Salvador Muñoz
Los Políticos
Los discursos de nuestros gobernantes contrastan con lo que la realidad nos muestra cada día… claro, para ello, a veces hay que voltear, observar y en última instancia, abrir los ojos.
Si bien es cierto que una de las demandas ciudadanas más exigidas por siempre es la seguridad, bandera que izó el presidente Calderon en su gobierno, olvidó su promesa inicial: el empleo.
En el caso del Gobierno estatal, el asunto va por las mismas… sí, es posible como la canta el titular de Sedecop: Hay generación de empleo, pero el asunto es el pago.
Encontrar un empleo bien remunerado es tan difícil como encontrar un tesoro en el contenedor de la basura…
II
Y sí, a veces uno se encuentra tesoros, como aquel amigo que me contaba que durante unas vacaciones, antes de salir de casa, decidió esconder en los botes de basura, entre los desechos, las alhajas y joyas de la familia porque consideró que si algún ladrón irrumpía en su domicilio durante su ausencia, no husmearía en la basura.Entonces salió con su familia de viaje y cuando regresó, pudo percatarse que todo estaba en orden, pero llegar tras vacaciones a casa resulta agotador, de inmediato hicieron cama y a dormir. Al día siguiente, las actividades cotidianas se realizaron y fue hasta en la noche que su mujer preguntó por las joyas y las alhajas… de inmediato se dirigió el amigo a los botes de basura pero ¡oh! por la mañana, su mujer, al toque de la campana, había sacado la basura… buscaron, fueron al depósito, pero nada… lo más afortunado que pudo haber ocurrido, es que algún recolector de basura se hubiera encontrado ese tesoro…
Yo he sido menos afortunado en las cuatro ocasiones en que me he involucrado en un contenedor de basura. Inolvidable mi aventura entre bolsas y desechos cuando mi mujer tiró por accidente un papel de suma importancia para ella… con mi pavor a las ratas de por medio busqué el dichoso documento que sólo encontré en un pedacito pero con el folio que requería mi esposa…
Las siguientes veces fueron menos tormentosas, pues ya no entré, a lo más, me asomé.
Hace unas semanas vi cómo un grupo de niños se acercaba a la puerta del contenedor y uno de ellos, con un dejo de audacia, cerró la puerta de golpe… por lo regular, gallinas, gatos, ratas y tordos se aventuran a entrar y pensé que a lo mejor alguno de ellos había sido atrapado en la maldad infantil, así que me acerqué y al abrir, me encontré con un pepenador que, habitualmente, alivia su frío y hambre con una anforita de alcohol. Yacía en el suelo. «Hey, amigo… ¿estás bien?», pregunté pero sólo obtuve como respuesta un gruñido, pues un perro se abalanzó a la puerta… cuidaba el sueño del pepenador que decidió dormir ¡entre basura!
Después, mientras convalecía de mi dengue, me asomé a la ventana y caminando tranquilamente, un sujeto con una botella de plástico, aspiraba profundamente pegamento amarillo. Empezó el aguacero y enfiló sus pasos hacia el contenedor y allí se refugió de la lluvia.
Casi una hora después, tuve que salir al dentista y por morbo, curiosidad o cuzco, como quiera, me asomé al contenedor ¡y ahí estaba el chemo! entrándole duro al cemento…
Pero la última ocasión, ésa fue deprimente.
Iba acompañado de mi esposa cuando a lo lejos, vimos a un niño entre siete y diez años que cruzaba la calle y se metía a uno de los contenedores de basura, deslizando la puerta para medio cerrarla. Al otro lado de la acera, su familia, integrada al parecer por una abuela, su madre y dos niños más, hurgaban en la basura de otro contenedor.
Lo que me describió mi esposa me dio asco:
Al pasar junto al contenedor, vio al niño con los pantalones y calzones abajo ¡defecando y tomando papeles de entre la basura para limpiarse el culo! ¿Entiende mi asco? No tanto por el hecho fisiológico y por su aseo, sino por la ausencia de condiciones en la mente del pequeño y de su familia, para considerar que eso que hacía ponía en riesgo no sólo su salud, sino hasta su integridad física.
Familias enteras se meten entre la basura… Juanito, quien siempre mienta madres porque le ganan el cartón, se mete entre la basura… Chepe, el jardinero, ocasionalmente se mete entre la basura… ¡hasta yo me he metido entre la basura! Es entonces que cuando uno alcanza a ver, a observar, a mirar o a abrir los ojos a tanta basura, heces, ebrios, drogadictos y animales, en nuestro entorno, se puede dar cuenta que apestan más los discursos de nuestros gobernantes que el contenedor cerca de mi casa.
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