Sergio González Levet
Sin tacto
Por número de alumnos, planteles y docentes, y hasta hace poco por calidad, el Colegio de Bachilleres de Veracruz es el subsistema más importante en el nivel de la educación media de Veracruz.
Tiene en operación 71 planteles distribuidos en toda la geografía estatal, y en ellos cerca de 5 mil maestros dan clase a más de 70 mil alumnos.
Manejaba, hasta antes de la austeridad, alrededor de mil millones de pesos de presupuesto anual y, de acuerdo con información oficial, para 2019 se incrementó significativamente hasta 1,568 millones 19,371 pesos, una bonita suma que permitiría mejorar la calidad del servicio educativo, así como pagar completos los salarios y prestaciones y conquistas sindicales de los empleados y docentes… y hasta sufragar algunas travesurillas.
No sabemos los veracruzanos a ciencia cierta qué tanto de ese presupuesto autorizado recibió realmente la institución, porque los gobiernos del cambio han pasado de la oscuridad informativa de sus antecesores al limbo de las cifras, pues no quieren dar cuenta fehacientemente de qué manera han ejercido los presupuestos.
Pero, en fin, me ocupo de decir aquí que el licenciado Alejandro de la Cruz Garnica Fernández fue nombrado como el segundo Director Administrativo del Cobaev en la administración cuitlahuista, en febrero de este año, en sustitución de Ocelotl González Sosa, quien había llegado en diciembre al puesto con el impulso de Jorge Miguel Uscanga Villalba, el Subsecretario de Educación Media y Superior que sustituyó a su prima hermana, la maestra Denisse Uscanga Méndez, hija del reconocido político veracruzano Jorge Uscanga Escobar.
Resulta que Ocelotl (“tigre” en náhuatl) como Director de Administración no supo hacer honor a su nombre o su padrino no tuvo la fuerza para mantenerlo en esa jugosa posición, y así llegó Alejandro Garnica, quien según los comentarios internos del Colegio fue colocado por la poderosa influencia del subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero (el primo que no es primo, o que sí es primo pero no importa porque Cuitláhuac es un hombre honrado).
Bien, resulta que Garnica Fernández ha tenido en su carrera dentro del sector público muy poca relación -o ninguna de plano- en el ramo educativo, aunque lo salva su experiencia en el ámbito del manejo de finanzas.
Como se ve, no se necesitan perfiles educativos para manejar los dineros de una institución con tantos recursos como el Cobaev, sino conocimientos para ordenar los asuntos administrativos en general.
Algunos dicen que es por el significativo padrinazgo que lo cobija y otros por su capacidad administrativa, pero corre libremente en los planteles del Colegio de Bachilleres el rumor de que se ha vuelto una especie de poder tras el trono desde la entrañable posición en que está situado, justo en el lugar en donde está -es una figura literaria- la caja fuerte.
El Cobaev necesita perfiles experimentados, como el caso de Alejandro Garnica, aunque en el ámbito de la educación, porque no es exagerar decir que va en caída perfecta en sus indicadores de calidad y cobertura.
Y esa noble institución no se merece ese destino. ¿Verdad Gobernador?
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