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    Teresa Carbajal

    Debo no niego; pago lo justo

    Fabián vive en el Puerto de Veracruz y actualmente trabaja en una plataforma, ayer después de su descanso debía volver pues su actividad es “esencial” sin embargo, por los síntomas que presentaba su médico le indicó no abordar y practicarse la prueba solo para confirmar que es portador de la enfermedad pues su compañero de dormitorio acaba de dar positivo.

    Hace tres años perdió su anterior puesto de trabajo y con él los ingresos que le permitían cumplir con los pagos de sus tarjetas de crédito como cliente “totalero”, la repentina e inesperada disminución de ingresos le hizo modificar sus hábitos de consumo y su economía familiar, ahorrando siempre al máximo y esperando obtener otro empleo que le devolviera su solvencia.

    Una a una fue tratando de saldar sus cuentas, en ocasiones tomaba de una tarjeta para pagar los intereses de otra y así sucesivamente. Dejar de pagar, nunca fue una opción para él, pero pagar solo el mínimo incrementó los montos de las deudas por intereses hasta que ya no pudo más y dejó de pagar.

    Al comienzo de la pandemia solo le quedaban tres cuentas por cubrir, con dos bancos llegó a acuerdos, no así con Santander, pues lo más que ha logrado es un ofrecimiento para reestructurar. Amargas experiencias le han hecho comprender que reestructurar es negociar bajos las reglas del banco y él lo que desea es una “buena oferta” para liquidar y olvidarse del problema en definitiva, pues su mayor preocupación de ahora es perder el empleo.

    Las noticias sobre el virus y su tasa de mortalidad, sumadas a los mensajes diarios a su celular en donde su banco le exigía el pago inmediato para regularizar la cuenta con atraso, le hacían caer en desesperación por su imposibilidad para hacerlo en los términos propuestos, derivando su impotencia en el deterioro de su salud física y emocional.

    Ayer que recibió la atención médica por los síntomas que presenta y el temprano diagnóstico llamó a su trabajo para que le practiquen la prueba pues el costo de ésta es muy alto para sus posibilidades sin embargo recibió una negativa y la indicación de aislarse.

    Fabián se puso en contacto con el Barzón porque quiere ayuda para negociar su deuda y lograr un pago justo ahora que se enfrenta a una dura prueba: luchar por su vida bajo la preocupación de la deuda con Santander.

    Es cierto, nuestros días transcurren bajo estrés constante por las cifras que reporta la enfermedad, aun no hay una ruta clara o fecha de salida a “la nueva normalidad” y cada día más personas pierden su empleo, apenas el miércoles se reportaba la pérdida de poco más de medio millón de plazas de trabajo cifra histórica de nuestro país.

    Nuestra prioridad, por ahora, debe ser salvaguardar nuestra salud y estabilidad mental y emocional: resistencia compañeros, resistencia, para no ser vulnerables a esta o cualquiera otra enfermedad.

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