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    Luis Alberto Romero

    Hora cero

    A pocos días de la elección interna por la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional, los focos rojos comenzaron a encenderse en el equipo del ex gobernador Miguel Ángel Yunes, que lanzó al ruedo a José de Jesús Mancha Alarcón.

    El problema para dicha causa es que este personaje, quien busca un segundo periodo al frente del partido en Veracruz, nunca pudo consolidar un liderazgo real en el partido, y centra sus argumentos en la protección del poderoso grupo Yunes.

    De hecho, Mancha Alarcón carece de otro argumento para la contienda y sólo avanza debido a que va aferrado a las valencianas del ex gobernador.

    Es tal el riesgo de la derrota, que Yunes Linares ya habría analizado la posibilidad de un acuerdo con Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, el contendiente de Pepe Mancha.

    Guzmán Avilés no sólo ha capitalizado las adhesiones que genera su movimiento, sino que ha sumado a quienes no ven con buenos ojos que el blanquiazul permanezca bajo el dominio, poder y control de Yunes Linares.

    La ecuación parece simple: si Pepe Mancha gana la elección, el próximo candidato a gobernador será Miguel Ángel Yunes Márquez. Si pierde, el panismo veracruzano tendrá una nueva configuración y registrará un reacomodo de fuerzas, abriendo el abanico para que surjan nuevas figuras que den la pelea por los espacios en disputa.

    Eso lo saben bien todos los grupos que tiene el partido en Veracruz y por ello diversos liderazgos se han sumado a la causa de Guzmán Avilés, conocido en el ambiente político como el cacique de Tantoyuca.

    Debido a esa lógica, los grupos que encabezan Víctor Serralde, Julen Rementería y Enrique Cambranis, se organizaron para dar la pelea, que no es contra Pepe Mancha, a quien ubican como figura menor dentro del panismo veracruzano, sino contra la continuidad de Yunes en el control del comité estatal.

    Otro punto: sin tantos apoyos, Guzmán Avilés logró un empate en la pasada contienda interna en que se enfrentó a Mancha Alarcón, quien no pudo imponerse, a pesar de contar con todo el apoyo de Yunes, entonces gobernador del Estado.

    Hoy, sin el gobierno estatal cobijándole, Pepe Mancha parece condenado a una derrota, sobre todo porque ahora el de Tantoyuca tiene el apoyo de Julen, Serralde, Bingen y Omar Miranda, quienes en la primera vuelta estaban con el grupo yunista o bien se mantuvieron al margen.

    Por ello, desde el búnker del grupo de Yunes se lanzaron dos señalamientos contra Joaquín Rosendo Guzmán; el primero va en el sentido de que a dicho grupo lo apoyaría el actual gobierno estatal de Morena, con el fin de sacudirse al equipo del ex gobernador; el segundo se refiere a que el fortalecimiento del ce Tantoyuca obedece a la traición de Julen Rementería.

    En el primer caso, el yunismo argumenta que esa suma –Morena-Guzmán Avilés– intenta sacarlo de la contienda de 2024; en el tema de la traición, es claro que Yunes y su alfil Pepe Mancha subestimaron el incuestionable peso que en el panismo tienen Serralde, Tito Delfín, Julen y Cambranis.

    El punto es que entre Joaquín Rosendo, Tito Delfín y Cambranis dieron la pelea a Yunes e impidieron la reelección; ahora, una vez que Julen Rementería, Serralde y liderazgos más locales como el de Omar Miranda en Xalapa se sumaron a ese grupo, parece que esa contienda interna ha quedado definida; y precisamente por ello se fortalece la especie en el sentido de que Yunes podría pactar con Guzmán Avilés, lo que dejaría solo a José de Jesús Mancha. @luisromero85

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