Felipe de Jesús Fernández Basilio
Desde A Janela
En la colaboración anterior se abordó el tema de la creación de la “Guardia Nacional” pedida por el Presidente de la República desde el punto de vista político en donde vimos cómo se acotó parcialmente lo solicitado por el titular del Ejecutivo federal.
En esta ocasión abordaremos el tema de la futura Guardia Nacional en función de los resultados que de ella se esperan y de que si va a ser realmente innovadora o solo va a ser más de lo mismo.
De acuerdo a los instrumentos que hasta ahora se conocen, tales como la minuta del proyecto de reforma constitucional que se encuentra en las legislaturas de los estados así como los anuncios que ha hecho seguridad pública, sabemos que se pretende crear una corporación de seguridad integrada principalmente por elementos de las fuerzas armadas, ya que estará conformada en su mayoría por elementos formados por el ejército y la marina armada, quienes aunque tengan licencia formal en sus instituciones seguirán siendo miembros de las mismas y estarán acuartelados en instalaciones militares a más de que se conducirán con la disciplina propia de la milicia.
Pues bien, nada de esto es nuevo ya que tanto Calderón como Peña intentaron militarizar la seguridad interna del país, ya que al igual que López lo hace ahora, pensaron que la única manera de acabar con el crimen organizado es utilizando toda la fuerza del Estado en su contra, lo cual es un error como veremos más adelante.
Desde el punto de vista operativo la verdadera fuerza del crimen organizado reside en que realiza pequeños ataques para luego desaparecer y volver a aparecer con otro ataque en otro lugar; lo cual lo hace muy similar a lo que se conoce como guerra de guerrillas o incluso a la insurgencia armada y al igual que en los casos señalados cuenta con una gran cantidad de células con jefecillos organizados jerárquicamente y tienen una amplia aceptación social en un determinado territorio el cual por cierto, conocen perfectamente.
Lo anterior los convierte en un verdadero dolor de cabeza para los ejércitos, ya que éstos están diseñados para librar guerras a gran escala en las que se atacan o defienden territorios u objetivos en contra de otro ejercito con similares características y quienes generalmente pelean de frente en lo que se conoce como la guerra convencional, la cual dicho sea de paso es mucho más destructiva que cualquier otro tipo de guerra, mas históricamente está comprobado que los ejércitos profesionales resultan poco efectivos para combatir en una guerra de guerrillas.
Y esto es así, porque los ejércitos están diseñados para avanzar a frontalmente o para defender una línea o una posición y no para pelear contra gavillas que atacan repentinamente desde cualquier lugar y que gracias apoyo social con el que cuentan si son sacadas de un lugar vuelven a aparecer con renovados bríos en cualquier otro, es decir son como las cabezas de la Hidra de Lerna, a la que si le cortaban una cabeza le salían dos y más fuertes que la que le era cercenada.
Por esa razón los ejércitos profesionales generalmente fracasan cuando se tienen que enfrentar a este tipo de guerrilleros, ya que les resulta casi imposible sofocar a estos grupos que se mueven de un lugar a otro con mucha facilidad y que para colmo son apoyados por los lugareños, aunado a que si alguno es reducido surgen nuevos con mucha facilidad; razones que aparte de que hacen prácticamente imposible lograr una victoria militar definitiva, someten a los milites a una guerra de desgaste en la que no van a salir victoriosos, ya que para lograrlo necesitarían cubrir absolutamente todo el territorio y no hay ejército en el mundo que alcance para ello.
Debido a esa situación muchos países han apostado a otras medidas desde el campo operativo para afrontar este problema, que no es exclusivo de México, y lo han hecho usando las mismas tácticas de guerrilla que usan los criminales, ya sea creando grupos de contraguerrilla, situación que no es recomendable debido a que éstos se pueden salir de control, o bien creando comandos policiales de inteligencia que se encarguen de investigar y en su momento desarticular a las bandas criminales; lo que sumado a una serie de políticas tanto de desarrollo como represivas que minen el apoyo social dado a esos grupos delictivos bien podrían tener mucho más éxito que el solo uso de las fuerzas armadas, ya que como se dijo por muy preparadas, equipadas y disciplinadas que se encuentren, no son la solución para esta situación.
Mas ese es precisamente el problema de México, ya que nunca se ha contado con policías profesionales ni tampoco se ha buscado formarlas y cuando se ha intentado se ha hecho con timidez, porque siempre se ha desconfiado de la policía como tal, creyendo erróneamente que la policía no sirve más que para perseguir faltas a quienes cometen faltas administrativas y por ello nunca se han profesionalizado en lo general ni mucho menos se han creado cuerpos de élite que sean aptos para desarticular al crimen organizado.
Por lo anteriormente comentado es que soy de la opinión de que el gobierno actual está cayendo en el mismo error en el que incurrieron los anteriores y sigue actuando con la misma miopía y desgraciadamente el resultado va a ser el mismo: darle unos cuantos golpes a la delincuencia y ésta se va a regenerar con mayor fuerza y así seguirá siendo por varios años más hasta que se den cuenta que solo se va poder combatirla con inteligencia, tal y como hizo Heracles o Hércules con la referida Hidra de Lerna al hacer que su sobrino cauterizara cada cabeza que cortaba para evitar que le salieran más, hasta que la mató.
Pero para ello, urge cambiar la estrategia y apostar más por la inteligencia policial y así parafraseando a Clinton en su primera campaña presidencial, debemos de decirle sin ánimo de ofender, pero sí de llamar la atención al Gobierno Federal tal y como éste le dijo a Bush padre: ¡Es la inteligencia policial, estúpido!
Twitter: @FelipeFBasilio
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