protección Civil y de Seguridad Pública, así como de instituciones de socorro, como Bomberos y Cruz Roja, significa el prestar ayuda cuando así lo requiera la gente…
No quisiera pensar que los truenos signifiquen para nuestras autoridades estatales y municipales la oportunidad de tener dinero a través de la desgracia de otros en algo que ya se va volviendo previsible en ellos como debiera ser la prevención del desastre: las declaratorias de emergencia.
Los Atlas de Riesgo no dejan de ser buenas intenciones que igual se los lleva el agua cuando ocurre una desgracia por un aguacero… que conste, ya ni siquiera mencionar una tormenta tropical o huracán porque entonces sí, ¡nos lleva la chingada con rondalla, poemas y su Protección Civil guanga!
El trueno entonces, ya no es motivo de juego, barrunto de tormenta ni de miedo, como el de la película de “Ted” (el osito parlanchín), que junto con su amigo, para combatir su temor, inventaron una canción no apta para castos ojos y oídos:
“Cuando escuches el sonido de truenos / no te asustes tanto / sólo toma a tu compañero de trueno y di estas palabras mágicas / chinga a tu madre, trueno / puedes chuparme el pito / no puedes ‘tronearme’ porque sólo eres un pedo de Dios….”
Ojalá el clima sea menos agresivo con nuestra gente en los siguientes días… aquí en Xalapa, en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río, Banderilla, Tlalnelhuayocan y demás lugares donde el crecimiento urbano, la plancha de concreto y el desinterés de nuestras autoridades, han sentado sus reales…
Era cantar algo así como:
“Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva/ los pajaritos cantan, las nubes se levantan/ ¡Que si, que no, que caiga un chaparrón…”
Escucho los truenos… ¡Cómo cambian las cosas cuando vamos creciendo! en mi adolescencia, recuerdo que en la película de “Poltergeist”, para calmar a un infante, un adulto le dice que cuando vea el relámpago, cuente hasta que oiga el trueno… dependiendo de cuánto tarde en escucharse, será la distancia de la tormenta, si está cerca o lejos…
Realmente a los truenos no les tengo miedo… creo que Harry, mi buen compañero canino, sí. Cada vez que los escucha, si vamos en la calle, me pide con su negativa a seguir dando la vuelta, regresar a la casa… y volvemos sobre nuestros pasos. Es curioso, pero en casa, si lo oye muy cerca, quizás ladre; mientras, no…
A lo que sí le tengo miedo es al relámpago… ahí sí, mis respetos… y es que temo que un rayo me caiga o como coloquialmente se dice: ¡que me parta un rayo!
Los truenos, entonces, no deben significarme más que el anuncio de una tormenta… nada más… o como dijera el poeta Arturo Antonio Torres Muñoz en “Barrunto de Tormenta”:
“Baja, baja, costalito de agua
que la tierra está reseca,
Así canta la hojarasca
Con el viento de tormenta,
mientras al repecho de las peñas
Un ganadero espera
que se cumplan sus deseos.
Ya se ha roto el silencio,
Los callados guacos
Siguen el concierto
de las ranas y las garzas
Iluminadas por pálidos destellos
de los primeros rayos.
¡Que llueva, que llueva!
así cantan los chiquillos
a la virgen de la cueva,
mientras un débil carrizo
ha sido roto por el viento
para crear diminuta flauta
y honrar a la tormenta.”
Bello, ¿verdad? Sin embargo, el Trueno no es igual para todos… por ejemplo:
Para los vecinos de la avenida Luz del Barrio y San Andrés Tlalnelhuayocan, el trueno asume otra acepción para el resto de sus vidas…
Para algunos, será el que tengan que poner a relativa altura sus muebles, electrodomésticos y demás pertenencias, para que las aguas no los dañen…
Para otros, será el recuerdo amargo de la tarde-noche que perdieron sus pertenencias ante el arrastre del agua y lodo que hubo después de la advertencia de muchos truenos….
Para nuestras autoridades de Protección Civil y de Seguridad Pública, así como de instituciones de socorro, como Bomberos y Cruz Roja, significa el prestar ayuda cuando así lo requiera la gente…
No quisiera pensar que los truenos signifiquen para nuestras autoridades estatales y municipales la oportunidad de tener dinero a través de la desgracia de otros en algo que ya se va volviendo previsible en ellos como debiera ser la prevención del desastre: las declaratorias de emergencia.
Los Atlas de Riesgo no dejan de ser buenas intenciones que igual se los lleva el agua cuando ocurre una desgracia por un aguacero… que conste, ya ni siquiera mencionar una tormenta tropical o huracán porque entonces sí, ¡nos lleva la chingada con rondalla, poemas y su Protección Civil guanga!
El trueno entonces, ya no es motivo de juego, barrunto de tormenta ni de miedo, como el de la película de “Ted” (el osito parlanchín), que junto con su amigo, para combatir su temor, inventaron una canción no apta para castos ojos y oídos:
“Cuando escuches el sonido de truenos / no te asustes tanto / sólo toma a tu compañero de trueno y di estas palabras mágicas / chinga a tu madre, trueno / puedes chuparme el pito / no puedes ‘tronearme’ porque sólo eres un pedo de Dios….”
Ojalá el clima sea menos agresivo con nuestra gente en los siguientes días… aquí en Xalapa, en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río, Banderilla, Tlalnelhuayocan y demás lugares donde el crecimiento urbano, la plancha de concreto y el desinterés de nuestras autoridades, han sentado sus reales…
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